En ello juegan un papel muy importante los partidos de gobierno. Partidos que no han sabido capotear la mala prensa ni amortiguar las calumnias de la oposición porque viven inmersos en el día a día electoral.

Por Gustavo Bolívar Moreno

En el interés personal, en el nepotismo, en la figuración de sus directivos, en su aburguesamiento.

El Pacto Histórico, la coalición llamada a gobernar a Colombia por los próximos 20 años, se desdibuja cada día en sus propias contradicciones: Construir una opción de izquierda democrática pero sin democracia interna.

Con listas cerradas, elaboradas a dedo, en las que priman intereses partidistas y familiares, el Pacto labra su propio desprestigio por su incapacidad de representar los anhelos de millones de militantes que no logran participar del debate electoral por falta de reglas democráticas.

Lo sucedido el 29 de julio, fecha en que se cerraban las inscripciones para participar en las elecciones del 29 de octubre es lamentable e inaceptable. Unos partidos anquilosados tratando de elaborar desde Bogotá las listas a los concejos y asambleas de todos los municipios de Colombia. Desde luego la incapacidad física de expedir miles de avales en el último minuto previo al cierre de inscripciones los desbordó y cientos de nuestros candidatos se quedaron sin poderse inscribir y otros cientos se fueron a pedir aval a otros partidos.

Perdimos muchos liderazgos valiosos en los territorios que hoy tratamos de recuperar.

El Pacto hoy está reducido a ser una confederación de partidos que se coaligan cuando les conviene y se dividen cuando también les conviene. No hay reglas claras. En algunos lugares el pacto avala pero el Mais o el Polo o la UP o la misma Colombia Humana salen a avalar otros nombres dándose el caso en algunos lugares de Bogotá y de Colombia de varias listas de partidos del Pacto disputándose las mismas curules, las mismas alcaldías o gobernaciones.

El desorden y la anarquía aquí es ley.

¿Entonces cómo defender al gobierno desde los partidos si el mismo Pacto está en crisis, aunque algunos dirigentes la nieguen?

Ni qué decir de Colombia Humana, el partido del presidente Petro, que en la práctica no existe. No hay partido. El mismo presidente tuvo que desmantelarlo para llevarse sus líderes y algunas directivas al gobierno (Susana Mohamad al minambiente, Dagoberto Quiroga a la Superservicios, Jorge Rojas y Álvaro Moisés Ninco a las embajadas de Bélgica y México, Daniel Rojas a la SAE, por nombrar solo cinco de ellos).

El vacío que han dejado estos líderes y lideresas naturales de la Colombia Humana no ha podido ser llenado y el partido con más adeptos en Colombia, quedó en manos de personas con buena voluntad pero sin experiencia que no han podido cohesionar a las bases del partido.

La necesidad que tuvo el Presidente de llevarse esos cuadros al gobierno es un síntoma de la falta de formación de cuadros dentro del progresismo en Colombia.

En esa práctica de llevarse los cuadros de los partidos al gobierno incurrieron los presidentes de la primera ola progresista en latinoamérica menos el hoy presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Su partido, Morena, no cayó en esa dinámica y se dedicó a formar cuadros a través de escuelas de formación y centros de pensamiento.

Hoy Morena tiene 2.322.136 militantes (979.102 hombres y 1.343.034 mujeres) controla las dos cámaras del Congreso (201diputados en Cámara y 59 senadores en la cámara alta) tiene 23 de las 32 gobernaciones, el 24,5% de todas las alcaldías de México y el presidente AMLO se aproxima al final de su mandato con casi el 70% de popularidad, uno de los más altos del mundo.

Además, Claudia Sheinbaum, la candidata del Partido Morena, es favorita a suceder a López Obrador.

Espacio que tuvimos por más de un año, domingo a domingo, de 7 a 9 de la noche, ininterrumpidamente. Allí , a través de casi 60 columnas de opinión, Petro pudo exponer casi todas sus tesis ideológicas y programáticas. En ese espacio en el que leíamos nuestras columnas dominicales, Petro pudo hablarle al mundo de todos los temas habidos y por haber. Allí empezaron a entenderle su discurso del cambio climático, el tema de las profundas desigualdades que generan violencia, la transición energética, el reemplazo de divisas del turismo por las de combustibles fósiles, la paz total.

Para no ir tan lejos allí nació, de una columna suya, el proyecto “Pacto Histórico” que hoy lo tiene gobernando.

Microgerencia a ejecutar los casi 100 billones de pesos anuales que tendrán para inversión. Que las próximas listas al Congreso sean cuidadosamente seleccionadas para impedir la llegada de manguitos, oportunistas y paracaidistas que no llevan nuestras causas en el corazón y no luchan por ellas.

La democracia interna debe imperar en la escogencia de los candidatos a la Cámara y el Senado, también para quienes aspiren a suceder a Gustavo Petro. Que los candidatos presidenciales se bajen de la nube y disimulen un poco sus enormes ambiciones y trabajen primero en consolidar el cambio o no van a suceder a nadie.

No podemos perder un segundo más mientras el fascismo avanza incontenible.

Si en 2026 la ultraderecha vuelve al poder, no habrá mañana para los nadies ni para los jóvenes como no hubo ayer para ellos cuando los reaccionarios estuvieron en el poder.

No lo olviden: Nos quedan dos años, ocho meses y unos pocos días… Un abrir y cerrar de ojos.
Con información de Cuarto de Hora

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