Por: Umberto Senegal

Arlés Herrera
Pinturas, dibujos, caricaturas
Editorial Gritos y rosas
Javier Hoyos Angulo Editor
Primera edición abril 2019, Bogotá.
Compilador de imágenes Rafael Carrascal
300 págs.

“Nunca imaginé que la hechura de un libro de caricaturas fuera un trabajo que demandara largas jornadas de análisis, trasnochadas y afanes; hacer la curaduría, escogiendo entre más de tres mil caricaturas, retratos, ilustraciones, paisajes, etc., es agotador”, manifiesta su autor, el notable artista quindiano y armenio Arlés Herrera, como introducción al visual cosmos de su polifacético quehacer estético, con orientación definida y sentido crítico y social en la línea política de caricaturistas colombianos que asumen compromisos directos, humanísticos y solidarios con el pueblo, con las clases marginadas de nuestro país y de cualquier lugar del mundo donde se atropella la dignidad del ser humano en pro de la economía capitalista. “En las páginas del semanario VOZ, me gradué de caricaturista e hice mi postgrado”, afirma Herrera. Por su trayectoria nacional, su amplio itinerario internacional, el reconocimiento de la crítica y las confirmaciones nacionales y foráneas de las características de su obra, José Arlés Herrera es el artista quindiano contemporáneo de mayor proyección internacional.

Lo genuino de su modestia y humildad, contrasta con las inocultables simulaciones y mitomanías, arrogancia y narcisismo de algunos pintores regionales construyendo y difundiendo imaginarias autonarrativas sobre sus obras y sus exposiciones en el exterior. Dos imágenes para el municipio cafetero de Calarcá la representan, dándole nombradía en Colombia a mi ciudad sobre letras: la emblemática del guerrero y mohán Calarcá, histórico líder pijao de la resistencia indígena contra los depredadores españoles; y el seudónimo de Arlés, Calarcá, artista combativo que con sus Trazos por la vida se erige como máximo símbolo de ideales socialistas en la pintura quindiana y en la caricatografía colombiana, donde las alternadas características de sus procedimientos son modelo de sorprendente creatividad pocas veces vista en caricaturistas y dibujantes de nuestro país.

El libro está precedido, como ninguno otro en su género dentro de la historia caricatográfica colombiana, por varios acertados prólogos, introducciones o comentarios pintando con palabras siempre cortas para especificar y circunscribir el trabajo de Arlés en una escuela o movimiento determinados, iconografías de su espíritu y retratos de su ciclópea obra. Herrera heredó genéticamente y conserva de sus raíces orientales, del arte de India, la percepción ecléctica y sincrética consolidándose a lo largo de más de 70 años de trabajos y disciplinas continuas. Dice Ivonne Suárez Pinzón, “él es además heredero de los grandes caricaturistas del siglo XX”. Dice Elena Ospina, “Calarcá es el caminante eterno, desde las estepas rusas hasta los cafetales del Quindío”. Dice Adriana Mosquera, “…el respeto que siempre ha demostrado por el trabajo de los demás, han sido sus grandes enseñanzas para mí”. Dice el poeta samario José Luis Díaz-Granados, “Calarcá no ha dejado de marchar un solo día al lado del pueblo colombiano y de los pueblos de Nuestra América”. Dice Arturo Kemchs. Dice Javier Hoyos Angulo, poeta y editor, “su particular manera de ver el mundo, su compromiso con un orden social más justo, han dejado huella imborrable para la historia”. Dice Winston Porras, “…la expresión desgarradora, franca e inquietante de sus rostros que interrogan y cuestionan. De la majestad de su pedagogía, de sus muestras de amistad”; el de John A. Kent, “el arte magistral de Calarcá abarca muchos estilos. Las obras que se muestran en este libro son un homenaje tanto al maestro como a su búsqueda a través de la vida para experimentar todo tipo de arte”. Dice el escritor calarqueño Carlos Alberto Villegas Uribe, “un trabajo consistente, depurado y profundo que lo coloca a la altura de los delirios del pintor de Lucientes y lo consagra en la tradición de Jorge Franklin y Omar Rayo, como un renovador del arte colombiano”.

