Mujer de valentía, firmeza y fidelidad inquebrantable, su nombre estará siempre vinculado a la obra Humanista de la Revolución Cubana, por su consagración al servicio del Pueblo. Con su sencillez y amabilidad, la Heroína de la Revolución en la sierra y el llano, dejó huella indeleble en varias generaciones de cubanas y cubanos.
Por: Oscar H. Avellaneda
Por sus méritos recibió múltiples condecoraciones, títulos y órdenes nacionales e internacionales. Su incorporación y desempeño en el Ejército Rebelde, su apoyo incondicional al proceso revolucionario y la consagración de su vida a luchar por la igualdad de la mujer y los derechos de todos, hombres y mujeres, la hicieron merecedora del Título de Heroína de la República.
Con firmeza denunció el machismo en las filas revolucionarias y se ocupó de cada caso de niño, mujer o anciano como si de su familia se tratara.
De ella dijo Fidel: “Consagró toda su vida a luchar por la mujer cuando en Cuba la mayoría de ellas era discriminada como ser humano (…) He sido testigo durante casi medio siglo de las luchas de Vilma. No la olvido en las reuniones del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra (…) Vilma no se inmutaba ante peligro alguno (…) Los deberes revolucionarios y su inmenso trabajo nunca le impidieron cumplir sus responsabilidades como compañera leal y madre de numerosos hijos”
El 23 de marzo de 2001, durante una visita realizada a Venezuela, el Presidente Hugo Chávez la condecoró con la Orden “Francisco de Miranda” de Primera Clase, orden destinada a premiar los servicios hechos a la ciencia, al progreso del país y al mérito sobresaliente.
Desde joven asumió posiciones políticas revolucionarias, participando activamente en manifestaciones estudiantiles luego del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952. Fue desde entonces inseparable colaboradora del líder revolucionario Frank País, militando en las organizaciones fundadas por él en la lucha contra la dictadura batistiana, hasta que formando parte de la entonces Acción Nacional Revolucionaria, sus integrantes se sumaron a las filas del Movimiento 26 de julio.
Participó en el alzamiento armado de Santiago de Cuba el 30 de noviembre de 1956, en apoyo a los expedicionarios del yate Granma.
Por ser integrante de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de julio, poco antes de ser asesinado Frank País había sido nombrada Coordinadora Provincial de la organización clandestina en la provincia Oriente, labor que desempeñó con particular capacidad y valentía hasta que, ante el acecho y la persecución constantes, se incorporó al Ejército Rebelde, en junio de 1958, convirtiéndose en guerrillera del Segundo Frente Oriental Frank País.
Al Triunfo de la Revolución Cubana, el 1° de enero de 1959, encabezó la unificación de las organizaciones femeninas constituyendo la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) el 23 de agosto de 1960, a cuya organización se consagró con singular empeño hasta el último día de su vida.
Integró el Comité Central del Partido Comunista de Cuba desde su fundación en 1965. Fue elegida Diputada a la Asamblea Nacional desde su primera legislatura y miembro del Consejo de Estado.
Presidió desde su creación la Comisión Nacional de Prevención y Atención Social, y la Comisión de la Niñez, la Juventud y la Igualdad de derechos de la Mujer, de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Fue determinante su liderazgo en la Federación Democrática Internacional de Mujeres y otras organizaciones. En su trascendental intervención en la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (celebrada en Beijing, China, en 1995) afirmó:
«Necesario es que la enorme acumulación de riquezas que existe en el mundo se aplique a resolver los grandes problemas de la Humanidad».
Vilma Lucila Espín Guillois nació hace 95 años en Santiago de Cuba el 7 de abril de 1930, y como homenaje a su memoria, una de las casas del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba lleva el nombre de “Corporación COLCUBA Vilma Espín”
Vilma Espín y Fidel Castro (Foto: Franklin Reyes)
¡Honor y gloria eterna a Vilma Espín!
(*)Miembro del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba