Santiago de Chile.-  Así como según la biblia el Arca de Noé salvó a distintas especies del diluvio universal, Chile protege su patrimonio genético agrícola de catástrofes en una bóveda, a -20 grados, en el Banco Base de Semillas Intihuasi.

Por Carmen Esquivel

Corresponsal jefa en Chile

La institución está ubicada en el corazón del Valle del Elqui, famoso por poseer uno de los cielos más limpios del hemisferio sur, con varios sitios para la observación astronómica y ser la cuna de la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral.

Hasta ese paraje, ubicado a cerca de 500 kilómetros de Santiago, llegamos un grupo de corresponsales en viaje organizado por la Fundación Imagen de Chile.

Perteneciente al Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), el Banco fue creado a principios de la década de 1990 y cuenta con una capacidad de almacenamiento para 75 mil muestras.

“Aquí tenemos dos líneas de trabajo principales. Conservamos semillas de las especies agrícolas del país y, además, de la flora nativa”, explicó la investigadora Ana Sandoval.

Dentro del tesoro resguardado están colecciones de maíz y trigo que llevan más de 20 años almacenadas, así como muestras de especies en peligro crítico, e incluso, de algunas que se creyeron extintas, pero luego fueron halladas, añadió la especialista.

Mencionó entre ellas la Menodora linoides, perteneciente a la familia de las oleáceas, como los olivos, que fue redescubierta en 2004 en la región de Valparaíso.

También está el Argemone, planta considerada extinguida en 2011, pero identificada posteriormente por los taxónomos y recolectada para el banco, explicó.

EN LA CASA DEL SOL

En el Intihuasi, la Casa del Sol en idioma quechua, los recursos genéticos vegetales son resguardados ex situ (fuera de su hábitat) en forma de semilla, tubérculo, tejido in vitro y plantas enteras en campo definidas como accesiones.

“Para ello contamos con una cámara de frío, con temperaturas a menos 20 grados Celsius que permite la conservación a largo plazo, es decir de más de 50 años, e incluso podrían ser cientos de años”, explica la especialista Carolina Pañitrur.

Informó que las semillas para ser preservadas necesitan un ambiente de baja temperatura y poca humedad. Chile cuenta con una red de cinco bancos de recursos fitogenéticos en todo el territorio, pero sin dudas, este es el principal, afirmó.

Britt Wallberg, encargada del Banco Base, precisó que en esta institución está resguardado el 28 por ciento de la flora nativa del país.

El proceso para la conservación de la semilla es largo, tenemos que saber de dónde viene, cómo fue recolectada, si es viable y representativa de la diversidad genética y cuál es su respuesta ante los períodos de estrés como la alta radiación solar y sequía, explica.

En el centro pudimos observar todo el recorrido, desde la selección, el secado, hasta la refrigeración y luego su germinación.

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias también tiene un compromiso con la agricultura familiar campesina e indígena, y entrega a productores de la zona variedades conservadas para generar un ecosistema sostenible.

Viviana Ibacache pertenece a la Red de Multiplicadores de Semilla que trabaja en conjunto con el INIA.

Somos ocho las personas que integramos la red, siete mujeres y un hombre, informó a Prensa Latina.

Ibacache consideró que este proyecto tiene un valor muy importante para la comunidad porque rescata la semilla tradicional que es más resistente y resiliente ante el cambio climático que las híbridas.

La iniciativa tiene el objetivo de garantizar la seguridad y soberanía alimentaria y también el poder nutrirnos de manera sana, dijo.

EL INIA

Creado en 1964, el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) trabaja para mejorar la agricultura y guiarla hacia una producción respetuosa del medio ambiente, así como por la conservación de los recursos genéticos.

De acuerdo con el director nacional del INIA, el ingeniero agrónomo Carlos Furche, la institución es clave para la modernización de la agricultura en el país.

“En estos más de 60 años Chile pasó de ser un importador a un exportador neto de alimentos. Tenemos una balanza comercial agrícola positiva”, expresó a Prensa Latina.

Precisó que en el Banco Base de Semillas se preserva aquello que es fundamental para el desarrollo agrícola y la alimentación.

En estos momentos, el INIA tiene un intercambio muy activo con países de la región, entre ellos Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y México.

Furche se refirió también a los enormes desafíos ambientales a nivel nacional e internacional con el cambio climático y en ese contexto considera que conciliar la actividad productiva con el respeto a la naturaleza es fundamental.

En el libro Viaje a la Semilla, el escritor cubano Alejo Carpentier hace un recorrido a la inversa desde la muerte hasta la concepción, y visitar el banco Intihuasi nos remite al título de ese texto porque allí está la simiente de todo lo que nos rodea.
Con información de Prensa Latina

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