En agosto de 1945, Estados Unidos lanzó dos bombas atómicas sobre Japón. La primera sobre Hiroshima el 6 de agosto mató aproximadamente 120.000 civiles y la segunda sobre Nagasaki el 9 de agosto asesinó otras 73.000 personas

A estas víctimas hay que sumar las causadas por los efectos de la radiación nuclear. También miles de animales murieron o sufrieron graves quemaduras e incluso heridas por los fragmentos de vidrio y otros materiales debido a la explosión.

Por: Oscar H. Avellaneda (*)

“Fue un crimen contra la humanidad, cometido en nombre de la paz. Un crimen tan horrendo como el que comete ahora Israel contra Gaza”, destacó Miguel Diaz-Canel, Primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, y sentenció: “Si no se detiene el horror actual, la conmemoración del pasado habrá sido solo eso”.

“Gaza es el Hiroshima de nuestra época, ha sufrido el equivalente de 6 bombas nucleares “Little Boy” y tiene el doble de casas destruidas (160.000) que en la ciudad japonesa (80.000) en 1945. EEUU arrojó 15 toneladas de explosivos sobre Hiroshima, 42 kilos de explosivos por persona, “Israel” arrojó 100.000 toneladas sobre Gaza, 45 kilos de explosivos por persona. El antes y el después de la ciudad de Gaza, deja claro la escala de destrucción nunca vista antes en una ciudad durante este siglo, la humanidad debe despertar!” señala Daniel Mayakovski en X.

El monstruoso crimen de EEUU en 1945 aún permanece impune y significó la violación de los tratados estipulados en la Convención de La Haya de 1899, 1907 y 1923, sobre la ley de la guerra aérea, donde se trataban las normas sobre bombardeos a objetivos militares que prohibían, expresamente, “el bombardeo de ciudades con civiles, aunque haya objetivos militares incluidos en su perímetro”

En el artículo XXIII de la ley de 1899 puede leerse: “Los derechos de los contendientes para dañar al enemigo no pueden ser ilimitados” (…) “Está prohibido el ataque o bombardeo de ciudades y aldeas indefensas”. Estos artículos se reiteraron en 1907 señalando: “Queda prohibido el bombardeo aéreo con motivo de aterrorizar a la población civil, así como la destrucción de sus propiedades y la agresión a los no combatientes”.

Hoy cuando se oyen nuevamente los tambores de guerra, los movimientos por la Paz y de Solidaridad con las causas justas a nivel mundial han destacado que tiene más vigencia que nunca la reflexión del líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, hecha el 15 de octubre de 2010 sobre el eventual empleo de armas nucleares:

“El uso de las armas nucleares en una nueva guerra implicaría el fin de la humanidad. Así lo previó el científico Albert Einstein, quien fue capaz de medir su capacidad destructiva de generar millones de grados de calor que todo lo volatiliza en un amplio radio de acción. El genial investigador fue impulsor del desarrollo de esta arma antes de que el régimen genocida nazi dispusiera de ella.

“Cualquier gobierno del Mundo está obligado a respetar el Derecho a la vida de cualquier nación y del conjunto de todos los Pueblos del planeta.

“Hoy existe un riesgo inminente de guerra con empleo de ese tipo de armas y no albergo la menor duda de que un ataque de Estados Unidos e Israel contra la República Islámica de Irán, se tornaría, inevitablemente, en un conflicto nuclear global.

“Los Pueblos están en el deber de exigir a los líderes políticos su derecho a vivir. Cuando la vida de su especie, de su Pueblo y de sus seres más queridos corren semejante riesgo, nadie puede darse el lujo de ser indiferente, ni se puede perder un minuto en exigir el respeto a ese Derecho; mañana sería demasiado tarde.

“El propio Albert Einstein afirmó textualmente: “No sé qué armas se utilizarán en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras”. Sabemos lo que quiso expresar, y tenía toda la razón, sólo que no existirían ya quienes manejen los palos y las piedras.

“Habría daños colaterales, como afirman siempre los líderes políticos y militares norteamericanos, para justificar la muerte de personas inocentes.

“En una guerra nuclear el daño colateral sería la vida de la humanidad.

“¡Tengamos el valor de proclamar que todas las armas nucleares o convencionales, todo lo que sirva para hacer guerra, deben desaparecer!”

