El domingo un periodista de Al Jazeera, Anas al-Sharif, fue asesinado junto a tres colegas en la Franja de Gaza.

De acuerdo a Al Jazeera, el ataque fue por parte del Ejército de israelí.

Al-Sharif, de 28 años, fue atacado en una carpa para periodistas ubicada frente a la entrada principal del hospital.

Según el mismo medio, el conocido corresponsal de Al Jazeera en árabe provenía principalmente del norte de Gaza.

Otros corresponsales de Al Jazeera, Mohammed Qreiqeh, y los operadores de cámara Ibrahim Zaher y Mohammed Noufal también fueron asesinados.

Acorde con el mismo medio, poco antes de ser asesinado, al-Sharif escribió en X que Israel había lanzado bombardeos intensos y concentrados, también conocidos como “cinturones de fuego”, sobre la ciudad de Gaza.

En su último vídeo se registran los estruendos de los intensos bombardeos con misiles de Israel, mientras el cielo oscuro se ilumina con un destello de luz naranja.

En el video comentó “Bombardeos ininterrumpidos… Durante las últimas dos horas, la agresión israelí contra la ciudad de Gaza se ha intensificado”.

También según Al Jazeera, en un comunicado anunciando el asesinato de al-Sharif, el ejército israelí acusó al periodista de liderar una célula de Hamás y de “lanzar ataques con cohetes contra civiles israelíes y tropas israelíes”.

Además, se afirmó en el comunicado que el periodista poseía documentos que proporcionaban “prueba inequívoca” de su participación con el grupo palestino.

Por su lado, de acuerdo al medio local, Muhammed Shehada, analista del Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos, afirmó que no había ninguna prueba de que al-Sharif participara en hostilidades: “Su rutina diaria consistía en estar frente a una cámara de la mañana a la noche”.
No olviden a Gaza: el último pedido de Anas Al-Sharif al mundo

“Si estas palabras llegan hasta ustedes, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz”, inicia el mensaje final del periodista Anas Al-Sharif, asesinado por Israel en Gaza.

teleSUR

El querido y prominente periodista palestino Anas Al-Sharif fue asesinado esta madrugada en un ataque aéreo israelí contra una tienda de campaña de periodistas cerca del Hospital Al-Shifa, en el que resultaron asesinadas en total siete personas, entre ellas su colega Mohammed Qreiqea y varios camarógrafos de la Franja. En un mensaje final, el joven de 28 años pidió al mundo que no olviden el pedazo de tierra por el que murió: “No olviden a Gaza”.

Tras su asesinato, en sus cuentas oficiales fue compartido un mensaje final que contiene su testamento al mundo: “Si estas palabras llegan hasta ustedes, sepan que Israel ha logrado matarme y silenciar mi voz“, denuncia desde el inicio el mensaje, escrito a sabiendas que el régimen de Israel perseguía su muerte y ya le había amenazado públicamente.

El texto deja claro su firme compromiso con el principio de transmitir la verdad hasta las últimas consecuencias: “Allah sabe que he puesto todo mi esfuerzo y todas mis fuerzas para ser un sostén y una voz para mi pueblo, desde que abrí los ojos a la vida en los callejones y calles del campamento de refugiados de Jabalia“.

En el mensaje confesa que soñaba con el fin de la campaña genocida israelí en Gaza, para poder volver con su familia a su pueblo natal: “Mi esperanza era que Allah prolongara mi vida para poder regresar con mi familia y seres queridos a nuestro pueblo original, el ocupado Asqalan (Al-Majdal)”, deseo de los miles de palestinos que han sido desplazados de su hogares por los bombardeos israelíes que han convertido en polvo ciudades como Rafah y Jabalia.

Sus palabras son las de un joven musulmán que, poniendo en riesgo su propia vida, durante 22 meses ha estado reportando cada bombardeo y ataque del Ejército sionista en el norte de la Franja y exponiendo las muertes de sus compañeros como crímenes contra la humanidad.

Las palabras de Al-Sharif prueban que, si bien ejercía una profesión, era un palestino más, y vivía los mismo horrores que su pueblo: “Me tambaleo de hambre, tiemblo de cansancio y lucho contra el desmayo”, escribió semanas antes de su muerte. Pese a todo, despertaba cada día con la convicción de transmitir la verdad al mundo, mientras los grandes medios se aliaban con las narrativas imperialistas y sionistas que deshumanizan las vidas de los palestino.

“He vivido el dolor en todos sus detalles, he probado el sufrimiento y la pérdida muchas veces, pero nunca dudé ni un instante en transmitir la verdad tal como es, sin distorsión ni falsificación, para que Allah sea testigo contra quienes guardaron silencio, contra quienes aceptaron nuestro asesinato, contra quienes asfixiaron nuestro aliento, y cuyos corazones no se conmovieron ante los restos esparcidos de nuestros niños y mujeres”, dejó escrito el padre de dos pequeños, Salah y Sham.

El texto es un testamento al mundo, donde Anas Al-Sharif encomienda la continuación de su mayor lucha a su pueblo y a quienes aboguen por la libertad de su país: “Les encomiendo a Palestina, la joya de la corona del mundo musulmán, el latido del corazón de todo ser libre en este mundo. Les encomiendo a su pueblo, a sus niños inocentes y agraviados que nunca tuvieron tiempo para soñar ni vivir en seguridad y paz”.

Sus redes sociales demuestran su preocupación constante por la vida de los infantes bajo la ocupación israelí. En su mensaje final, denuncia los bombardeos directos hacia reuniones de niños y otras acciones que el Ejército ha realizado de forma casi cotidiana desde octubre de 2023: “Sus cuerpos puros fueron aplastados bajo miles de toneladas de bombas y misiles israelíes, destrozados y esparcidos por los muros”.

Como pedido final, Al-Sharif insta a levantar la a “no permitir que las cadenas los silencien, ni que las fronteras los detengan. Sean puentes hacia la liberación de la tierra y su pueblo, hasta que el sol de la dignidad y la libertad se eleve sobre nuestra patria robada”.

El conmovedor mensaje encomienda además a sus hijos, a su madre y a su compañera de toda la vida al cuidado de la comunidad, y al mundo que observa y tiene la capacidad de poner fin al genocidio con sus movilizaciones. El joven resaltó también la fortaleza de su esposa, cuyo vínculo permaneció “firme como el tronco de un olivo que no se doblega”, pese a los meses de separación por su ejercicio periodístico.

“Les encomiendo a mi querida hija Sham, la luz de mis ojos, a quien nunca tuve la oportunidad de ver crecer como soñaba. Les encomiendo a mi querido hijo Salah, a quien deseaba apoyar y acompañar en la vida hasta que fuera lo suficientemente fuerte para cargar con mi responsabilidad y continuar la misión”.

El poderoso mensaje de otra víctima de la política de limpieza étnica del Estado de Israel y su proyecto colonial de ocupación de Palestina, respaldado por los Estados Unidos y numerosos países de occidente, concluye con su certeza de haber cumplido su promesa y nunca haber traicidonado su deber: “Si muero, muero firme en mis principios. No olviden a Gaza… Y no me olviden en sus oraciones sinceras por el perdón y la aceptación”.
Con información de Cubadebate

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