El Gobierno español ha cifrado en 100.000 el número aproximado de manifestantes que paralizó la Vuelta con sus protestas.
La última etapa de la Vuelta Ciclista a España, que debía concluir el domingo en Madrid, tuvo que ser cancelada de manera abrupta tras la acción de miles de manifestantes contra el genocidio de palestinos en la Franja de Gaza, quienes protestaron por la participación del equipo Israel Premier Tech en la competición y cerraron varios puntos del itinerario a recorrer por los ciclistas.
La decisión de la organización puso fin a la carrera sin ceremonia final, sin podio y sin himnos, tras tres semanas marcadas por la creciente movilización social de numerosos colectivos contra la hambruna causada por Israel en Gaza y para exigir sanciones de Europa a la entidad sionista.
La jornada estuvo caracterizada por una tensión creciente y una fuerte presencia policial, con 1.100 agentes desplegados —el mayor operativo desde la Cumbre de la OTAN de 2022—, que no lograron contener la determinación de los manifestantes.
Decenas de personas consiguieron traspasar el perímetro de seguridad y ocupar la calzada, lo que derivó en cargas policiales y enfrentamientos. Al menos 22 agentes fueron heridos y hubo dos detenciones. Banderas palestinas y consignas como “Netanyahu asesino” inundaron las calles de la capital desde las primeras horas de la tarde.

Manifestantes de todas las edades participaron en las acciones de boicot a Israel durante la última etapa de la Vuelta Ciclista a España este domingo 14 de septiembre. Foto: TeleSUR.
Lo ocurrido en Madrid no fue un hecho aislado, sino el punto final de una edición de la Vuelta que tuvo como eje central el rechazo a la presencia del equipo israelí. Aunque las primeras etapas en Italia y Francia transcurrieron sin incidentes, la llegada de la competición a España encendió la mecha.

Pese a la fuerte presencia policial y los enfrentamientos, los manifestantes lograron vallas y hacer retroceder a los uniformados. Foto: EFE / Rodrigo Jiménez.
Las protestas comenzaron en Figueras, donde un grupo obstaculizó el paso del Israel Premier Tech durante una contrarreloj por equipos, y se intensificaron en Bilbao, donde los manifestantes forzaron la neutralización de la etapa a solo tres kilómetros de la meta. Las banderas palestinas adornan las imágenes que circulan en medios locales e internacionales.
Manifestantes: Nuestro objetivo era conseguir una movilización masiva contra el genocidio
Los organizadores de las protestas negaron que existiera un plan coordinado para asaltar el circuito y impedir físicamente la celebración de la etapa. “Nuestro objetivo era conseguir una movilización masiva de gente”, explicó Víctor de la Fuente, militante del grupo Anticapitalistas, quien admitió, no obstante, que se preveían “actos disruptivos” individuales y espontáneos, según reseñó el diario El País.

Héctor Grad, una de las voces destacadas del movimiento, subrayó que la amplia participación respondía a la “desazón que siente muchísima gente por el genocidio que está provocando Israel”. Foto: EFE / Daniel González.
La estrategia, según explicaron desde la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (Rescop) —una de las entidades convocantes—, consistía en movilizar al mayor número de personas para dar seguridad y cobertura a quienes decidieran irrumpir en el recorrido. Héctor Grad, una de las voces destacadas del movimiento, subrayó que la amplia participación respondía a la “desazón que siente muchísima gente por el genocidio que está provocando Israel”.
La convocatoria, inicialmente concentrada en tres puntos —Atocha, Cibeles y la Ermita de San Antonio de la Florida—, se multiplicó de forma orgánica hasta superar los doce puntos de reunión, con la incorporación de colectivos de profesores, artistas y asociaciones vecinales auto-organizadas.
La logística llegó a un nivel de detalle significativo: en barrios como Aravaca, los vecinos se coordinaron a través de distintos grupos de WhatsApp para confeccionar banderas, pintar pancartas y organizar la logística. Se trata de maneras de convocar y protestar que estos grupos han perfeccionado en sus manifestaciones anteriores.
Incluso existió un grupo llamado “de luto”, integrado solo por quienes, vestidos de negro, estaban dispuestos a asumir el riesgo de ser detenidos para bloquear el avance de los ciclistas. Asimismo, se distribuyeron entre los manifestantes los nombres de abogadas de guardia para prestar asistencia en caso de detención.

Los manifestantes tomaron medidas preventivas para protegerse legalmente en caso de aprehensión. Foto: EFE / Javier Lizón.
Pese a que la organización de la Vuelta modificó el recorrido original a las 17H30 (hora local) sin hacerlo público, en un intento de esquivar las protestas, los manifestantes lograron cortar el circuito en varios puntos clave. Frente a la Ermita de San Antonio de la Florida, solo consiguió pasar el primer pelotón de cabeza antes de que la carrera se detuviera definitivamente a las puertas de Madrid.
Pese a que España es uno de los tantos países que continúa sin imponer sanciones fuertes contra Israel, Pedro Sánchez expresó su “reconocimiento y respeto absoluto a los deportistas, pero también nuestra admiración a un pueblo como el español que se moviliza por causas justas como la de Palestina”.
El presidente acusó a la oposición al Gobierno de no decir “nada ante la barbarie de Gaza”, y ensalzó a España como un “ejemplo” internacional que “da un paso al frente en la defensa de los derechos humanos”.
Mientras, los ultraderechistas se posicionaron a favor de Israel, como siempre. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, culparon al presidente por la suspensión de la carrera y por la “violencia” de los manifestantes.
Sin embargo, no se refirió a la violencia de Israel en Gaza, que ya ha dejado al menos 64,871 muertos, cifras del Ministerio de Salud de Gaza que no incluyen los miles de palestinos que aún no han podido ser rescatados de los escombros.

Foto: EFE / Rodrigo Jiménez.
La cancelación anticipada de la Vuelta a España cierra así no solo una competición deportiva, sino un capítulo de movilización social que ha logrado situar el foco internacionalmente sobre el genocidio israelí y estadounidense en Gaza y el rechazo a la normalización de la participación de Israel en eventos deportivos, todo ello en el marco del álgido debate político interno sobre la posición de España ante este intento de limpieza étnica contra un pueblo árabe musulmán.
Con información de TeleSur