El tercer día de la feria del libro en Ibagué (Tolima), se caracterizó por hechos singulares de gran importancia que sin lugar a dudas engalanaron la gran fiesta de la vida que simbolizan los libros, sea del género que sea. El sol brillante, el viento suave, volvieron a hacer presencia con estoicismo y abnegación, creando el mejor ambiente para los amigos del texto escrito.

Conversación literaria sobre Armero, moderada por el maestro Carlos Orlando Pardo Rodríguez. Foto Nelosi
Por: Nelson Lombana Silva
El parque Manuel Murillo Toro bien parecía una aldea macondiana, donde los fieles lectores caminaban en todas direcciones en busca de hacer contacto con el texto, con la palabra. No era cantidad, era calidad. La presencia en el histórico parque del internacional Arlés Herrera, el Maestro Calarcá, deslizándose por el escenario “clandestinamente”, le dio impacto y grandeza al magno evento. Prácticamente, toda la mañana y parte de la tarde, estuvo acompañando la hermosa exposición, siempre con la modestia propia de los grandes.
La escritora Bella Clara Ventura, deslumbró con su poema dedicado a la tragedia de Armero ocurría hace cuarenta años gracias a la improvisación y falta de humanismo de la clase gobernante de la época, quien al descubierto no tuvo más alternativa que responsabilizar a la naturaleza de lo que bien considera el escritor armerita, Ricardo Galindo Gómez una verdadera masacre. Fue un poema metálico de rico contenido y de sensibilidad oceánica.

El escritor armerita, Ricardo Galindo Gómez en la feria del libro en Ibagué 2025. Foto Nelosi
En un acto de grandeza y de hondo contenido de clase, Ricardo Galindo Gómez, rompió viejos esquemas diplomáticos, para hablar más con la razón que con el corazón, demostrando con creces que la literatura también es tribuna de denuncia. “Mi trabajo, dijo, es una novela histórica, una protesta”. Acerca de la desaparición de Armero hace cuarenta años, bien puede considerarse una especie de crónica anunciada. Por eso el escritor armerita dice sin ambages que aquello se puede calificar de masacre.
Al comentar su obra, afirma que su contenido es un verdadero compendio de la otrora considerada “ciudad blanca de Colombia”, sus peripecias cotidianas y propias del sistema capitalista que maquilla de tal manera que hace aparecer el dolor del pueblo humilde y desamparado como algo “normal” y hasta “folclórico”.

Hernán Augusto Ruiz Rodríguez, condecorado por la alcaldesa de Ibagué. Foto archivo Hernán R
El anuncio del maestro Carlos Orlando Pardo Rodríguez, que actuaba como moderador, de que Hernán Ruiz, director de la biblioteca Soledad Rengifo y catedrático de la universidad del Tolima, presentaba su primera obra literaria, rebosó el ambiente literario de alegría inmensa, sobre todo, de quienes amamos el mundo mágico de la literatura, porque consideramos que es un campo de lucha y de liberación, de humanismo y de paz.
Con toda la timidez del mundo de quien lo hace por primera vez, Hernán Ruiz comentó detalles de su obra a vuelo de mariposas amarillas como diría nuestro nobel de literatura, Gabriel García Márquez. Se refiere a la tragedia de los niños armeritas durante la avalancha que cegó la vida de miles y miles de seres humanos que no tuvieron respuesta del entonces gobierno nacional quien al parecer sabía exactamente lo que iba a ocurrir por estudios técnicos y científicos. En su obra, también reivindica el drama de los animales, especialmente del perro, según indicó en su corta exposición de lanzamiento.
Fue un día fantástico, lleno de emociones encontradas y momentos estelares que demuestran el ímpetu del libro, su importancia y dinámica que nos permite salir de la oscuridad y brillar con luz propia e independencia. Gracias a él, es posible pensar por sí mismo, como bien lo dijo el escritor Leonel Osorio Cardona. Hoy caerá el telón desafortunadamente, esperamos que no se pierda esta jornada cultural y artística.
El maestro Calarcá conversa con el secretario municipal de cultura, Mauricio Hernández Cala. Foto. Nelosi