El Sindicato es una conquista de la clase trabajadora después de librar enconadas batallas y colocar un altísimo sacrificio en vidas y violentas persecuciones por parte de los patronos. Los intereses son antagónicos. Mientras el obrero, el trabajador, lucha por su estabilidad laboral, su bienestar y la garantía de un salario digno y convivencia laboral, el patrono busca por todos los medios sus intereses de clase, en detrimento de la biología y psicología del trabajador. Le interesa aumentar sus ganancias al precio que sea.

Por Nelson Lombana Silva

Por eso resulta absurdo pensar que entre el obrero y el patrón se pueda establecer una relación de amistad y de solidaridad. Imposible por cuanto los intereses son contrarios. El obrero busca el salario para sobrevivir, salario que tiene que gastar inmediatamente en la alimentación, en el vestuario de él y de su familia, en salud, en educación, etc. En cambio, el patrón busca aumentar sus ganancias y a través de la plusvalía hacerse más rico y poderoso.

La lucha sindical

Así, pues, el sindicalismo no es propiamente para organizar paseítos y reinados de belleza, es para formar, organizar y educar al obrero en defensa de su clase social, hacerle tomar conciencia de su realidad social, política y económica. Además, fomentar la solidaridad de clase, el compañerismo y la ayuda mutua para salir adelante en comunión. El obrero debe ser más solidario con el obrero, rechazar la insolidaridad, el oportunismo y la división entre los mismos trabajadores de la empresa en la cual labora. Como dice la presidenta electa de Méjico, Claudia Sheinbaum Pardo: “Solo el pueblo salva al pueblo”.

El dirigente sindical Juan Pablo Montero, señala que las exigencias de las organizaciones sindicales, son básicamente tres: El derecho de asociación, la negociación colectiva y el derecho a la protesta. Con estos elementos, la lucha sindical va más allá de la simple reivindicación economicista, hay un paso importante hacia la formación política del trabajador.

En los términos más elementales, la función del sindicalismo es contribuir a la formación ideológica y política del trabajador en la defensa de sus intereses de clase.

Desafortunadamente, viene haciendo carrera un sindicalismo conciliador, caracterizado por el oportunismo, en el que se persigue más el interés personal que el interés colectivo. El trabajador debe estar atento, siempre con mentalidad crítica y analítica para mirar con más amplitud la realidad histórica y asumir su propio rol con grandeza y decisión. En esas condiciones, el país necesita un sindicalismo formado en los valores de la lucha de clases. Solo así, tendrá claro el papel que debe jugar en estos momentos tan especiales que Colombia está viviendo con el gobierno del cambio que encarna el Pacto Histórico. El sindicalismo no es un simple adorno, es una forma concreta de lucha por una segunda y definitiva independencia. La unidad es el camino.

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