¡Todos y todas a votar el domingo!. Foto Mafe Carrascal
La definición de la candidatura del Pacto Histórico es la oportunidad para consolidar el proceso de unidad política de la izquierda y, por tanto, del proceso de cambios democráticos
Por: Federico García Naranjo
@garcianaranjo
El próximo domingo 26 de octubre se celebrará la consulta interna del Pacto Histórico para escoger al candidato o candidata que representará a esta colectividad en la carrera a la Presidencia de la República. A pesar de todos los obstáculos interpuestos por los sectores de la política tradicional, finalmente Carolina Corcho e Iván Cepeda se disputarán la candidatura a través de la convocatoria a la voluntad popular.
La consulta es el más reciente paso que da la izquierda colombiana hacia la unidad. Es un proceso político que comenzó con la conformación de la lista Decentes en 2017, que en su momento llevó al Congreso de la República a figuras como Gustavo Bolívar, María José Pizarro o Aída Avella. Ahora, tras la conformación del Pacto Histórico y el triunfo de Gustavo Petro en 2022, busca consolidarse como partido con una masiva participación popular.
Un camino tortuoso
Una de las características del proceso político de las fuerzas de izquierda en Colombia ha sido la desunión. Con muy pocas excepciones –la Unión Nacional de Oposición (1972-1982) y el Polo Democrático Alternativo (2005-2012)– las fuerzas y partidos de izquierda han concurrido dispersas a la disputa electoral, lo que ha sido una de las causas de que hayan obtenido resultados históricamente minoritarios. Por eso mismo, las fuerzas tradicionales se esfuerzan en sabotear estos procesos de unidad.
Hoy asistimos a una feroz y desleal campaña de sabotaje al proceso de unidad del Pacto Histórico, que en esta ocasión se ha centrado en poner obstáculos desde las instituciones aún controladas por sectores tradicionales de la política colombiana. La primera zancadilla fue dilatar intencionalmente la aprobación de la fusión de los partidos que conforman el Pacto –el Partido Comunista, la Unión Patriótica, Colombia Humana y el Polo Democrático– en un solo partido.
Recordemos que estos partidos llegaron a este punto tras intensos procesos de discusión interna, congresos extraordinarios, consultas a las bases y negociaciones entre las direcciones que condujeron a un hecho inédito: organizaciones con décadas de lucha y una fuerte identidad partidaria decidieron su disolución y su fusión con las otras fuerzas en el Pacto Histórico. Todo un ejemplo de madurez política, generosidad estratégica y visión de futuro.
No obstante, el Consejo Nacional Electoral, CNE, tardó más de lo necesario en aprobar la fusión y cuando lo hizo, excluyó a Colombia Humana aduciendo vicios de forma en el procedimiento de la decisión interna. Esta arbitrariedad tenía por objeto dejar por fuera del nuevo partido una de las fuerzas más representativas de la coalición, el partido del presidente de la República. Así se buscaba impedir la integración y poner a competir por separado al Pacto Histórico y a Colombia Humana.
La trampa del tarjetón
La última “jugadita” consistió en imprimir los tarjetones de la consulta con un texto que distorsiona el propósito de la votación. La trampa consistió en aprovechar que la Ley 1475 de 2011 establece que un candidato solo puede participar en una consulta interpartidista. La consulta interna del Pacto es intrapartidista, es decir, todos los candidatos pertenecen al mismo partido. La idea es que en marzo de 2026, en la misma fecha de las elecciones legislativas, la candidatura del Pacto se mida con otras fuerzas de centroizquierda para conformar el Frente Amplio y llegar unidos a la primera vuelta presidencial en mayo.
Al redactar el texto de los tarjetones queda establecido que la consulta del domingo no es intrapartidista sino interpartidista, de modo que el ganador no podría participar en la consulta de marzo y tendría que competir con las demás fuerzas de izquierda en la primera vuelta, reduciendo así sus posibilidades de pasar a la segunda vuelta. Ello motivó la renuncia a la consulta de Daniel Quintero y la solicitud de Iván Cepeda al CNE de que subsane la situación expidiendo una certificación de que la consulta es intrapartidista.
Lo que viene
Se han barajado varias opciones para resolver el problema de los tarjetones (como pegar calcomanías en el tarjetón con el texto correcto), pero al parecer la consulta se va a llevar a cabo tal como el CNE la decidió. Queda pendiente, eso sí, la resolución de la solicitud de Cepeda para que la candidatura del Pacto Histórico tenga seguridad jurídica de cara a las elecciones de marzo.
Lo importante ahora, más que la disputa jurídica es el hecho político que debe materializarse el próximo domingo. Una copiosa votación por ambas precandidaturas daría un impulso enorme al proyecto político del Pacto Histórico, de las fuerzas democráticas en Colombia y por tanto, del cambio. Debe reconocerse que ambas figuras, Cepeda y Corcho, no solo han demostrado una profunda coherencia con el ideario democrático del Pacto, sino que a través de sus respectivas trayectorias han demostrado solvencia moral y capacidades de liderazgo.
Cualquiera de los dos está en capacidad de liderar y continuar el proceso de transformación que vive Colombia desde 2022. Por eso, la consulta del domingo es la oportunidad para que el pueblo colombiano fortalezca el instrumento que posee para materializar, desde las instituciones, los anhelos de democracia, paz, soberanía y equidad social.
Más allá de las figuras, los nombres o las hojas de vida, lo más importante es impulsar el proceso de consolidación de la izquierda hacia una fuerza unitaria. El resultado de las elecciones del año entrante será decisivo. Ante la exacerbación de los odios por parte de los voceros de la política tradicional y la profusión de discursos que llaman a “destripar” a la izquierda, la opción es una consolidación de los cambios, las reformas y la democratización del país, o el regreso al poder de las fuerzas más oscuras que buscan venganza.
Y como sabemos, “venganza” no se dice en un sentido figurado. Ya vemos en las calles de nuestras ciudades a brigadas de reservistas armados con bates para “defender a Colombia”. Con la derecha en el poder estará en juego la democracia, pero también nuestra propia supervivencia.
Vamos a consolidar el proceso de cambio. ¡Todos y todas a votar el domingo!
Con información del Semanario Voz