Las emisiones de CO2 también se pueden medir en términos de desigualdad social. Son ricos quienes más emiten CO2 y más consumen carbono; son pobres quienes menos lo hacen. Es esta desigualdad social sustancial en el mundo de hoy la causa por la cual han fracasado los objetivos de la COP de París.

Por: Gustavo Petro Urrego

Hoy se emite un 12% más de CO2 en el mundo que en el 2010, es decir los sectores más ricos de la humanidad han expandido su consumo de carbono y por tanto las emisiones de CO2, llevando a la humanidad a la crisis actual. Lo que lleva al borde de la extinción de la vida en el planeta, incluida la humana, es el consumo de la clase más pudiente de la humanidad.

Adicionalmente a tal aberración, no se financió el fondo del clima como se prometió, para proteger las poblaciones no emisoras de CO2, es decir, las poblaciones pobres.

El fracaso del acuerdo de París se debe a la resistencia que tiene la actual estructura del poder mundial para eliminar la desigualdad social. Si la actual desigualdad es una desigualdad frente a la emisión de CO2 y al consumo de carbono, la sociedad descarbonizada cambia por completo el sentido de la desigualdad; genera equidades en consumos sin carbono, cambia la correlación mundial del poder.

Ese cambio de poder que entraña la economía descarbonizada retiene la velocidad con la que debería desplegarse. Por eso, no se dan los pasos que garantizarían la vida en el planeta. La actual arquitectura del poder mundial se basa en el consumo de carbono, la descarbonización derrumba esta arquitectura, cambia el poder, y el poder no se cambia por sí mismo.

El capitalismo de los países ricos se resiste a desvalorizar la riqueza propia de sus sociedades basadas en la producción y consumo de carbono; los Estados de los países ricos no pueden ni desean desvalorizar su capital fósil, el capital asentado en el petróleo, el carbón y el gas. Las mercancías basadas en el carbono y la energía fósil demanda el mayor tiempo social de la Humanidad para su producción y es esto lo que da su enorme valor.

Si la tarea de la descarbonización consiste en que la humanidad deje de usar el tiempo social para producir las mercancías/carbono, y deje de utilizar la energía fósil, simplemente todo el volumen de mercancías/carbono se desvalorizará y la actual estructura de la riqueza se derrumbará.

Es otra concepción social de la riqueza la que nace con la descarbonización. La energía fósil ha sido la energía fundamental en el enorme crecimiento de la productividad del trabajo y por tanto de las ganancias de la gente más rica del planeta. Estas gentes que dominan el poder político no permiten que se extinga la base misma de su riqueza.

El sueño americano, el confort europeo, el “síndrome de alcance” de la China o de la India, se basan en el consumo pleno de carbono. El consumo de la parte de la humanidad más rica del planeta, al basarse en carbono, es un consumo basado en la muerte de los demás, porque el consumo intensivo de carbono provoca la crisis climática con su potencial de extinción integral de la vida.

De ahí la enorme capacidad de destrucción democrática que está en la base del sostenimiento del capital fósil. Por otra parte, la transferencia de riqueza del norte hacia el sur para adaptar las poblaciones que no emiten CO2 a las contingencias cada vez más mortales del impacto del clima desbocado, se ven como algo ajeno al mercado.

En el sur, en sus zonas tropicales disminuye el agua líquida, y se provoca el éxodo. El vaciamiento de población del sur y la marcha de Pueblos enteros hacia el norte está en camino. La enorme desigualdad social frente al consumo de carbono, y el incremento cada vez más grande de carbono en la población rica del norte, provoca el éxodo del sur hacia el norte. Hoy son decenas de millones, mañana serán centenares de millones.

¿Qué pasará con ese éxodo? ¿Qué pasará con la democracia? ¿Qué pasará con el Derecho Internacional? ¿Qué pasará con la Humanidad?

Los invito a que imaginemos una fusión, una combinación de hechos. La proyección de la crisis climática en cinco o diez años y el actual genocidio del Pueblo Palestino.

¿Están desconectados estos hechos o podemos mirar allí un espejo del inmediato futuro? El genocidio y la barbarie desatada sobre el Pueblo Palestino es lo que le espera al éxodo de los pueblos del sur desatado por la crisis climática.

