Apartes del discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana, el 22 de diciembre de 1961, en la Plaza de la Revolución “José Martí”, para proclamar a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo.

Por: Fidel Castro Ruz

Compañeras y compañeros:

Vamos a proceder a izar la bandera con la que el pueblo de Cuba proclama ante el Mundo que Cuba es ya Territorio Libre de Analfabetismo (Aplausos).

(Se iza la bandera proclamando a Cuba Territorio Libre de Analfabetismo a los acordes del himno “Conrado Benítez”.)

Ningún momento más solemne y emocionante, ningún instante de júbilo mayor, ningún minuto de legítimo orgullo y de gloria, como este en que cuatro siglos y medio de ignorancia han sido derrumbados.

Hemos ganado una gran batalla, y hay que llamarla así: batalla, porque la victoria contra el analfabetismo en nuestro país se ha logrado mediante una gran batalla, con todas las reglas de una gran batalla. Batalla que comenzaron los maestros, que prosiguieron los alfabetizadores populares, y que cobró extraordinario y decisivo impulso cuando nuestras masas juveniles, integradas en el ejército de alfabetización “Conrado Benítez”, se incorporaron a esa lucha (Aplausos). Y cuando todavía hacía falta un esfuerzo mayor, llegó un nuevo refuerzo, el último refuerzo, el refuerzo de la clase obrera directamente, a través de millares de brigadistas “Patria o Muerte” (Aplausos).

Las masas hicieron suya esta lucha; todas las organizaciones de masa hicieron suya esta bandera, y solo así habría sido posible ganar la batalla (…)

Hace cuatro años nuestro Pueblo no habría podido llevar adelante esa tarea; hace cuatro años nuestro Pueblo era considerado, en todos los rincones del mundo, como un Pueblo oprimido, como un Pueblo dependiente, como un Pueblo avasallado por el imperialismo; hace cuatro años solamente, es posible que muy pocos habrían considerado a nuestro pueblo capaz de realizar una obra semejante; hace cuatro años es posible que se hubiese juzgado a nuestro Pueblo de incapaz. Y los que así hubiesen juzgado a nuestro país y a nuestro Pueblo, se habrían equivocado rotundamente.

Por eso nosotros creemos, y el mérito más grande que tienen los éxitos del Pueblo cuando es que viene a demostrar, precisamente, que cualquier Pueblo del mundo cuando rompe las cadenas que lo atan a la esclavitud, cuando rompe las cadenas que lo atan a la explotación, cuando rompe las cadenas que lo atan al coloniaje, al vasallaje, a la dependencia y al imperialismo, es capaz de realizar las más inconcebibles proezas.

Y ese es el gran mérito de nuestro Pueblo en América, el haber demostrado que un pueblo que vivió siglos de opresión, de coloniaje, primero español, imperialista después, un Pueblo que vivió siglos de ignorancia y de explotación, un pueblo pequeño a 90 millas solamente de la metrópoli imperial más reaccionaria y más poderosa del mundo como potencia imperialista, no como potencia mundial (Aplausos) (…)

Y para que en la historia de la humanidad conste definitivamente que sí, que a 90 millas del monstruo imperialista, a 90 millas de la metrópoli imperial, por mucho que les duela, por mucho que les desagrade, a 90 millas se realizó la primera Revolución Socialista del continente americano (Aplausos).

La primera Revolución Socialista, que no podrán aplastar, que no podrán vencer, que no podrán doblegar, que no podrán rendir.

El mérito grande que tiene nuestro pequeño Pueblo es haber demostrado ante el mundo que la Revolución Socialista, en la actual correlación de fuerzas mundiales, era posible en América y era posible a 90 millas de la metrópoli imperial de Estados Unidos, era posible aunque el imperialismo haya tratado de destruirla, era posible aunque el imperialismo trate y siga tratando de destruirla. Porque sépase que nosotros comprendemos perfectamente bien que el imperialismo no nos ha perdonado la vida, que el imperialismo no nos ha perdonado la Revolución, que el imperialismo no cesa —ni cesará— en su empeño de destruir la Revolución (…)

Y tenemos derecho a decir esto, porque el imperialismo no solo acudió a todas las armas diplomáticas, a todas las armas económicas y a todas las armas políticas, para destruir a la Revolución Cubana, sino que acudió también a la violencia, acude a la violencia, y tiende a acudir a la violencia. Y como hemos rechazado esa violencia, podemos, por eso, proclamar que la Revolución Cubana seguirá adelante a pesar de la violencia y de la agresión imperialista (Aplausos). Y como estamos dispuestos a seguir rechazando los actos agresivos, tenemos, por eso, derecho a decir y a proclamar que la Revolución Cubana seguirá adelante a pesar de la violencia imperialista (Aplausos).

