El 26 de marzo se celebra el Día Mundial del Clima. Una fecha que con el paso de los años ha ido adquiriendo más y más peso, ya que los efectos del cambio climático son cada vez más evidentes. La fecha se originó en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992).
Por: Oscar Hernando Avellaneda
El cambio climático ha sido causado por el capitalismo, y sus consecuencias catastróficas sobre el clima mundial son realidades que ya no admiten discusión.
A lo largo de la evolución de la Tierra, han existido diferentes períodos climáticos en los cuales se han sucedido etapas de grandes glaciares y etapas de mayores temperaturas, procesos ocurridos muy lentamente. Sin embargo, el actual Cambio Climático está transcurriendo de forma acelerada, y en esto ha tenido clara influencia la actividad económica capitalista, relacionada con las emisiones de CO2 a la atmósfera provocadas por el creciente consumo de combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas.
Como ha señalado Renán Vega Cantor, las características del Capitalismo, su lógica de funcionamiento, explican que se haya convertido en una fuerza destructiva, que destruye la naturaleza, habiendo originado una nueva era geológica que debe ser llamada: “Capitaloceno”.
Es una fuerza geofísica global, eminentemente destructiva cuyo carácter devastador es de tal dimensión que puede catalogarse como un nuevo meteorito, pero de origen social, similar al meteorito que se estrelló contra el Golfo de México hace 65 millones de años, que produjo la quinta extinción de especies y arrasó con el 90 por ciento de la vida que por entonces existía en la tierra.
Algunos elementos centrales de su funcionamiento son:
Primero: la acumulación capitalista crece en forma exponencial e ininterrumpida en la búsqueda insaciable de ganancias. Para obtenerlas se debe explotar intensivamente a los trabajadores y expoliar el medio ambiente, sin interesar si se destruyen otras formas de vida. Se supone que puede haber crecimiento al infinito, como requisito de la acumulación de capital, en una tierra cerrada y limitada en recursos.
Segundo: para obtener ganancias el capital rebasa las fronteras nacionales y se expande por el mundo en búsqueda de fuentes de materias primas, trabajo barato y nuevos mercados de inversión y consumo. Incluso, algunos lunáticos hoy hablan de la “colonización de Marte”, como forma de huir de la tierra. Esta expansión tiene como motor principal la competencia desenfrenada de capitales, que primero compiten a escala local y luego en el mundo entero.
Tercero: busca obtener utilidades en el corto plazo. No se tienen en cuenta los tiempos de la naturaleza, sino los tiempos del capital y los negocios. Como consecuencia se aniquilan los ecosistemas, tal y como lo evidencia la explotación mineral o de hidrocarburos, ya que no se tiene en cuenta el tiempo de reposición de ellos (cuando hablamos de bienes renovables) y se actúa en contra de los límites naturales.
Cuarto: para conseguir el incremento de ganancias en forma permanente se produce un crecimiento ininterrumpido de las fuerzas productivas-destructivas, lo que se expresa entre otras cosas en el desarrollo de la tecnociencia, lo que lleva a inventar tecnologías más potentes, y que consumen mayores cantidades de materia y energía, para extraer más materia y consumir hasta la última porción de energía disponible. Esto genera una particular forma de arrogancia tecnocrática, para la cual no hay límites naturales, ni de ninguna otra índole, y que postula que tarde o temprano se encontrarán las soluciones técnicas a los problemas que ha generado el capitalismo.
Quinto: se estructura una jerarquía de valores que exaltan la competencia, el individualismo, el egoísmo, la codicia, la sed de ganancias, el consumismo, la explotación de otros seres humanos, como propias de la “naturaleza humana”. Esos valores son inculcados desde la escuela, y por los medios de comunicación, lo que “legitima” al capitalismo, que es visto como el orden natural de las cosas, un sistema eterno e insustituible, y:
Sexto: la producción de mercancías obliga a su consumo, para poder obtener ganancias por parte de los capitalistas. Esto conduce a impulsar el consumo, creando necesidades artificiales e innecesarias, como puede verse hoy al examinar gran parte de las mercancías que se generan en el capitalismo, muchas de las cuales son inherentemente nocivas. Con estos elementos, puede concluirse sin mucho esfuerzo que el capitalismo es insustentable a corto plazo.
