1. Contexto general
El movimiento estudiantil universitario colombiano está compuesto por jóvenes que confluyen en la universidad, un espacio de intenso intercambio cultural y generacional. Así, resulta una fuerza social que se encuentra en constante renovación pues las generaciones que lo componen cambian en cuanto terminan sus estudios. Por eso, a este se le dificulta acumular experiencia, fluctuando entre la resistencia a la iniciativa oficial y la capacidad de elaborar alternativas, y oscilando entre la dispersión y la cohesión organizativa. Sumado, debido a la represión de la que ha sido objeto, así como a ciertas disputas ideológicas a su interior, su alcance se ve limitado impidiéndosele, entre otras, contar con un referente organizativo nacional permanente en la historia.
Por: Juan Sebastián Cristancho Rojas
De este modo, en sus momentos de auge, fuerza e iniciativa, el movimiento consigue victorias parciales acorde a los objetivos que se traza, la mayoría de veces de forma indirecta. En su desarrollo confluyen lo gremial y lo político, y se desenvuelve a escala local, regional y nacional, adquiriendo diversos grados de unidad interna, así como legitimidad social y capacidad de interlocución con sus adversarios. Por eso, para contar la historia del movimiento estudiantil debemos explicar sus momentos de cohesión y dispersión, dando cuenta de la multiplicidad de motivaciones, adversarios y protestas que involucran, y así mostrar su relación, alcances y limitaciones.
Varios momentos de cohesión nacional del movimiento estudiantil ocurrieron entre los años 1990 y 2010. En este periodo hubo principalmente una reacción al neoliberalismo, instaurado definitivamente desde 1990 como modelo de desarrollo en Colombia. Desde la perspectiva de los estudiantes, este modelo antidemocrático implicó en la educación un proceso de desfinanciación estatal a las instituciones oficiales de educación, en consecuencia, el fortalecimiento de las formas mercantiles y privadas que tienen para obtener recursos tales como el cobro de matrículas y la venta de servicios. A su vez, se fortalecieron las instituciones privadas y las entidades financieras que ofrecían créditos para estudiar, lo que consolida a la educación como una mercancía y un negocio. Además, el movimiento estudiantil consideró que el neoliberalismo afectó la integralidad y los contenidos de la educación, para ajustarla a los mínimos exigidos por el mercado laboral.
A esta mercantilización y privatización de la educación superior se opuso el movimiento estudiantil. En contravía y como alternativa, exigió la educación como derecho, es decir, como algo garantizado integralmente por el Estado a todas las personas, independientemente de su capacidad de pago. Ligado a esto, reclamó que los contenidos de la educación fueran de alta calidad y se pusieran al servicio de los intereses de la nación y en función de la población más vulnerada. Estas reivindicaciones, en conjunto con otras complementarias, marcaron la acción y los objetivos que juntaron y movilizaron a los estudiantes en estos años.
2. Antecedentes y desarrollo de la organización gremial: 1990-2002
En el tránsito de la década de 1980 a la de 1990, hubo una variación determinante en el contexto político nacional y universitario. En la década de 1980 existió un movimiento estudiantil profundamente politizado e influenciado por la realidad latinoamericana, el cual se vio afectado en la medida en que, con el paso a la década de 1990, se dio un proceso de desmovilización de una buena parte del movimiento guerrillero nacional, el derrumbe del “socialismo real” y el auge del neoliberalismo, todo esto en el marco general del exterminio a organizaciones civiles y políticas de la izquierda como A Luchar, el Frente Popular y la Unión Patriótica. En este escenario, la inminencia maximalista y los métodos violentos de lucha perdieron popularidad. En consecuencia, la década de 1990 inició con un movimiento estudiantil ligado a la exigencia de la realización de una constituyente que llevara a remplazar la carta magna vigente desde 1886, esta última anacrónica ante las exigencias de la vida nacional (imagen 1).
Aunque el estudiantado fue el motor del movimiento que consiguió la realización de la Asamblea Nacional Constituyente que dio como resultado la Constitución de 1991, los alcances y la amplitud que había propuesto no se vieron recogidos, dispersándose el movimiento una vez se consumó este hecho político. No obstante, este momento de cohesión nacional del estudiantado dejó la expectativa sobre la posibilidad de construir una organización nacional y un programa de los estudiantes. Dicha expectativa tuvo desarrollo en el Pre-encuentro Nacional Estudiantil realizado en 1991 y el Encuentro “500 años” realizado en 1992. Así, a través de ambos espacios, se definió que el primer paso para construir una organización nacional estudiantil era realizar una Asamblea Nacional Estudiantil (ANE).
En 1993 se llevó a cabo un primer intento de ANE en el que se definió desarrollar una mejor convocatoria y preparación. Este proceso también debía permitir valorar los impactos de la Ley 30, aprobada en 1992, por medio de la cual se reguló la educación superior en el país y se materializó en parte la pauta neoliberal. Igualmente, en este primer intento se destacaron los consejos estudiantiles como la forma ideal y predilecta para constituir la base organizativa del movimiento. En consecuencia, 1994 fue un año de preparación en el que se ejecutaron talleres y encuentros locales para, finalmente, realizar en 1995 la ANE en Bogotá, en el campus de la Universidad Nacional. En este escenario se dio nacimiento a la Asamblea Nacional de Estudiantes Universitarios (ANEU) como espacio permanente para la discusión y articulación de la movilización del estudiantado, cuya base fundamental fueron los consejos estudiantiles de universidades públicas y privadas. En este nuevo espacio, si bien confluyeron organizaciones políticas, predominó el carácter gremial.
