A ciertos periodistas de Caracol Radio les pareció que la intervención del presidente en las Naciones Unidas no tenía un conveniente tono diplomático, es decir, se salió de los moldes pertinentes en un escenario como aquel, e incluso recordaron a Chávez cuando dijo en una ocasión que allí en ese estrado olía a azufre. Y les pareció que victimizar a América Latina era anacrónico, es decir un discurso trasnochado, al estilo de Las venas abiertas de América latina, de Eduardo Galeano. Y el expresidente de Ecopetrol el señor Echeverry consideró que no se puede equiparar petróleo, cocaína y carbón.

Por Guillermo Pérez La Rotta

Frente a eso, yo considero que la gran cuestión de las diferencias geopolíticas, económicas y políticas entre el Norte y el Sur, está a la orden del día luego de la caída del muro del Berlín y de la crisis del neoliberalismo global, agravada hoy por el covid y las guerras actuales. Y como pequeño ejemplo pongo en escena el documental de la televisión alemana, titulado “La mentira del libre comercio”, y transcribo del video.

Desde un periodismo originado en el primer mundo, se argumenta sobre la desigualdad estructural de los acuerdos que existen hoy (y que además están en crisis por las guerras y el covid). Y hay muchos estudios serios, de diferentes tendencias ideológicas que abordan la compleja problemática geopolítica del Sur y Norte globales, desde lo filosófico o lo económico. Aquellos periodistas de Caracol podrían –o ¿deberían?- documentarse con los libros de Josef Estermannn, Enrique Leff, Arturo Escobar o Thomas Piketti, para mencionar solo algunos. Esos periodistas tienen el deber de decir cosas que orienten a la opinión, aun si tienen una ideología diferente a la de Petro.

Lo central en el discurso del presidente es en realidad una reflexión pertinente desde a las diferencias actuales entre Norte y Sur, y en particular en relación con el fracaso de la guerra contra las drogas y la necesidad de proteger el Amazonas, desde diversas opciones urgentes que no dan espera, y algunas ideas al respecto dijo Petro. Pero también es un cuestionamiento del capitalismo global y sus consecuencias para el planeta. El norte consumista de Estados Unidos contamina más que nosotros, y ha impuesto una guerra contra el tráfico de drogas donde nosotros ponemos muchos muertos, y ellos también, aunque en menor grado. Y los expresidentes Santos y Gaviria, lo han dicho también a su modo: La guerra contra las drogas fracasó.

Claro que el carbón y el petróleo se necesitan hoy con más fuerza, luego de las guerras que sufre la humanidad, y posiblemente por unas cuantas décadas, pero no podemos minimizar el impacto que tienen sobre el planeta. Y la necesidad de carbón y petróleo refiere parcialmente a esa sociedad capitalista y sus excesos en función de la ganancia y el dinero. Frente a esos excesos, y en relación con las discutibles orientaciones de los centros de poder financiero y económico, ¿no valdría la pena algo de solidaridad, en función del mismo planeta y de la humanidad? Esto puede ser utopía, como en cierto sentido es el discurso del presidente, pero es una utopía en el buen sentido del término. Hay que soñar lo posible, y ese también es un legado de todos nuestros antepasados. Hay que unir la filosofía a las ciencias sociales críticas para cuestionar el capitalismo de hoy y abrir nuevas posibilidades de vida para la humanidad.

Y la cocaína puede que no tenga la misma condición que el carbón y el petróleo como venenos, pero ya es hora de cambiar un esquema impuesto por el poder mundial, que ha fracasado con todas las consecuencias que vemos hoy. Por eso Petro los tilda de hipócritas. Y por eso también hay que salirse de los moldes comedidos de una diplomacia que tiene que decir las cosas con un respeto que baja la cabeza ante los grandes centros de poder.

El discurso de Petro tiene retórica y poesía, algo de filosofía, y algunas propuestas que puede que prosperen o que no avancen, pero muestra que hemos de abrir camino para empezar a cambiar con radicalidad el tráfico de drogas y la crisis ambiental. El Secretario General de las Naciones Unidas ya lo advirtió en un reciente documento. Por último, la comparación de Andrés Pastrana que pone a Petro en el lugar de un capo, es otro ejemplo fehaciente que muestra, nuevamente, la pequeña talla intelectual y moral del expresidente. Hombres de ese talante hemos tenido muchos, gobernando este país. Para desgracia nuestra.

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