Hace 65 años, el 4 de marzo de 1960, obreros portuarios se dedicaban a la descarga del buque francés La Coubre, anclado en el puerto de La Habana, a donde llegó con una carga de armamento necesario para la defensa de la naciente Revolución Cubana. Alrededor de las 3:10 p.m., una explosión estremeció la tierra, los postes del tendido eléctrico temblaron y un enorme hongo negro se elevó sobre el muelle con trozos de metal, madera y fragmentos de metralla que fueron cayendo en un radio de 500 metros.
Por: Oscar H. Avellaneda (*)
Soldados del Ejército Rebelde, de la Policía Nacional Revolucionaria, bomberos y Pueblo en general, acudieron de inmediato a prestar ayuda. Empezó el rescate de heridos y traslado de cadáveres, cuando una segunda explosión cobró nuevas víctimas entre quienes desafiando el peligro, habían tenido ese gesto de Solidaridad Humana. El resultado final fue la muerte de 101 personas, incluyendo seis marinos franceses, 34 desaparecidos, 400 heridos o incapacitados de por vida, y como consecuencia, decenas de viudas y 82 niños huérfanos.
Desde diferentes puntos de la ciudad acudieron con rapidez el Che (quien empezó a atender los heridos a las afueras del muelle) y Fidel y Raúl Castro, a quienes les faltaron unos 300 metros para llegar al barco cuando se produjo la segunda explosión a las 3:45 p.m. (35 minutos después).
A las diez de la noche Fidel convocó al Consejo de Ministros y entre otros, se aprobó entregar un millón de dólares del presupuesto nacional para ayudar a las familias de las víctimas, incluyendo las familias de los seis marinos.
De acuerdo al resultado de las investigaciones todas las evidencias señalaron a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos (EEUU), como la responsable de este acto terrorista que adquirió al día siguiente una especial relevancia para la historia de Cuba:
Frente al intento de aterrorizar al Pueblo cubano para que desistiera del esperanzador camino recién emprendido, la respuesta expresada por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz en el sepelio de las víctimas fue la de resistir y luchar hasta la última gota de sangre, lo que quedó resumido a partir de ese día y para siempre en el grito de ¡PATRIA O MUERTE !
Después del triunfo de la Revolución, el 1° de enero de 1959, el Gobierno de EEUU había hecho todo lo posible por impedir que Cuba adquiriera armas en países de Europa occidental. Los intentos realizados por funcionarios cubanos ante el Reino Unido, con el propósito de sustituir aviones de combate de la pequeña Fuerza Aérea cubana por otros más modernos fracasaron por la directa intervención estadounidense, e Inglaterra se negó a entregar 15 aviones que ya habían sido pagados, pero tampoco devolvió el dinero.
Sin embargo, a pesar de las gestiones de los diplomáticos estadounidenses ante el Ministerio de Relaciones Exteriores belga y la fábrica productora de los fusiles FAL, se logró firmar un importante contrato, porque ante las constantes amenazas del imperialismo, se hacía absolutamente necesaria la preparación para la defensa de la Patria.
Durante el proceso investigativo fue identificado el interior del compartimiento superior de la bodega número 6, donde se descargaban las cajas de granadas, como el lugar donde se produjeron las explosiones. Quedó demostrado que la caída de una caja de granadas desde cualquier altura no podía provocar su explosión, lo que fue corroborado al disponerse que oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias efectuasen pruebas, lanzando varias de ellas desde una nave aérea en vuelo. No se trató de un accidente, fue un hecho intencional, un sabotaje preparado fuera de Cuba.
Con bastante antelación el Gobierno norteamericano había decidido liquidar a la Revolución cubana por medio de la subversión y la fuerza de las armas, lo que consta en declaraciones de sus más altos dirigentes de aquella época y en múltiples documentos desclasificados posteriormente, en particular los pertenecientes a la CIA, que incrementó desde octubre de 1959 diversas acciones terroristas contra el Pueblo Cubano buscando sembrar el pánico y debilitar su apoyo al proceso revolucionario.
De acuerdo con lo que declaró el entonces convaleciente George Dalmas, capitán de la nave, hubo irregularidades en las operaciones de carga, ya que el anterior embarque se había hecho directamente en el puerto de Amberes, pero el de la nave saboteada se realizó en un río próximo a ese puerto, siendo transportada la carga hacia ese lugar por ferrocarril y trasbordada por medio de lanchas hasta el barco. Dijo, además, que el vapor La Coubre, luego de tener a bordo su cargamento, fue sometido a unas reparaciones y que esto pudiera haber sido aprovechado para realizar el sabotaje. En ese momento transportaba dos pasajeros: un religioso francés que viajaba a México y otro estadounidense, que se dirigía a Miami.