Para concretar el salto cualitativo iniciado por el movimiento, la ANEU empezó a proyectar la realización de un Congreso Nacional Estudiantil Universitario que tuviera como objetivo constituir la organización nacional y el programa de los estudiantes. En paralelo, rechazando la Ley 30 de 1992, exigiendo mayor financiación para las universidades oficiales y teniendo como finalidad la consecución de un modelo educativo alternativo, crítico y creativo, la ANEU, en triestamentaria con profesores y trabajadores universitarios, desarrolló, entre otras acciones, una marcha nacional de Tunja a Bogotá en octubre de 1996 y de Barranquilla a Santa Marta en noviembre de 1997 (imagen 2). Cabe destacar que, por medio de la triestamentaria, la ANEU puso en disputa un articulado de reglamentación del Sistema Universitario Estatal, el cual sintetizaba su propuesta de modelo alternativo de educación, demostrando la madurez que adquirió el movimiento en este importante momento de cohesión nacional. La respuesta a la acción estudiantil que vemos, desde 1997, es un explícito accionar paramilitar en las universidades, que golpeó la organización estudiantil en la base con el asesinato, amenaza y desplazamiento de sus dirigentes.
En mayo de 1998 la ANEU realizó el Congreso Nacional Estudiantil Universitario con el lema “Por una Universidad Crítica, Creadora y Transformadora”. De allí nació, como organización nacional, la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), la cual recogió, entre otros actores, a representantes estudiantiles de las instituciones educativas y a 10 consejos superiores estudiantiles. Así, exigiendo financiación a la educación oficial y rechazando el Plan Nacional de Desarrollo del presidente Andrés Pastrana, en abril de 1999 la ACEU realizó una marcha nacional de Fusagasugá a Bogotá. Desde este momento empezó la proliferación de organizaciones de tendencia en el movimiento estudiantil. De esta forma, un sector que no se recogió en la ACEU creó la Federación Universitaria Nacional-Comisiones (FUN-Comisiones), y en 2001 se creó la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE). Las discusiones sectarias y la represión que desmanteló consejos estudiantiles, en conjunto restaron fuerza al movimiento. En paralelo, la ACEU realizó su II Congreso en octubre del 2000, que dio su apoyo a los diálogos de paz con las guerrillas y se articuló con la Organización Caribeña y Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE).
3. Dispersión organizada y nuevas formas de articulación nacional: 2003-2010
Acorde con la nueva atomización del movimiento, ahora organizada, la ACEU realizó su III Congreso en Bucaramanga en 2003 bajo el objetivo de avanzar hacia una Organización Estudiantil Unitaria (OEU). Este encuentro tuvo la participación de todas las expresiones políticas y estudiantiles que confluían en el movimiento, y creó la Coordinadora Nacional de Estudiantes Universitarios (CNEU) para articular la movilización y avanzar hacia la OEU. Desde la CNEU, confluyendo en la multiestamentaria con profesores y trabajadores universitarios, se coordinaron acciones importantes en rechazo a los tratados internacionales de libre comercio y en contra de la desfinanciación de la educación y de la represión desatada por el gobierno de Álvaro Uribe, como la marcha nacional de Cartagena a Barranquilla de marzo de 2006 (imágenes 3 y 4). Sin embargo, la CNEU entró en declive pues no logró constituir la OEU y a su interior se produjo una mayor atomización que llevó en 2005 a la creación de dos organizaciones nuevas de tendencia: Identidad Estudiantil y la Federación de Estudiantes Universitarios de Colombia (FEU).
En este momento de mayor dispersión organizada, las distintas tendencias acordaron una nueva forma de confluir involucrando a otras expresiones del movimiento como los consejos estudiantiles que sobrevivían. Aparecieron entonces los Encuentros Nacionales Estudiantiles de Emergencia, de carácter más reactivo ante la iniciativa oficial. De 2007 a 2010 se realizaron alrededor de 7 de estos encuentros, que, con la multiestamentaria, impulsaron acciones en contra del Plan Nacional de Desarrollo y el recorte de recursos para la educación del segundo mandato de Álvaro Uribe. Especialmente relevantes fueron la marcha nacional de Pereira a Manizales en abril de 2008 (imágenes 5 y 6) y la adición presupuestal arrancada al gobierno nacional en octubre de 2009, que ayudó a paliar la crisis financiera atravesada por algunas universidades oficiales. En paralelo, la ACEU llevó a cabo su IV Congreso en mayo de 2008. Posteriormente, en 2010, el presidente Juan Manuel Santos comenzó a hablar de una reforma a la Ley 30, la cual permitiría el ánimo de lucro en la educación superior, lo que desataría una nueva ola de movilización estudiantil (imágenes 7 y 8).
Durante estas dos décadas de lucha y trayectoria organizativa, los estudiantes hicieron frente a la iniciativa neoliberal, mitigando la asfixia presupuestal y la crisis financiera de la educación oficial, evitando así la consolidación del proceso de mercantilización y privatización de la educación superior. Esta resistencia se desarrolló en medio de una dura represión protagonizada tanto por el paramilitarismo como por agentes estatales. Solo en términos de asesinatos, en este periodo se reportaron 38 víctimas del movimiento. Por todo lo expuesto, este proceso resulta de gran importancia para la historia del país pues, sin él, como dicen algunos dirigentes estudiantiles de la época, “pudo haber sido peor”.
*Sociólogo, historiador y especialista en derecho urbanístico de la Pontificia Universidad Javeriana, magíster en Planificación Urbana y Regional del CIDER de la Universidad de los Andes. Director del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales – CEIS.
Fecha de publicación: lunes, 3 abril 2023
Con información de Red Cultural del Banco de la República