Grueso y magnífico libro-arte cuya elegante y limpia edición, impecable con sus policromías y sus páginas en blanco y negro, es no solo un tributo bibliográfico al vital artista colombiano, próximo a cumplir sus 91 años de vida, igual de enérgico, creativo y expansivo con su obra y sus palabras, con exposiciones como las llevadas a cabo este 2025 por varios municipios del Quindío, donde numerosas personas no conocían su trascendental trabajo, sino también un hito dentro de los homenajes bibliográficos que puedan rendirse a la caricatura colombiana. A la caricatografía nacional e internacional, dándole cabida crítica y exegética al descriptivo vocablo que inventó el escritor calarqueño Carlos Alberto Villegas Uribe para valorar, examinar y dimensionar en sus elementos estéticos dentro del género, este tipo de trabajos. Para el Quindío y Colombia, el paradigma de la caricatografía como tal, ha sido, es y será siempre Calarcá, José Arlés Herrera. Los argumentos para sustentar en lo artístico y temático tal afirmación, son más de 500, gráficos todos, y se encuentran en el libro que comento.

En lo extendido y profundo de esta seleccionada colección de 506 ilustraciones cuyo contenido y técnicas evidencian la singular belleza de un trabajo multifacético y pluridisciplinario, Arlés, mediante dibujos, óleos, acuarelas, plumillas, historietas gráficas, modelados para bronce, plumas con pinturas pequeñas y caricaturas que cuanto más deforman física y fisionómicamente al personaje, más le identifican las particularidades corporales o de su personalidad, agrupa sus técnicas magistrales y sus temas de responsabilidad social desde donde cada trazo y línea, cada textura y volumen, cada color, señalan historias de solidaridad y activismo político definidos mediante caricaturas cimbreantes y pinturas de alta sensibilidad.

Esta antología de imágenes compiladas por Rafael Carrascal, permite una contemplación crítica de lo social, nivelando la belleza artística con los mensajes sociopolíticos entre la corriente marxista que identifica a Herrera. Cada ilustración es testimonio artístico que mediante precisión técnica y expresividad inigualables, bien porque su temática manifieste lo mítico y fantástico o critique la áspera realidad colombiana social, nos induce a reflexionar y tomar partido sobre las luchas sociales dibujadas y pintadas con la precisión de trazos magistrales donde el temple de su color y la profundidad de su mensaje descubren y resaltan lo grotesco de los personajes, haciendo de este libro una joya estética de positiva percusión social que combina su estilo visual con el compromiso político donde la caricatura es sustancia estética contundente del llamado a la conciencia social colectiva. La edición del libro está a la altura humanística del pintor. Lo representa con sus ideas, sus esperanzas de una sociedad más equitativa y la combatividad que por este medio gráfico nunca ha decrecido en Arlés.

No son trazos decorativos ni abstractos en su prolongada carrera artística. Son las suyas una serie de ilustraciones de significado social reivindicando la vida en su sentido más amplio, digna y compartida, que resiste y se transforma al confrontar en diferentes etapas de su creatividad, lo peor del capitalismo y del neoliberalismo. Herramientas para visibilizar problemáticas sociales y promover la solidaridad, estos Trazos por la vida son arte comprometido con la crítica realidad colombiana y latinoamericana que, como caricatura crítica y mordaz, no se recluye en sí misma, sino que propicia y exige diálogos con los desamparados, dándoles protagonismo e imagen a los desheredados de cualquier condición humana. Cada caricatura, cada retrato, son testimonios y formas de narrar con el dibujo todo aquello que las palabras no dicen. Aquí, el arte no es solo contemplación. Es acción, valiente toma de posición y gesto de resistencia que, en Colombia, desde los lugares que se atreven a publicar sus caricaturas, Calarcá propina demoledores leñazos a los injustos contra el pueblo. Realzo la caricatura de Igor Stravinsky, de la cual escucho emerger tersas algunas notas de su suite El pájaro de fuego. Y algunas crucifixiones, tema del cual soy coleccionista. Para los calarqueños, resalto las plumillas de los poetas Luis Vidales y Baudilio Montoya, de las cuales una copia o los originales, debían estar aquí en Calarcá en la Casa de la cultura.
Con información El Quindiano

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