Nuestra historia, esa que contaremos de aquel 12 de octubre de 1492, no comienza en aquel año, sino en el año 2002, cuando el Comandante Supremo de la Revolución Bolivariana HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS decretó conmemorar cada año el: “Día de la Resistencia Indígena”, fecha destinada …”a reconocer nuestra autoafirmación americanista por la unidad y diversidad cultural y humana, reivindicando tanto a los pueblos indígenas de América como los aportes de los pueblos y las culturas africanas, asiáticas y europeas en la conformación de nuestra nacionalidad, en el espíritu del diálogo de civilizaciones, la paz y la justicia”.1

Y al final, aquella aspiración reivindicativa de nuestros pueblos originarios se cumplió en un acto que vino a poner en su justa medida la verdadera significación de aquellos hechos, que fueron inicio de un proceso de guerra contra la invasión europea y el exterminio sistemático de poblaciones enteras. Venezuela se erige, ante el concierto de las naciones, como un país de elevado nivel de conciencia y reflexión sobre su realidad nacional, conciencia sobre los procesos desencadenantes de su identidad y reparar moralmente el daño infringido a su ancestralidad aborigen.

1 Gaceta Oficial. Caracas, 10 de Octubre de 2002, N° 5.605, Extraordinario

Lo hasta entonces logrado era impensable, eso solo fue posible gracias a la Revolución Bolivariana y al empeño de nuestro Comandante Chávez. Cambiar el sentido a una efeméride que celebraba el denominado: “Día de la Raza” como “reconocimiento de la hispanidad” como labor civilizatoria del invasor europeo, que pretendía y sigue pretendiendo justificar la invasión, conquista, “pacificación” y colonización española del Continente americano en nombre de la Fe y de ese “regalo de muerte” que nos trajeron; ahora más que nunca reivindicamos el carácter aguerrido de nuestros pueblos aborígenes en su insurgencia por la vida y la paz así como su derecho a la autodeterminación como pueblo.

La historia que debemos contar de la resistencia indígena, es la memoria insurgente de un pueblo que ha luchado gradual y sistemáticamente durante los últimos 530 años por la conquista de sus derechos sociales y la reivindicación de sus ancestralidades aborígenes, africanas e incluso hispanas, en la medida de la que muchos de los protagonistas no estuvieron de acuerdo con aquellos hechos y decidieron al igual revelarse contra la “espada y la cruz civilizadoras” de Europa.

Caracas ciudad insurgente de América, tiene una inmensa tarea y un gran compromiso con nuestro COMANDANTE SUPREMO HUGO CHÁVEZ y el hermano PRESIDENTE NICOLÁS MADURO MOROS. Debemos escribir otra historia, seguir hurgando en los papeles de archivo, escribir la historia de las batallas y el protagonismo de los indios caracas, toromaymas, de la nación Teque y de tantos pueblos que nunca se rindieron, que jamás se pusieron al servicio del colonialismo español y que entregaron su vida con dignidad. A ellos y a ellas, líderes de la resistencia

anticolonial caraqueña es a quienes celebramos hoy. Al valiente Guaicaipuro, a Tamanaco, a Tiuna, a Baruta, a Chacao, a Urquía y Tiaora, esposa y hermana de Guaicaipuro, porque de ahí venimos nosotras y nosotros.

Esa es la verdad, tenemos el compromiso de desmontar los mitos de la historia oficial de la IV República, la que nunca se atrevió a rechazar y desdecir los crímenes contra la millones de hombres y mujeres, de niños y adolescentes, de ancianos que se vieron obligados a vivir los sinsabores de la guerra, de la subordinación y la esclavitud disfrazada de encomienda, catecismo y servicio a un Rey que le eran ajenos; en fin, crímenes contra la humanidad. Por esta causa, se estima que solo hacia inicios del siglo XVII 60 millones de indígenas habían muerto, es decir, de alrededor de un 90% de la población.

Con las batallas por la Independencia se expresaron de nuevo confuerza las grandes esperanzas de trascender aquella deplorable situación. Esas fueron las banderas de Gual y España, las banderas de las y los insurgentes del 19 DE ABRIL DE 1810, la bandera y el discurso independentista de FRANCISCO DE MIRANDA en sus expediciones libertarias, y el sentimiento de quienes con él defendieron la moción de DECLARATORIA ABSOLUTA DE LA INDEPENDENCIA EL 5 DE JULIO DE 1811 en el Congreso Constituyente de 1811; y esas esperanzas también son parte del fundamento ideológico de la Carta de Jamaica escrita por nuestro PADRE LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR.

No obstante, las estructuras sociales de la Colonia y el carácter excluyente, racista y antipueblo de aquella sociedad se mantuvieron y aún persisten prácticamente intactas; seguimos rindiendo culto a la hispanidad como sinónimo de valores, cultura e historia de la sociedad dominante, por eso en ciudades como en nuestra Caracas tardó tanto derribar los vetustos símbolos del colonialismo español para poder contar con una nueva expresión identitaria de la caraqueñidad y de nuestra venezolanidad.

El genocidio y la discriminación aún siguen rondando nuestra América y están presentes en la baja esperanza de vida, la pobreza, las enfermedades, el alcoholismo, las drogas, entre otros males sociales, por eso nuestro Comandante Chávez nos decía una y otra vez: “la lucha por la Independencia no ha terminado”, de allí que hablemos de la urgente necesidad de descolonizar la historia y reivindicar nuestro pasado con el orgullo de conmemorar la resistencia heroica de nuestros pueblos.

¡QUE VIVA EL GRAN CACIQUE GUAICAIPURO, SIMBOLO DE LA RESISTENCIA ANTICOLONIAL ANTICARAQUEÑA!

Gladys Arroyo
Presidenta de la Fundación Centro de Formación e Investigación Carmen Clemente Travieso,
de la Alcaldía de Caracas y Secretaria del Observatorio Histórico del Gobierno de Caracas.

Jorge Enrique Berrueta Simancas
Director del Archivo General de la Nación y Docente – Investigador de la Universidad Militar Bolivariana UMBV.

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