Estados Unidos sigue beneficiándose del petróleo venezolano, mientras el presidente Nicolás Maduro lidera el exitoso proceso de reconstrucción y estabilización económica y social, y se fortalece el apoyo ciudadano y de sus fuerzas militares.
Editorial 3265
Por su parte, Colombia avanza en las relaciones con China, los BRICS y mantiene su decisión de ruptura de relaciones con Israel, a la vez que recibe una delegación estadounidense encabezada por el senador Bernie Zambrano, y Trump da órdenes de militarizar aguas internacionales cerca de las costas de Colombia y Venezuela.
No es la primera vez ni será la última que el imperialismo yanqui muestra los dientes guerreristas. Esta vez, envía un mensaje: Aunque estemos ocupados en Ucrania y Medio Oriente, América Latina sigue siendo nuestro patio trasero, que no descuidamos. Pero en su histeria de poder imperial, no se dan cuenta que la historia real va por un lado y los deseos hegemónicos van por otro.
La historia real nos enseña que América Latina en medio de sus adversidades es cuando más se afianza en la construcción de unidad. Con altibajos como los de Bolivia, con el liderazgo de Colombia, con Gustavo Petro Urrego; de Venezuela, con Nicolás Maduro Moros; de Brasil, con Lula da Silva; y de México, con Claudia Sheinbaum Pardo, mantienen un proceso de defensa geopolítica de la soberanía, la autodeterminación, el antifascismo y la independencia de los pueblos del sur global.
Nicolás Maduro ha sido claro frente al imperio: “Nuestros mares, nuestros cielos y nuestras tierras las defendemos nosotros, las liberamos nosotros, las vigilamos y las patrullamos nosotros. Ningún imperio va a venir a tocar suelo sagrado de Venezuela ni debería tocar suelo sagrado de Suramérica”, dijo.
Ya antes, el jefe de Estado colombiano Gustavo Petro Urrego, había subrayado: “Colombia y Venezuela son el mismo pueblo, la misma bandera, la misma historia”. Y advirtió: “Cualquier operación militar sin aprobación de ambos países constituiría una agresión contra América Latina y el Caribe”.
Colombia y Venezuela, por lo que representan, por sus posiciones democráticas, humanistas en contra del fascismo, por su defensa de Palestina, porque no se arrodillan ante los mandatos y deseos del imperio son hoy la vanguardia de la defensa soberana de América Latina.
Por ello, hoy es necesario elevar la lucha antimperialista de nuestros pueblos. Es necesario organizar e impulsar una gran movilización de América Latina y el Caribe, contra las pretensiones de Trump, de volver, con el persistente pretexto de la lucha contra el narcotráfico, a procesos caducos y nefastos para nuestras naciones, como la Doctrina Monroe. En esta época histórica, no hay cabida a la condescendencia ante el imperio y las respuestas deben ser claras y contundentes.
Rememorando las grandes jornadas de movilización desarrolladas por toda Latinoamérica contra el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas, ALCA, estamos en mora de realizar, desde Venezuela hasta México y desde México hasta Argentina, y en el Caribe desde Cuba hasta Trinidad y Tobago, la gran movilización contra el imperialismo y el fascismo.
Tomemos la iniciativa en Colombia. El Pacto Histórico, las centrales obreras y sindicales, el movimiento campesino, indígena, de mujeres y de las juventudes es hora de levantarse contra el imperialismo y el fascismo. El Partido Comunista Colombiano está en primera línea para defender nuestra soberanía y autodeterminación.
Con información del Semanario Voz