Hace un siglo, la sociedad colombiana comenzó a vivir conflictos desatados por la irrupción del capitalismo. Las comunidades indígenas emprendieron valiosas luchas para recuperar y defender sus tierras ancestrales; los campesinos desafiaron a los latifundistas por el acceso a la tierra y la joven clase obrera sacudió al país con sus reivindicaciones sociales y políticas. Así, el pueblo trabajador irrumpió en la vida pública del país, inspirado en la construcción de un mundo distinto, justo y más equitativo.

Por: Claudia Flórez Sepúlveda (*)

En julio de 1930, cuando un grupo de hombres y mujeres, que provenían del socialismo revolucionario, crearon el PCC, recogieron buena parte de las experiencias de luchas agraristas, antimperialistas y sindicales, pero a la vez plantearon una ruptura. Convencidos de que los problemas de atraso, pobreza y soberanía solo podrían superarse con una revolución protagonizada por las clases populares, crearon una organización política fundamentada en el leninismo y amparada en las ideas de Marx y Engels, la cual integraría efectivamente el movimiento obrero internacional que trabajaba por la construcción del socialismo.

Para superar el capitalismo y quebrar el sometimiento nacional a los intereses imperialistas, el PCC propuso una revolución protagonizada por la clase obrera que condujera a la superación de toda forma de explotación mediante la nacionalización y socialización de los medios de producción. Y para desarrollar las fuerzas productivas del país, los comunistas consideramos fundamental la solución de la cuestión agraria, poniendo en marcha una reforma que entregara la tierra al campesinado trabajador. Y, además, el PCC reconocía que la revolución colombiana debía emancipar a los pueblos originarios, reconociendo el derecho de las comunidades ancestrales a la autodeterminación.

Entonces, desde su fundación, el Partido se trazó como fin último una revolución socialista que trajera consigo la liberación nacional. Pero también fue comprendiendo, en la práctica, que la lucha por la revolución no excluía el trabajo por reformas que ampliaran las garantías sociales y políticas para las clases desposeídas, más aún en un país controlado por grandes terratenientes y una burguesía parasitaria que confluyen en su intención de recurrir a la corrupción y la violencia para mantener sus privilegios. Por eso, el PCC a lo largo de su historia ha creído en la importancia de la unidad de todas las fuerzas democráticas y populares, y de la defensa de las libertades civiles.

A 94 años de la fundación del PCC, los problemas estructurales que aquejaban a la sociedad colombiana se mantienen; el Partido no ceja en su resolución en la lucha por la revolución socialista. Y, coherente con ello, nuestra organización apoya al primer gobierno popular de nuestra historia contemporánea, asumimos la tarea de sacar adelante las reformas sociales que aquel propone, pues cada cambio que se consiga frente a la salud, las pensiones, la educación, la redistribución de la tierra y el orden laboral, serán conquistas que contribuirán decisivamente a la construcción de un nuevo poder.

*Secretaria general del Partido Comunista Colombiano
Con información de Semanario Voz

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