Dentro del marco de la Ley 1448 de 2011, esta es una norma que desde su aprobación en el Congreso de la República ha sido objeto de críticas justificadas y demandas de reforma por parte de amplios sectores democráticos y aquellos que consideran crucial adherirse a los estándares internacionales de derechos humanos, tal como lo ha recomendado al país la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, a principios de este año.

Jorge Gómez (*)

La Unidad Nacional de Víctimas recientemente ha establecido espacios para escuchar a las organizaciones sociales con el fin de conocer qué aspectos deben ser incorporados, ampliados y modificados en el proyecto de ley de reforma que está siendo debatido en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes.

A pesar de los limitados alcances de la Ley 1448, como instrumento en las tareas de reparación de la democracia en Colombia y en la lucha contra la ideología extranjera del anticomunismo, el Partido Comunista ha actuado y ha logrado ser reconocido como víctima política colectiva sujeta a reparación. Este hecho no debe ser pasado por alto, ya que tiene una gran trascendencia. Se suma al fallo de la CIDH que reconoció la responsabilidad del Estado en el exterminio hacia los integrantes de la Unión Patriótica, lo cual contribuye a la búsqueda de la memoria histórica y democrática.

Durante los próximos tres meses, la pregunta sobre cómo debe repararse un partido político reconocido como víctima del conflicto armado y del terrorismo de Estado, recorrerá los territorios que fueron testigos del genocidio político prolongado y extendido que afectó con homicidios, torturas, encarcelamiento injusto, desplazamiento, estigmatización, persecución, entre otras formas de violencia, al proyecto estratégico de cambios estructurales y paz surgido en 1930. En este sentido, se acoge con satisfacción cualquier aporte y reflexión en este proceso.

Esta cuestión no solo implica un desafío jurídico y político, sino también un compromiso ético y moral. Es esencial garantizar una reparación integral que aborde no solo las pérdidas materiales, sino también las afectaciones psicológicas y sociales sufridas por las víctimas y sus comunidades. Asimismo, es fundamental que este proceso de reparación se realice de manera transparente y participativa, involucrando activamente a las organizaciones de la sociedad civil en todas las etapas. Además, es necesario abordar las causas estructurales del conflicto armado y del terrorismo de Estado, como la desigualdad socioeconómica, la exclusión política y la falta de acceso a la justicia y a la verdad.

La reparación de las víctimas del conflicto armado, entre ellas las del Partido Comunista Colombiano, es un proceso complejo y multidimensional que requiere del compromiso y la colaboración de todos los actores involucrados. Es fundamental que este proceso se lleve a cabo de manera transparente y participativa, garantizando la justicia y la verdad. Solo así se podrá construir una paz duradera y sostenible en Colombia y evitar que se repitan los horrores del pasado.

*Secretario nacional de organización del PCC
Con información del Semanario Voz

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