Entre los cambios que ha generado el capitalismo se encuentran:
-El aumento en los niveles de C02 en la atmósfera, que modifica el clima y aumenta las temperaturas, de tal forma que no había sucedido hace 66 millones de años.
-El aumento en la tasa de extinción de la fauna y flora a niveles sin precedentes desde la aparición del ser humano (“homo sapiens”) sobre la Tierra.
-La producción masiva de plásticos, que inundan ríos, lagos y océanos, interfiriendo en la vida de miles de especies.
-La utilización de fertilizantes, que ha duplicado la cantidad de nitrógeno y fósforo en las tierras de cultivo. Se calcula que esto puede causar un impacto sobre el ciclo de nitrógeno que no se presentaba hace 2.500 millones de años.
Los rasgos distintivos del capitaloceno no apuntan a señalar en abstracto al ser humano como una fuerza geológica de extinción masiva, sino al sistema capitalista, como una forma de organización social e histórica particular, cuyo funcionamiento ocasiona los problemas que vivimos en la actualidad.
Desde su origen el “Homo sapiens” ha vivido en diversas formas de organización social, y en ninguna de ellas se puso en peligro global la supervivencia de la Humanidad y de otras formas de vida a una escala masiva, como hoy acontece.
Hace más de 30 años, durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, efectuada en Río de Janeiro, Brasil, el 14 de junio de 1992, Fidel afirmó:
“Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre. Ahora tomamos conciencia de este problema cuando casi es tarde para impedirlo. Es necesario señalar que las sociedades desarrolladas son las responsables fundamentales de la atroz destrucción del medio ambiente (…) El deterioro acelerado y creciente del medio es, hoy día, posiblemente el peligro a largo plazo más grave que enfrenta toda la especie humana en su conjunto, y muy en particular el aún llamado Tercer Mundo. Junto con el riesgo todavía presente de la destrucción nuclear, se trata de la peor amenaza que tiene planteada ante sí la humanidad. En lo que respecta a los países subdesarrollados, es uno de los factores que agrava con más fuerza las condiciones de vida de cientos de millones de personas en el Tercer Mundo”.
Y acertadamente el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha puntualizado:
“Colombia ha propuesto superar la crisis climática a partir del multilateralismo, es decir del Derecho Internacional, de hacer vinculantes los planes de las COP a todas las partes, de crear un espacio de poderes públicos mundiales que planifique la transición hacia la economía descarbonizada. Colombia ha propuesto la reestructuración del sistema financiero mundial, el cambio de deuda pública por emisión de derechos especiales de giro que financien los planes de mitigación y adaptación a la crisis climática. El fortalecimiento y reforma de las Naciones Unidas”.
“Colombia no firma más contratos de exploración de petróleo, carbón o gas; ha eliminado los subsidios de la gasolina, va a prohibir el fracking en su territorio. Colombia aporta al Mundo al disminuir el 70% de la deforestación de su selva amazónica en el último año, y lo ha hecho con sus propios recursos. Colombia ha alcanzado el 70% de su matriz energética en energías limpias”
“Colombia espera la unidad de los países del sur en torno a salvar la vida en el planeta y la existencia humana. Quizás si vemos resurgir entre los despojos, una Palestina libre hoy, podremos ver mañana resurgir una humanidad viva en medio de los despojos de la crisis climática”.
La lucha por transformar la sociedad construyendo el Socialismo, como paso inicial hacia la sociedad comunista a nivel Mundial, es hoy una necesidad apremiante. Una verdadera urgencia a nivel global, para detener no sólo el Genocidio del Pueblo Palestino, sino evitar una tercera guerra mundial y detener el Cambio Climático para evitar la extinción de la especie humana.