¡Es decir que no constituimos una revolución con el perdón de los imperialistas, sino una revolución que surgió, se mantiene, y seguirá adelante, frente a la violencia de los imperialistas!

Y la violencia ha sido rechazada, sencillamente, porque toda violencia reaccionaria, explotadora y agresiva, tiene que estrellarse contra un Pueblo en revolución; sencillamente, porque un Pueblo en revolución —que defiende una causa legítima, que defiende su tierra, que defiende su Patria, que defiende su porvenir—, es capaz de desplegar más energía, más decisión y más valor que los agresores reaccionarios, que los agresores imperialistas, que los que sin derecho ni razón alguna, y defendiendo no más que sus miserables intereses, tratan de aplastar a los Pueblos, tratan de mantener esclavizados, o de volver a la esclavitud, a los Pueblos. Por eso nuestro Pueblo ha podido rechazar, y rechazará, la violencia imperialista.

Pero, además, o mejor dicho, resumiendo, podemos decir que estamos seguros de que la Revolución seguirá adelante a pesar de la violencia imperialista, ¡porque proclamamos que estamos dispuestos a morir, hasta el último cubano de dignidad y de vergüenza, para defenderla! (Aplausos.) (…)

¡Señor Kennedy, señores imperialistas (Exclamaciones), señores títeres!, ¡Socialismo es esto!; democracia, verdadera democracia que representa los intereses del Pueblo, ¡eso es el Socialismo! Y esta victoria, esta histórica victoria que a la patria cubana no podrá nadie arrebatar, ¡esto es el Socialismo! (Aplausos.)

Y esta victoria, esta victoria extraordinaria, ganada por nuestro pueblo en medio de bloqueos y de agresiones, ¡eso es Socialismo; ese entusiasmo del Pueblo, esa presencia de las masas, esa firmeza de las masas, esa decisión y ese valor de las masas para combatir y para defender la Patria, eso es Socialismo! (Aplausos.)

¡Esa capacidad de crear, ese sacrificio, esa generosidad de unos hacia otros, esa hermandad que hoy reina en nuestro Pueblo, eso es Socialismo! (Aplausos.) Y esa esperanza, esa gran esperanza de mañana, ¡eso es Socialismo!, y por eso ¡somos Socialistas!, y por eso, ¡seremos siempre Socialistas!, ¡por eso somos Marxista-leninistas!, ¡y por eso seremos siempre Marxista-leninistas! (Aplausos.) ¡Y por eso no son los dirigentes, es el pueblo, son las masas las que levantamos la mano y decimos y repetimos que somos y seremos Marxista-leninistas! (…)

¿No quiere Socialismo el imperialismo? ¡Pues bien, le daremos tres tazas de Socialismo! (Risas y aplausos.)

Y ahora, ¡que nos condenen… que nos condenen, que se reúnan para condenarnos! ¿Con qué derecho, con qué razón? ¡Serán cínicos, serán descarados estos señores del imperialismo! (Exclamaciones.)

¡Pretender condenarnos diciendo que somos una amenaza! ¡Sí, somos una amenaza, pero una amenaza moral, una amenaza, sencillamente, por los éxitos que hemos logrado, una amenaza espiritual! (Aplausos.)

¡Esa es nuestra culpa: el hecho de que la Revolución haya triunfado y haya tenido éxito, y que ese éxito despierte admiración en los Pueblos de América!; esa es nuestra culpa. Pero ellos, ellos no son una amenaza espiritual ni moral, ¡ellos son una amenaza física! (…)

¡Adelante, compañeros, hacia las nuevas metas, a cumplir las nuevas promesas, a cumplir las nuevas tareas, a hacerse maestro, a hacerse técnico, a hacerse médico, a hacerse profesores, a hacerse ingeniero, a hacerse intelectuales revolucionarios! (Aplausos.)

¡Viva nuestra juventud gloriosa, nuestra juventud heroica! (Aplausos.)

¡Vivan nuestros trabajadores revolucionarios, nuestra clase obrera que, junto a la juventud, supo ganar esta batalla! (Aplausos.)

¡Vivan todos los maestros, todos los trabajadores de la enseñanza! (Aplausos.)

¡Vivan todos los compañeros que dirigieron y que hicieron posible —con su acertada dirección— este éxito! (Aplausos.)

¡Viva la Revolución Cubana! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Viva el Socialismo! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)

¡Patria o Muerte! (Aplausos.)

¡Ya vencimos, y seguiremos venciendo!

(Ovación.)

Pin It on Pinterest