Un estudio, llevado a cabo por Jans Fromow con Alan Robock, quien fue uno de los científicos que en los años setenta alertó sobre el cambio climático, desarrolló un modelo para saber qué pasaría si hubiera un conflicto, “limitado al uso de sólo 100 cabezas nucleares”, entre dos países que tengan muy pocas armas de este tipo, como por ejemplo: India y Pakistán.

El análisis concluyó que además de la cantidad enorme de fallecidos (el estudio calcula que 20 millones morirían de manera inmediata), la polución que se generaría provocaría una nube radioactiva que reduciría los tiempos de exposición al sol, y retrasaría las cosechas de tal forma que la producción de granos se vería gravemente afectada.

Por lo cual “se calcula que, durante los siguientes cinco años, tendríamos más de mil millones de muertos en el mundo, exclusivamente de hambre”. Y millones más morirían en poco tiempo debido a enfermedades como el cáncer.

Esto demuestra que “cuando hablamos de amenaza nuclear no se requiere que todos los países estén involucrados, puede ser algo regional y todos sufriríamos los efectos”

“La cantidad de dinero que se destina cada año para mantener las armas nucleares son millones y millones de dólares que se deberían estar usando en otra cosa. Tenemos un mundo donde muchas personas no tienen acceso a servicios básicos, a comida, agua potable, energía segura. Y al mismo tiempo tenemos armas nucleares que en un instante son capaces de acabar varias veces con la vida del planeta, simplemente no es lógico”, señaló el doctor Fromow.

Actualmente en el mundo existen por lo menos 20.000 cabezas nucleares, cada una de ellas con un poder explosivo cientos de veces superior a las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Y un reciente editorial del diario New York Times, titulado “El dedo sobre el Botón Nuclear” indica que, según expertos, Trump aumenta el riesgo de una guerra nuclear.

Un consejo asesor del Pentágono propuso recientemente que el Imperio considere la posibilidad de construir más armas nucleares de menor rendimiento, para un “uso limitado” en un conflicto regional, porque tienen la falsa idea que una “guerra nuclear limitada” es posible…

Con Trump, la toma de decisiones acertadas es muy difícil, “dado su estilo perturbador e impulsivo”, y concluyen: “este es un tiempo para la moderación y la reflexión cuidadosa, y para los líderes que entienden claramente que las armas nucleares son demasiado peligrosas para ser alzadas como un puñal”.

Existe un justificado y razonable temor de que el nuevo “Asesino en jefe” inicie un ataque nuclear, que acabaría con la Vida Humana sobre el planeta Tierra.

Hoy la guerra Ucrania/Rusia, financiada y coordinada por el imperialismo norteamericano y sus lacayos europeos, y el monstruoso Genocidio del Pueblo Palestino a manos de la organización terrorista autodenominada “Israel”, constituyen la mayor amenaza a la Vida, porque el uso de armas atómicas conduciría al “invierno nuclear”.

De acuerdo con numerosos científicos el “invierno nuclear” no es una fantasía, o un simple invento, sino una amenaza real para la existencia de la especie humana:

“Las explosiones nucleares arrojarían tal cantidad de humo a la estratosfera que los seres humanos no volveríamos a ver el sol en muchos años. El aire sería irrespirable, la nube de ceniza y polvo provocaría la muerte de los seres vivos que realizan la fotosíntesis y con esto, también se extinguirían los herbívoros, carnívoros, insectos, lombrices, e incluso hongos y bacterias”.

Actualmente nueve (9) países poseen unas 13.080 armas nucleares, de acuerdo a datos del Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo. Entre ellos están el genocida “Israel” y su protector, el mayor terrorista del Mundo: EEUU. La sumatoria de la capacidad destructiva de las armas nucleares existentes es suficiente para eliminar la Vida Humana sobre el planeta varias veces.

Como puntualizó Fidel: “No somos simples espectadores. Este mundo es también nuestro mundo. Nadie puede sustituir nuestra acción unida (…) Solo nosotros, podemos rechazar el injusto orden político y económico mundial que se pretende imponer a nuestros pueblos” (…)

No olvidamos dos de los mayores actos terroristas en la historia de la humanidad: los lanzamientos de bombas atómicas por parte de EEUU sobre civiles inocentes cuando la rendición de Japón estaba ya decidida.

¡Exigimos la eliminación total, irreversible y verificable de las armas nucleares!

(*) Miembro del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba

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