Pude establecer una excelente amistad con el camarada Evelio Villarreal, la cual fue cultivada durante años al lado de las tareas propias del Partido Comunista. Lo visitaba con bastante frecuencia, compartiendo con su esposa y él, largas conversaciones sobre los más diversos temas.
Por Nelson Lombana Silva
Fue motivo de preocupación la violenta arremetida del imperialismo contra la hermana república bolivariana de Venezuela, el ejemplo del pueblo cubano a noventa millas de Estados Unidos y los demás procesos que se iban desarrollando en el continente y en el mundo. Era una retroalimentación al calor de un tinto o un suculento almuerzo. “Venga a comer fríjoles”, me solía decir con bastante frecuencia.
Era intransigente. Sentía orgullo al decir: Soy Comunista. Era dinámico. Recordaba con bastante frecuencia a los camaradas más antiguos; tenía especial deferencia por el camarada Carlos Arturo Lozano Guillén, director durante largo tiempo del semanario VOZ La verdad del pueblo.
Participaba de la junta de acción comunal. Duros debates libraba con sus miembros, en la mayoría, partidarios de los partidos tradicionales. Era radical en sus posiciones, profundamente honesto y servicial. Utilizaba la música come medio de comunicación para llegar a la comunidad de su barrio. Muy humano, fácilmente se conmovía del dolor ajeno.
Con el camarada estuvimos en muchas partes del departamento. Visitó la biblioteca Cañón del Combeima en Villa Restrepo, destacando la importancia de ésta en el proceso educativo y formativo de chicos y grandes. “El cambio real se dará cuando el pueblo piense por sí mismo, tenga pensamiento crítico y analítico. No sea borrego”, afirmaba en esa oportunidad.
También nos encontramos en la vereda Juntas, corregimiento 7 del imponente Cañón del Combeima. Hizo allí una brillante presentación musical arrancando aplausos e incluso, una condecoración entregada por los organizadores. Vestido completamente de blanco, se erguía enhiesto en esta turística región.
En dos oportunidades viajamos al municipio de Anzoátegui (Tolima). Viajes muy placentero que se caracterizaron por el diálogo y los recuerdos ignotos cuando se era feliz e indocumentado, como diría Gabriel García Márquez. ¡Qué recuerdos aquellos!
El primer viaje fue a participar del festival de la trucha en Palomar. Íbamos con las mejores expectativas de saborear este manjar y compartir con los campesinos de la vasta región. El tiro salió por la culata. No encontramos una sola trucha ni siquiera para tomarle una foto y hacer un artículo periodístico. Ni corto ni perezoso, el camarada desenfundó el timple improvisando trovas colocando en evidencia el desagradable incidente con inmenso y espléndido humor propio de él.
El segundo viaje, fue al despacho de la alcaldía con el fin de presentar un proyecto a nombre de la corporación Cacique Calarcá. Si bien no se concretó la tarea, por cuanto el alcalde amarrado a su jefe político, le impedía actuar libremente. Recorrimos las calles y regresamos a la ciudad con la convicción de que no resulta fácil ser comunista en Colombia.
En cuántas brigadas de VOZ La verdad del pueblo nos acompañó con entusiasmo y decisión, lo mismo en las conmemoraciones del primero de mayo, día de la clase obrera. Era dogma su presencia en la marcha como en la fiesta que organiza el Partido en la 20.
Imposible narrar tanta experiencia compartida con el camarada Evelio, con qué fuerza de voluntad nos ayudó a reconstruir parte de la historia de la lucha de los comunistas en Ibagué, sobre todo en la recuperación de tierras, con su activa participación.
Su ejemplo debe seguir brillando en el firmamento tolimense, inspiración de las presentes y futuras generaciones. Sin ambages el camarada Evelio nos recordó con qué claridad de que el comunismo es teoría y práctica. ¡Qué lección! Cumpliste camarada, descanse en paz.
Camarada Evelio Villarreal y Nelson Lombana Silva, de paso por el corregimiento de Palomar, municipio de Anzoátegui, Tolima. Foto JMC