Estudiantes y futuros docentes en San Juan Nepomuceno, Bolívar, hacen parte de una pedagogía de paz escuchando a reincorporados de las extintas Farc para compartir vivencias. La estrategia se toma las aulas de esta región golpeada por el conflicto armado.
Entre los testimonios se encuentra el del profesor Edgardo Romero, quien desde hace más de veinte años dicta clases de Ciencias Sociales en la Escuela Normal de San Juan Nepomuceno, Bolívar, más conocida como la Normal de los Montes de María.
Durante el encuentro, el profesor tuvo la oportunidad de narrar su historia. Comentó que vivió encerrado cinco años, a finales de los años 90, cuando la guerra llegó como un torbellino a los Montes de María y no respetó ni siquiera a las instituciones educativas. Romero dejó de ir a todos lados por miedo a las amenazas.
En 1997, los paramilitares desaparecieron a Atilio Vásquez Suárez, rector de esta institución; en 2001, la rectora Pura Álvarez de Bustillo sufrió la misma desgracia. En esos años circuló una lista donde eran amenazados 35 profesores de la Normal, entre los que se encontraba Edgardo Romero. “Cuando regresamos a la Escuela a trabajar nuestra única arma fue producir pedagogía y cultura de paz”, cuenta hoy, recordando las presiones y amenazas de los grupos armados: “Las circunstancias nos llevaron a eso”.
Salvatore Mancuso asumió la responsabilidad de las Autodefensas por el crimen del profe Atilio, como llamaban sus colegas al rector desaparecido. Precisamente en la Escuela Normal de San Juan Nepomuceno se llevó a cabo, el 6 y 7 de octubre, el más reciente encuentro del proyecto “Construyendo país desde las aulas”, iniciativa de Colombia+20 de El Espectador con apoyo de la Embajada de Alemania, en alianza con el Instituto Colombo Alemán para la Paz (CAPAZ) y la Universidad Pedagógica Nacional.
Esta iniciativa, en palabras de Johanna Huepa, coordinadora de la licenciatura en Educación Comunitaria de la Universidad Pedagógica Nacional y una de las gestoras del proceso, “se articula con la propuesta anterior”, que fue realizada en colegios de Bogotá durante 2020 y 2021: “Se busca que puedan entrar en diálogo diversas realidades, colegios de Bogotá que son muy distintos entre sí, y en este caso una escuela normal que forma maestros en una región muy impactada por la violencia, que tiene una trayectoria en generar propuestas de memoria”, aseguró.
Al igual que en algunos de los encuentros anteriores, hubo integrantes del Colectivo Quinta con Quinta Crew, un grupo de artistas de Cúcuta que se dedica al trabajo comunitario con jóvenes en zonas marginales de Norte de Santander y el Caribe, quienes compartieron con los jóvenes su experiencia como colectivo, además de ofrecer a los asistentes talleres de rap, danza y tejidos.
A este encuentro asistieron dos integrantes del Colectivo Miradas, un grupo en el que participan excombatientes de las Farc en proceso de reincorporación junto a personas ajenas a esa guerrilla, que se han encontrado por sus intereses mutuos en la fotografía artística y documental.
Bastó que los dos miembros del Colectivo Miradas, Marcos Guevara y Alaín Cuadro, se presentaran diciendo que eran excombatientes de las Farc para detonar en los jóvenes todo un repertorio de preguntas, dudas, apreciaciones y opiniones sobre el conflicto armado, que irrumpieron en el aula, cautivada por el diálogo. Muchos de estos jóvenes son hijos de víctimas o victimarios del conflicto armado, que azotó con particular violencia la región de los Montes de María, entre los departamentos de Bolívar y Sucre.
“Juzgamos por las cosas malas que se han hecho”, dijo Luisa, estudiante de grado once: “Hay que entender las cosas detrás de esos antecedentes. Perdonar no significa que no haya sucedido, pero las personas tienen derecho a reconstruir su vida”.
¿Cómo fue cambiar la vida? ¿Qué los llevó a meterse a los grupos armados? ¿Qué transformación buscaban? ¿Cuáles eran las causas?, fueron algunas de las muchas dudas que los estudiantes formularon a Marcos y Alaín.
El profesor Edgardo Romero celebró este espacio, que, según él, es la continuidad de un largo proceso que se ha desarrollado en la Escuela: “Los talleres van a reforzar toda esta propuesta que realizamos con estudiantes. Tenemos un capítulo que se llama La pedagogía de la memoria en la enseñanza de las ciencias sociales, para trabajar sobre temas del conflicto. Con ellos trabajamos la caja de herramientas del Centro Nacional de Memoria Histórica”.
En 2005, Romero fue galardonado con el Premio Compartir, por su trabajo de llevar contenidos sobre paz y reconciliación a las aulas; además, hizo parte de un proceso formativo impulsado por el gobierno alemán, lo que le ha permitido dictar cursos sobre pedagogía de paz en varias partes del país.
“Tenemos chicos que tienen experiencias del conflicto. Se arman espacios de diálogo, de debate. A veces las discusiones son fuertes, pero hemos aprendido unos protocolos para trabajar esas temáticas, unos rituales de cierre para que no se revictimice ni se desborde el hecho. Hay casos en donde los chicos han contado a nivel personal a través de su historia de vida”, concluye el profesor Romero.
Jorge Botello “Aiman”, del Colectivo Quinta con Quinta, contó cómo en su trabajo con comunidades y víctimas se han encontrado con realidades desgarradoras, donde la guerra impacta todos los aspectos de la vida cotidiana: “La primera vez que fuimos a hacer un grafiti al Catatumbo los niños salieron corriendo cuando vieron los aerosoles”, aseguró, hasta que sus compañeros entendieron la razón: “El aerosol era el símbolo inicial de la violencia, pues cuando llega el grupo armado lo primero que hace es poner sus grafitis”.
Al final el espacio terminó convertido en un poderoso intercambio de talleres, donde los integrantes del Colectivo Miradas enseñaron algunas pautas para tomar fotografías, mientras que los miembros de Quinta con Quinta hicieron actividades de danza, tejidos y composición de hip hop, que terminaron en una mezcla de saberes en donde los estudiantes combinaron sus conocimientos artísticos con el vallenato y las décimas con los ritmos urbanos, que fueron expuestos en una mezcla cultural en el coliseo de la institución.
Fuente: La Regional