El canciller Friedrich Merz y el presidente Emmanuel Macron. Foto Steffen Kugler / Gobierno Federal

“Francia está en guerra contra Rusia, porque sus misiles de largo alcance son utilizados por el régimen nazi de Kiev para atacar territorio ruso y estos son principalmente ataques contra objetivos civiles”, afirmó el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov

Por: Alberto Acevedo

Francia y Alemania emulan entre sí por ocupar el primer lugar en la entrega de armas cada vez más sofisticada al régimen de Zelenski en Ucrania, con el objetivo de aumentar su capacidad de combate y de fuego. Esta estrategia responde a la idea de las potencias europeas de que, utilizando a Ucrania como mampara, podrán debilitar o incluso derrotar el poderío militar ruso.

Los actuales gobernantes europeos olvidan que ya antes poderosos imperios, incluida la Alemania de la segunda guerra mundial, intentaron doblegar y poner de rodillas a Rusia, y terminaron con el rabo entre las patas.

Por ello, una parte significativa de la humanidad, guiada por la sensatez y el sentido común, observa con preocupación la posición belicista asumida por Alemania bajo la actual administración del canciller federal Friedrich Merz, ante el temor de que esta política pueda llevar al mundo hacia una tercera guerra mundial.

Esta afirmación no constituye una suposición paranoica, si se tiene en cuenta que Alemania ha iniciado o participado directamente en dos guerras mundiales anteriores: la primera, entre 1914 y 1918, y la segunda, de 1939 a 1945.

Mayor involucramiento

La historia de este país europeo está escrita con sangre, pues desde su nacimiento ha participado en varias guerras, siendo las dos principales las del siglo XX. El canciller federal, Merz, recién posesionado, dijo que “ya no hay restricciones a la gama de armas suministradas a Ucrania, ni por la parte británica, ni la francesa, ni la nuestra”.

El gobernante hacía alusión a un siniestro acuerdo entre potencias del viejo continente de levantar la restricción que había sobre el régimen de Kiev de no entregarle cierto tipo de armas estratégicas, de largo alcance o de potencial nuclear, que en manos de ellos abrirían la Caja de Pandora de una peligrosa escalada del conflicto, atacando objetivos civiles rusos, como ha venido sucediendo en la práctica, e involucrando cada vez más a países europeos en el conflicto ucraniano, con la idea delirante de que así van a derrotar a Rusia.

Con este anuncio, Merz promete entregarle a Kiev misiles de crucero de largo alcance Taurus, capaces de alcanzar objetivos situados a más de 500 kilómetros del lugar del disparo. El régimen de Zelenski había insistido en repetidas ocasiones a su aliado europeo para que le entregara este tipo de armas. Pero el anterior canciller, Olaf Scholz, rechazó la idea al expresar su temor de que dar un paso en ese sentido podría involucrar directamente a Alemania en el conflicto ucraniano.

‘Posible’ guerra con Rusia

La apuesta belicista de Berlín busca, con el escalamiento del conflicto, complacer al complejo militar industrial alemán, sobre todo a la empresa Rheinmetall ─que tiene estrechas relaciones con la cúpula gubernamental─, y de alguna manera resolver la crisis económica alemana.

El primer ministro británico, Keir Starmer, se montó en este bus. Él no solo ha entregado a Ucrania misiles Storm Shadow, con alcance de 250 kilómetros, sino que anunció un considerable aumento en los gastos de defensa, e invertirá en submarinos nucleares, drones y mayor capacidad de combate digital para enfrentar a Rusia en una ‘posible’ guerra.

En este sentido, María Zajárova, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, advirtió que su gobierno interpretará cualquier ataque con misiles Taurus como una participación directa de Berlín en el conflicto, y habría una respuesta militar adecuada a la agresión.

Tinglado intervencionista

El vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, Dmitri Medvédev, afirmó que Berlín vuelve a ser enemigo de Moscú y que está participando en una guerra guiada por la ideología nazi creada por ellos. Por su parte, el canciller Serguéi Lavrov advirtió que Alemania se desliza por la misma pendiente por la que transitó dos veces en el siglo pasado. En todo caso, las tensiones crecen a diario, y el riesgo de una conflagración mundial se muestra latente en el tenso ambiente.

Hace unos días, en un mensaje a la nación, el presidente Emmanuel Macron propuso extender el ‘paraguas nuclear’ francés a otros países de Europa. “Respondiendo al llamamiento histórico del canciller alemán, he decidido abrir un debate estratégico sobre la protección de nuestros aliados en el continente europeo, mediante nuestra fuerza de disuasión”, señaló el gobernante galo. Horas más tarde, el ministro de Exteriores de Rusia Serguéi Lavrov afirmó que Francia se alinea en la escalada de guerra y está ‘luchando contra Rusia’.

“Francia está en guerra contra Rusia, porque sus misiles de largo alcance son utilizados por el régimen nazi de Kiev para atacar territorio ruso y estos son principalmente ataques contra objetivos civiles”, afirmó Lavrov al comentar las declaraciones de su homólogo francés, Jean-Noel Barrot, de que París supuestamente “no lucha contra el pueblo ruso”, sino que asiste a las Fuerzas Armadas de Ucrania.

Enfriar los ánimos

Francia además podría desplegar fuerzas nucleares en Alemania. Las autoridades alemanas se plantean una cooperación nuclear más estrecha con Londres y París. “Que tengamos que hablar con británicos y franceses sobre si su protección nuclear podría extenderse también a nosotros, es una cuestión que el gobierno francés ha planteado repetidamente al gobierno alemán”, expresó Merz, añadiendo que tales ofertas, en el pasado, “siempre quedaron sin respuesta”.

En medio de este barullo, el canciller alemán comunicó oficialmente que el Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos, han levantado las restricciones al alcance de las armas que suministran a Ucrania, e indicó que el régimen de Kiev será capaz de atacar posiciones militares dentro del territorio ruso. “Hasta cierto punto, antes no podía hacerlo”, precisó.

Frente a la inminencia de una posible hecatombe mundial, con características nucleares, sería sensato, en aras de preservar a la humanidad, que se enfriaran los ánimos de líderes como Friedrich Merz, Keir Starmer y Emmanuel Macron.
Con información del Semanario Voz

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