Si los portadores de la riqueza del norte, intensiva en consumo de carbono, no permiten apagar las chimeneas emisoras, es decir no dejan de consumir petróleo, carbón y gas; se romperán de manera irreversible los pilares que sostienen la existencia de la vida humana en el planeta, pero esa ruptura se generará de manera desigual. La mayor parte de las víctimas climáticas, que se contarán por miles de millones, estarán en los países que no emiten CO2 o muy poco.

Sin transferencias de riqueza del norte al sur, las víctimas climáticas cada vez tendrán menos agua líquida en sus hábitats y se trasladarán al norte, a donde los deshielos permitirán el agua dulce. El éxodo será de miles de millones. Este éxodo inmenso tendrá respuestas en el Norte. Ya la podemos ver en las conductas anti migratorias de los países ricos y el ascenso de las extremas derechas en ellos.

Hitler está golpeando las puertas de los hogares de la clase media europea y norteamericana y muchos ya lo han dejado entrar. El éxodo será respondido con muchísima violencia, con la barbarie misma.

Lo que vemos en Gaza es el ensayo del futuro. ¿Por qué los grandes países consumidores de carbono han permitido el asesinato sistemático de miles de niños en Gaza?

Porque Hitler ya entró a sus hogares y se alistan para defender sus altos niveles de consumo de carbono y rechazar el éxodo que provoca. Por eso el capital fósil ya no quiere los discursos, que siempre fueron hipócritas, de democracia, de valores humanos, de derecho internacional.

No le importa la vida de los Pueblos que no consumen carbono. Entre el niño que muere bajo la bomba y el capital del sionismo, el capital fósil abraza siempre al sionista y no salvará al niño bajo las bombas.

Ya podemos ver entonces el futuro: el cierre de la democracia, su final, y la barbarie desatada contra nuestros Pueblos, los Pueblos que no emitimos CO2, los Pueblos pobres.

¿Es evitable este futuro de una Gaza generalizada sobre el éxodo creciente de nuestros Pueblos? Claro que es evitable y depende de la lucha misma de la humanidad. Las grandes movilizaciones de los pueblos migrantes ya localizados en los países ricos que comparten las calles de las ciudades de los viejos imperios con los habitantes locales trabajadores, con sus mujeres, con su juventud muestran una fórmula diferente. Faltan los Pueblos del sur.

Las votaciones en las Naciones Unidas sobre la barbarie contra Palestina marcan una fragmentación política mundial. Aún hay países que, a punto de hundirse, como Vanuatu, Fidji y otras islas, votan contra Palestina, pero la inmensa mayoría de los Pueblos pobres del mundo se han unido para detener la barbarie.

Solo votan a favor del genocidio los pocos países de Europa y Norteamérica, los grandes consumidores de carbono. Le tocó al sur unirse con claridad y establecer la alianza con quienes barren las calles, lavan los baños y mueven las máquinas de la industria en el norte y en la China. Si este esfuerzo por mantener viva la idea democrática, sus valores, la defensa del Derecho Internacional no prospera, no habrá humanidad. No hay por tanto alternativa que el camino de siempre, el camino de la unidad de los pobres y su lucha.

Colombia ha propuesto superar la crisis climática a partir del multilateralismo, es decir del Derecho Internacional, de hacer vinculantes los planes de las COP a todas las partes, de crear un espacio de poderes públicos mundiales que planifique la transición hacia la economía descarbonizada; Colombia ha propuesto la reestructuración del sistema financiero mundial, el cambio de deuda pública por emisión de derechos especiales de giro que financien los planes de mitigación y adaptación a la crisis climática. El fortalecimiento y reforma de las Naciones Unidas.

Colombia no firma más contratos de exploración de petróleo, carbón o gas; ha eliminado los subsidios de la gasolina, va a prohibir el fracking en su territorio. Colombia aporta al mundo al disminuir el 70% de la deforestación de su selva amazónica en el último año, y lo ha hecho con sus propios recursos. Colombia ha alcanzado el 70% de su matriz energética en energías limpias.

Colombia espera la unidad de los países del sur en torno a salvar la vida en el planeta y la existencia humana. Quizás si vemos resurgir entre los despojos, una Palestina libre hoy, podremos ver mañana resurgir una humanidad viva en medio de los despojos de la crisis climática.
01 de diciembre de 2023

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