Un panorama desalentador para el ejercicio de esta profesión, en el que el Estado tiene una gran responsabilidad
Hace pocas semanas, en uno de los consejos de ministros televisados, Gustavo Petro, en su debate con el poder mediático, parte de la oposición, expresó: “Yo si creo que la @FLIP_org nos ayudaría muchísimo, en términos de libertad de prensa, si se públicara un cuadro de los salarios promedios de las y los reporteros, la sindicalización y la estabilidad laboral de los periodistas, por cada medio de comunicación en Colombia, público o privado. Estos indicadores nos mostrarían si en verdad hay libertad de expresión y prensa en Colombia o no”.
Por: Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
La preocupación del primer mandatario es válida, pero es tardía por ser un problema latente desde hace décadas, que no ha tenido la atención necesaria, y que se circunscribe en las condiciones laborales de los trabajadores colombianos.
Justamente, en enero de 2025, se publicó un estudio intitulado Condiciones laborales de los periodistas en Colombia, que entrega elementos para hacer una radiografía del problema y para ver cómo se afecta la libertad de prensa y la calidad de los contenidos periodísticos.
La investigación, elaborada por Paulina Morales Valencia, Diego García Ramírez y Óscar Parra Castellanos, se basó en una encuesta realizada entre septiembre y diciembre de 2023 a 271 periodistas en el ámbito nacional.
Contexto
El documento tiene en cuenta los problemas que sufre esta profesión desde hace más de dos décadas en todo el mundo, donde “…transitan un periodo de transformaciones que ha llevado a los propietarios de los medios, periodistas, académicos, políticos, entidades reguladoras y a la sociedad en su conjunto a reflexionar sobre el presente y el futuro del sector”.
Asimismo, toma en consideración la crisis económica de los medios de comunicación producto de la disminución de ingresos publicitarios y aspectos como el cierre de medios y el despido de periodistas, las amenazas a la libertad de prensa y al ejercicio periodístico, la pérdida de confianza y credibilidad en los medios y periodistas, el impacto de las grandes plataformas tecnológicas sobre la producción y el consumo de contenidos y la evasión de noticias por parte de las audiencias.
La encuesta evidencia grandes despidos y una inestabilidad laboral como consecuencia de la crisis económica que afecta a los medios de comunicación. No obstante, la inestabilidad se presenta en grandes y pequeños medios, aun estatales.
“Respecto al tipo de vinculación, el 44,3 % de los periodistas encuestados manifestó tener contrato laboral a término indefinido, el 25,8 % trabaja por prestación de servicios y el 12,9 % cuenta con contrato laboral a término fijo. El 11,4 % de los encuestados no tiene ningún tipo de contrato y el 5,5 % trabaja por pauta o cupo publicitario”.
La pregunta de Petro
Aunque más de la mitad de los periodistas cuenta con algún tipo de vinculación directa con un medio de comunicación, los resultados evidencian que el contrato laboral a término indefinido se da principalmente en los medios privados, mientras que los públicos utilizan mayoritariamente el contrato por prestación de servicios. Por su parte, los periodistas vinculados a medios comunitarios no suelen tener ningún tipo de contrato.
Acerca de los salarios, la preocupación del presidente, el estudio arroja que solo la quinta parte de los periodistas entrevistados recibe más de cinco salarios mínimos para 2023. Cerca del 8% recibe menos de un salario mínimo y al 4 % la actividad no le genera ningún tipo de ingreso. (Ver gráfica)

Y es sobre este particular que se crea el cuestionamiento, acerca de la vulnerabilidad de los profesionales ante las presiones internas o externas, que afectan la veracidad de sus informaciones o la calidad de lo que producen.
Diego García, uno de los autores de la investigación, cree que los periodistas con muy altos salarios, que se deben a sus grupos económicos, están condicionados en relación a lo que pueden decir o no: “Y los periodistas con muy bajos salarios se vuelven más vulnerables a presiones de poderes o de personajes extra periodísticos, sean armados, legales, ilegales o políticos; los pueden manipular a través de otros ingresos y otros poderes, y eso afecta la libertad de producir o no contenido sobre ciertos temas”.
La paja en el ojo ajeno
Pero más allá de los salarios está el tema de la estabilidad, porque, independientemente de la mesada, el miedo a no perder el trabajo, a no firmar otro contrato a los pocos meses o al siguiente año, provoca una autocensura y permite las presiones de los jefes o de sujetos externos, que afectan la calidad de los productos, la verdad y la libertad de prensa.
Y en este punto hay una gran responsabilidad del Estado, pues sus medios nacionales, regionales o locales y personal periodístico están sujetos al gobernante de turno.
Lo mismo sucede con las instituciones o entidades en las que en sus oficinas de prensa y comunicaciones la inestabilidad y los bajos ingresos hacen parte del panorama. Aquí los comunicadores están sujetos a los intereses clientelares de directores o ministros, por poner solo un ejemplo en el ámbito nacional.
Así las cosas, salarios y estabilidad laboral son determinantes en la calidad periodística y en la libertad de prensa, como acertadamente lo cuestionó el presidente, sin embargo, el propio Estado tiene una gran responsabilidad por adelantar estas prácticas y por no haber regulado el ejercicio periodístico en medios públicos, privados y comunitarios.
Con información del Semanario Voz