En la mañana del 18 de agosto de 1991 una noticia estremeció al municipio cundinamarqués de Fusagasugá ante la muerte de toda una familia.

Por Jaime Cedano Roldán

Los mandos del ejército informaron por todos los medios de comunicación que en un enfrentamiento armado habían dado de baja a cinco peligrosos terroristas, y mostraban fotos de las armas y explosivos que les habían incautado. Pero muy pronto se supo la terrible verdad. No existió ningún enfrentamiento armado y los muertos no eran guerrilleros. Era una humilde familia campesina, encabezada por Antonio Palacios de 65 años de edad, militante de la Unión Patriótica y del Partido Comunista y luchador por el derecho a la vivienda de la gente más pobre. Dos hijos, una hija y un yerno de don Antonio fueron los otros asesinados. Estaban durmiendo. Eran las 2:45 de la mañana. Madrugadas similares se dieron en incontables regiones de todo el país.

Las y los sobrevivientes de la familia Palacios tomaron el camino del desplazamiento y el exilio.

Este jueves 10 de octubre Yolanda Palacios, una de las sobrevivientes de aquella masacre, marchó por la carretera séptima de Bogotá en el Día Nacional por la Dignidad de las víctimas del genocidio contra la UP. Con una hermana cargaban una pancarta con las fotos de sus familiares asesinados. Marcharon junto a otras madres, hijas, esposos, hijos que han caminado el mismo dolor y la misma angustia. La impunidad y el desprecio de los gobiernos por lo sucedido aumentaban las penas y el dolor. Pero además el genocidio contra la militancia de la UP continuaba. Y como en país era imposible que hubiera justicia, la Corporación Reiniciar, organizada por Jahel Quiroga, también sobreviviente, recurrió a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA y a la Corte Interamericana. Se inició una larga y dura lucha buscando justicia y desmontar la desinformación sobre las víctimas, buscando recuperar su dignidad y organizando a las víctimas y sobrevivientes en todas las regiones del país para que fueran ellas las protagonistas en la batalla por la verdad, la justicia y la reparación integral.

El 30 de enero de 2023 la CIDH emitió la sentencia condenatoria contra el Estado Colombiano.

Y este viernes 11 de octubre, en la plaza de Bolívar de Bogotá, en ceremonia solemne, el presidente Gustavo Petro en nombre del Estado colombiano le pedirá perdón a las víctimas y sobrevivientes y asumirá la responsabilidad internacional por el genocidio de la UP.

Es necesario recordar que la UP como movimiento político surgió en 1985, producto de los acuerdos de La Uribe, que intentaron cerrar un largo ciclo de violencias, propósito que fue anegado en sangre.

Queremos pensar que este Acto de Perdón marcará el inicio de una nueva era en la historia de Colombia, en la que se hagan realidad los sueños tantas veces truncados de las víctimas y sobrevivientes de la UP y de todo el amplio movimiento por la paz, la democracia y los derechos humanos.

En la plaza de Bolívar estará Yolanda Palacios con la pancarta que lleva las fotos de sus familiares asesinados, y con ella estarán centenares de víctimas y sobrevivientes. Vivirán un acto histórico de reparación. Podrán mitigar un poco el dolor de tantos tiempos, aunque tienen la convicción de que la reparación real llegará cuando se conquiste la paz total y se consoliden las grandes reformas sociales tantas décadas luchadas.
Bogotá, octubre 10 de 2024

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