Agustín Farabundo Martí principal dirigente del Partido Comunista de El Salvador fue además fundador del Partido Comunista Centroamericano y miembro de la Liga Antiimperialista de Las Américas, del Socorro Rojo Internacional y del Partido Comunista Mexicano.
Por: Oscar Hernando Avellaneda
Auténtico internacionalista, combatió junto a Sandino en la guerra de liberación de Nicaragua contra la invasión de Estados Unidos y fue fusilado el 1 de febrero de 1932. Había nacido en Teotepeque, (El Salvador), el 5 de mayo de 1893.
Creció en medio de faenas agrícolas y vivió una época extraordinariamente agitada, que inició unos años antes de su nacimiento, cuando las comunidades indígenas y campesinas fueron despojadas de sus tierras por la naciente oligarquía cafetalera, con las leyes de 1881 y 1882.
Entre 1918 y 1924 se crearon en El Salvador organizaciones de obreros industriales y agrícolas y se fortalecieron los gremios de zapateros, albañiles, barberos y otros. Procesos organizativos en los cuales participó.
En Guatemala la dictadura de Manuel Estrada Cabrera (el “señor Presidente” de la novela de Miguel Ángel Asturias) estaba siendo derrotada a través de la lucha dirigida por el Partido Unionista Guatemalteco. La Asociación de Estudiantes Unionistas fue apoyada por Farabundo Martí lo que le costó en 1920 ser llevado a prisión en Zacatecoluca (El Salvador), de donde fue desterrado a Guatemala. La tiranía de 22 años de Estrada estaba por derrumbarse bajo los golpes de un amplio movimiento en el cual las heroicas acciones armadas del Pueblo fueron decisivas.
Durante este primer exilio que se prolonga hasta 1925 vive en casa de una hermana, estudia en la Universidad de San Carlos y trabaja como obrero y jornalero compartiendo el sufrimiento de los explotados y conociendo a fondo sus necesidades, lo cual cimentó su ilimitado amor y confianza hacia el Pueblo trabajador, que es en definitiva el que hace la historia.
En 1925, un grupo de estudiantes funda en Guatemala el Partido Comunista Centroamericano y ocupa el cargo de secretario del exterior. Sin embargo, el dictador Jorge Ubico aplastó el movimiento. Después de la disolución del Partido regresó a El Salvador clandestinamente y trabajó entre 1925 y 1928 con la Federación Regional de Trabajadores de El Salvador.
En 1928 viajó a Nueva York, EEUU, donde la dirección central de la Liga Antiimperialista de la Américas le encargó viajar a Nicaragua como representante ante Augusto César Sandino que dirigía una de las luchas más importantes contra el imperialismo en Centroamérica.
Al lado de Sandino alcanzó el grado de coronel del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino y su Secretario Privado.
En 1930 regresó a El Salvador y fundó el Partido Comunista Salvadoreño que se puso a la cabeza de trabajadores del campo y la ciudad. A finales de los años 30 fue deportado nuevamente a Florida en una embarcación con trabajadores que le brindaron su apoyo para volver al Puerto de Corinto en Nicaragua, de donde viajó en bote a El Salvador en febrero de 1931. Ese año Arturo Araujo ganó las elecciones con el apoyo de sindicatos e intelectuales. Diez meses después un golpe de Estado convirtió a Maximiliano Hernández en presidente. Se sucedieron combates en todo el país.
El 31 de enero de 1932, Farabundo Martí fue condenado a muerte.
A las seis de la tarde del 30 de enero, se instaló un Tribunal Militar en Consejo de Guerra contra Farabundo Martí y los líderes estudiantiles Alonso Luna y Mario Zapata. El Fiscal militar pidió “en nombre de la sociedad”, y “en nombre del pueblo” “cuyo prestigio en el exterior se ve decaído” por las “alteraciones del orden”, la pena de muerte para los tres procesados.
Farabundo Martí no quiso defenderse. Cuando habló sólo lo hizo para manifestar que se trataba de un proceso de una clase contra otra clase y, fiel y solidario con sus camaradas hasta el último instante, alegó la inocencia de éstos y proclamó que él era el único responsable de la insurrección, a pesar de que con ello no pretendía desconocer la autoridad y dirección del Comité Central del Partido Comunista. Por otra parte, sostuvo que si se defendiera estaría justificando su muerte y que, además, no tenía el propósito de echar mano de las leyes a las que ha combatido toda su vida.
A las seis y media de la mañana del día siguiente se da a conocer el fallo del Consejo de Guerra: los tres son condenados a muerte por los supuestos delitos de “sedición y rebelión”. La lectura del acta es escuchada por los condenados con plena serenidad. Contrariamente a como lo informaron algunos diarios de la época, Martí, Luna y Zapata no hicieron confesión religiosa ni ningún acto de constricción.
Farabundo Martí pide, a nombre de sus compañeros, que no se les vende los ojos, que les fusilen de frente disparándoles al pecho. Cayeron, bajo las balas asesinas con la dignidad de los héroes revolucionarios.
El saldo de civiles asesinados por los militares al servicio de la derecha Salvadoreña en 1932 se calcula entre 10 y 30 mil. El anticomunista guatemalteco Jorge Schlessinger, en su libro “Sucesos de 1932 en El Salvador” escribió, que mientras otros hablaban de Marxismo en los cafetines, Farabundo Martí, enseñaba marxismo a los trabajadores.
Citas importantes:
“La revolución se lleva en el corazón para morir por ella, y no en la boca para vivir de ella”
El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) fue creado en 1980 en honor a este inmortal líder comunista.
¡Farabundo Martí vive hoy en la lucha del Pueblo salvadoreño!
Ejemplo de constancia, sacrificio y solidaridad, fue un auténtico internacionalista que luchó contra la reacción latinoamericana y el imperialismo yanqui. Pertenece a la constelación de las grandes figuras comprometidas en transformar la sociedad latinoamericana y conquistar nuestra segunda independencia.
Foto Nt8
¡Honor y Gloria a Farabundo Martí!