El Gobierno cubano ha denunciado en numerosas oportunidades la responsabilidad de la CIA en la explosión del buque mercante francés, pero más de medio siglo después, el gobierno de EEUU sigue sin entregar documentos de sus archivos secretos relacionados con La Coubre.
Llama la atención que el Estado francés no se interesó en investigar sobre la explosión del navío. Ni realizó un pronunciamiento.
En la ciudad portuaria de Le Havre, Francia, se encuentra la fundación llamada “Association French Lines”, que es la encargada de conservar el patrimonio marítimo francés, un servicio de investigación histórica de distintos fondos de empresas de navegación.
En un trabajo publicado por un periodista de Granma Internacional, Jean-Guy Allard, se dio a conocer que “Entre las más de 30.000 fichas del archivo de la fundación, 79 contienen referencias a los distintos momentos de la existencia de La Coubre. Uno que lleva el número 22091, integrado al fondo en 1997 tiene la descripción siguiente: La Coubre. Explosión en La Habana, reparaciones, fotografías, artículos de prensa, lista de desaparecidos, informe al comité de dirección, condiciones de aseguramiento, correspondencia”.
Este informe, cuyo contenido parece del más alto interés para el conocimiento de detalles inéditos del acto terrorista en La Habana, fue elaborado por los Servicios Jurídicos de la desaparecida Compagnie Générale Transatlantique (CGT) y está marcado ante la mención “Comunicabilidad”, con la asombrosa prohibición: “COMUNICABLE 150 AÑOS”.
No hay que esperar tantos años para conocer lo que ha denunciado Cuba desde que ocurrió la explosión del vapor La Coubre, el 4 de marzo de 1960…
El ex jefe de la contrainteligencia cubana, Fabián Escalante Font, afirmó que para la instalación de la bomba debió haber existido “la colaboración de los servicios de inteligencia de Francia y Bélgica”. Por entonces existía una célula clandestina en el Ministerio del Interior francés, encargada de realizar atentados contra quienes apoyaran la independencia de Argelia. Era el “Service VII”, más conocido como la “Main Rouge”. Cuba era un lugar sin importancia para Francia hasta que los revolucionarios tomaron el poder y dieron reconocimiento al Frente de Liberación Nacional de Argelia (FNL). Entonces los servicios de seguridad de Francia empezaron a trabajar estrechamente con la CIA.
El 5 de marzo de 1960 Fidel públicamente se preguntó: “¿Por qué este interés en que no compremos los medios para defendernos? (…) pretenden intervenir en nuestro suelo?”. La respuesta la recibió el 17 de abril de 1961, cuando se produjo la fracasada invasión de Playa Girón.
Al respecto Hernando Calvo Ospina, escribió la investigación “El enigma de la Coubre”, publicada por la Editorial Nuevo Milenio, que no solo se centró en los hechos del atentado, sino que también dio voz a las víctimas y sus familias, así como a testigos que vivieron esa tragedia.
El presidente Miguel Diaz-Canel puntualizó en su cuenta de X: “Conmemoramos hoy el aniversario 65 del sabotaje de la CIA contra el barco francés #LaCoubre, anclado en la bahía de La Habana. Por ese acto terrorista que dejó un centenar de muertos y más de 400 heridos, EEUU debería encabezar su lista de patrocinadores del terrorismo.
No se trató de un accidente sino de un hecho intencional, contra civiles inocentes lo cual constituye un crimen de lesa humanidad y denota el desprecio del imperialismo norteamericano al derecho de las personas a la Vida, su desprecio al Pueblo cubano y su cinismo en relación con los Derechos Humanos.
Este 4 de marzo un Tribunal simbólico en La Habana analizó los hechos acaecidos a solo 15 meses del triunfo revolucionario que concluyó con una firme condena a los EEUU y un acto cultural que incluyó el poema “Por esta libertad” del poeta mexicano-cubano Fayad Jamís:
“Por esta libertad de canción bajo la lluvia
habrá que darlo todo.
Por esta libertad de estar estrechamente atados
a la firme y dulce entraña del Pueblo
habrá que darlo todo
Por esta libertad de girasol abierto en el alba de fábricas
encendidas y escuelas iluminadas
y de esta tierra que cruje y niño que despierta
habrá que darlo todo
No hay alternativa sino la libertad
No hay más camino que la libertad
No hay otra Patria que la libertad
No habrá más poema sin la violenta música de la libertad.
Por esta libertad que es el terror
de los que siempre la violaron
en nombre de fastuosas miserias.
Por esta libertad que es la noche de los opresores
y el alba definitiva de todo el Pueblo ya invencible.
Por esta libertad que alumbra las pupilas hundidas
los pies descalzos
los techos agujereados
y los ojos de los niños que deambulan en el polvo.
Por esta libertad que es el imperio de la juventud
Por esta libertad
bella como la vida
habrá que darlo todo
si fuere necesario
hasta la sombra
y nunca será suficiente.”
(*) Miembro del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba