80 años de la victoria. Foto Misiones diplomáticas de Cuba
El 9 de mayo se celebra el Día de la Victoria, 80 años de la derrota del nazifascismo en la batalla de Berlín por el Ejército Soviético. El 30 de abril de 1945, los principales líderes nazis se habían suicidado y dejado a la ciudad a su suerte
Por: Jaime Caycedo Turriago
El nazifascismo había engendrado el plan estratégico global de exterminar el comunismo, apropiarse y repartirse con las potencias capitalistas occidentales el territorio y las riquezas del país más grande y extenso del mundo. La Segunda Guerra Mundial ya había conocido el colapso de la Italia fascista mussoliniana y asistía a la caída final de la Alemania nazi y el Japón militarista.
El triunfo del Ejército Soviético y su extraordinaria capacidad contraofensiva sobre los militares alemanes y japoneses fue una epopeya de heroísmo y solidaridad sin parangón en la historia. Hoy los medios hegemónicos occidentales intentan seguirla ocultando, especialmente cuando la política expansiva y agresiva de la OTAN provocó el conflicto en Ucrania y disparó la guerra mediática e híbrida contra Rusia por parte de los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón.
Hace 80 años, bajo el segundo gobierno de Alfonso López, el Frente popular en Colombia desplegó campañas contra el fascismo y la guerra, denunció la agresión de la Alemania nazi contra Europa y saludó los sacrificios del pueblo ruso y las nacionalidades de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria.
Un núcleo de intelectuales y dirigentes colombianos valoraron las relaciones diplomáticas con la URSS establecidas en 1935 y conformaron, en 1944, el Instituto de Amistad que hoy se conoce como Instituto Cultural León Tolstoi.
Rafael Baquero, Gilberto Vieira, el maestro Jorge Zalamea, Álvaro Pío Valencia, Baldomero Sanín Cano, León de Greiff, el líder popular Julio Rincón, Margarita Córdoba de Solorzano, Álvaro Sanclemente, Lino Gil Jaramillo, Diego Montaña, Juan Francisco Mujica, el pintor Jorge Elías Triana entre muchos y muchas animaron la denuncia, la pedagogía antifascista y actuaron solidarios con las y los refugiados.
El anticomunismo de la Guerra Fría
El nazifascismo ha vuelto a renacer en formas renovadas como el instrumento ideológico del anticomunismo. Su énfasis obsesivo en la seguridad como fundamento de las relaciones sociales, la “confianza inversionista”, la defensa a ultranza de la propiedad privada y los “derechos” del capital, busca confirmar la idea de que el comunismo, la lucha social y las resistencias a la represión representan una agresión permanente al orden dominante.
Este enfoque surgió con el Frente nacional, coincide luego con el Consenso de Washington (1989) y la ofensiva neoliberal sobre América Latina. El genocidio de la Unión Patriótica y del Partido Comunista, la destrucción de garantías laborales, la persecución al sindicalismo, a las y los defensores de los derechos humanos, la intensificación de la guerra contrainsurgente (Plan Colombia) y la creación de estructuras paramilitares con fines de terrorismo de Estado, generaron una amalgama original y depravada ─de neoliberalismo, privatizaciones, enfoques ideológicos de condena a las luchas por la justicia y la igualdad sociales─ con la noción de exterminio y mercenarización de la seguridad.
En consecuencia, una variante de fascismo en Colombia puede haber sido la práctica política del régimen colombiano entre 1990 y 2010, en “democracia”, con apoyo económico, asesoramiento militar, extradición y colonialismo judicial de Estados Unidos, variante que está al acecho de retornar al gobierno.
Renovar la resistencia
Con apoyo en los conceptos del profesor Daniel Feierstein desarrollamos una visión para Colombia de lo que ha denominado genocidio reorganizador sistémico como instrumento político del orden. Para Feierstein, “un genocidio reorganizador busca transformar las relaciones sociales hegemónicas en el interior de un Estado nación mediante la eliminación de una porción de su población utilizando como dispositivo fundamental la lógica concentracionaria”.
Esta última implica la elección consciente de los blancos a liquidar a través de un razonamiento ideológico establecido en el marco de los modelos de seguridad nacional y enemigo interno. Por eso, hablamos de un “genocidio político continuado y extendido guiado por el anticomunismo como práctica social aceptada e integrada al habitus del sistema en el medio siglo XX y lo corrido del XXI”.
El Acuerdo Final de Paz de las FARC-Ep y el Estado destrabó la fuerza sociopolítica del movimiento real para un momento de metagobernanza que ha abierto la puerta a los cambios represados históricamente por el sistema del capitalismo dependiente y el intervencionismo militar de los Estados Unidos. Las reformas políticas con respaldo social de masas son también una barrera en la acción contra el neofascismo.
Unidad popular como respuesta al fascismo
La lucha por la transformación en curso, el esfuerzo por reelegir el proceso de cambio iniciado bajo el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez en vías a la profundización de la democracia, no pierde de vista a quién corresponde la característica de adversario principal y qué tareas comprometen a la formación de la fuerza social y política persuasiva y capaz de enamorar a las mayorías populares en el sentido de una creación heroica. El Pacto Histórico, como movimiento político unitario, convoca a salirle al paso al neofascismo como supuesta alternativa.
Esta semana antifascista, conmemorativa del 80 Aniversario de una Victoria de la Vida, quiere rendir un homenaje de gratitud al pueblo de Rusia, al Ejército Soviético, a los pueblos de los países que integraron la URSS, a los pueblos del mundo que contribuyeron a esa derrota y hoy prosiguen la lucha contra el neofascismo renaciente y manifiestan con valor su solidaridad con el pueblo palestino.
Con información del Semanario Voz