La batalla por la democracia, las reformas y la justicia social continúa. Cuatro acciones denotan avances en la lucha del pueblo: una, la firma del Decreto 0639 de 2025, que convoca la Consulta Popular; dos, la demostración de firmeza y resistencia del pueblo caleño y valluno en apoyo al Gobierno y las reformas; tres, la propuesta de convocatoria a una Asamblea Nacional constituyente como máxima expresión de un poder popular en ascenso; y cuatro, tal vez una de las más transcendentales, el acto de radicación del ideario de unidad, estatutos y acuerdo de fusión de los partidos Colombia Humana, Polo Democrático Alternativo, Unión Patriótica, Partido Comunista, Progresistas y la Minga Social y Política. Todas estas decisiones y acciones tienen a la oposición con un ataque de nervios.
Editorial 3276
Ante el Consejo Nacional Electoral, CNE, se radicaron todos los documentos exigidos por la ley, los cuales fueron consolidados en un largo y dispendioso proceso jurídico y político, que requirió un alto nivel y capacidad de construcción de consensos y acuerdos. La toma de decisiones fue precedida por enriquecedores estudios, debates y análisis de experiencias en América Latina y el mundo, en torno a la construcción desde abajo de coaliciones, partidos únicos, frentes amplios y bloques de poder popular.
Los partidos y organizaciones que logran este paso, estuvieron guiados siempre por una idea central: “Esta unidad, aunque bebe de diversas experiencias, debe tener un sello colombiano, debe estar basada en nuestra cultura, en las luchas históricas que ha dado el pueblo colombiano y su programa debe ser la guía para la construcción de un nuevo país en paz con justicia social, y esto fue lo que construimos y radicamos hoy”, afirmó Claudia Flórez Sepúlveda, secretaría general del Partido Comunista Colombiano, en el acto realizado en el CNE.
Por primera vez en Colombia, están coincidiendo la unidad social, popular y territorial con la unidad política, legal y formal de la izquierda, el progresismo y sectores democráticos nacionales. No es un acto más de unidad de la izquierda. Es bien sabido el historial de disputas, contradicciones y tensiones que no nos han permitido avanzar en un proyecto de poder social y popular. Por fin, al parecer, hemos aprendido la lección. ¡La unidad es la victoria del pueblo!
Hay que catalogarlo, sin duda, como un hecho histórico que será determinante junto a otros factores objetivos y subjetivos, para que se inaugure un nuevo ciclo de avances en los cambios, de profundización de las reformas sociales, la desconcentración y redistribución de la tierra y la consolidación de una paz total y duradera con justicia social.
Es un primer y gran paso que requerirá por lo menos dos condiciones más para que se potencie su impacto estratégico en perspectiva de cambio. Por un lado, seguir en la lucha institucional por incidir en que el CNE sea un espacio de decisiones tomadas en derecho y con respeto por los principios democráticos constitucionales, es decir, que no actúe bajo el mal y vengativo precepto de atajar el avance del proyecto de cambio; y, por otro lado, que los partidos que han firmado hoy esta unidad, la fortalezcan desde abajo con las bases sociales, territoriales, que no se quede solo en Bogotá, que sea incluyente, descentralizada, actuante y convocante de la movilización y la lucha popular.
Para los y las comunistas, es una nueva etapa que sienta las bases para la construcción de un poderoso bloque político, social y étnico popular que abrirá las alamedas del socialismo colombiano.
Foto Oscar Sotelo
Con información del Semanario Voz