Este Primero de Mayo la tradición de lucha del movimiento obrero de trabajadoras y trabajadores, se expresa nuevamente en la movilización popular en las calles. La gran marcha clasista de esta memorable fecha, coincide con un momento de máxima tensión en la lucha de clases en Colombia en el que están en juego la democracia, la paz con justicia social y las reformas sociales que necesita el pueblo.

Editorial 3269

El valor político y transformador de la movilización popular ha sido un patrimonio y una constante de la clase trabajadora. En la historia, esta ha sido clave y fundamental como método de la participación activa del pueblo en la construcción del socialismo, dinamizador de las luchas por la liberación nacional y contra el imperialismo.

Las movilizaciones populares son expresión de la germinación y avance en la construcción del poder del pueblo, que, al tomarse la calle en masa, actúan como poder constituyente actuante y propositivo. La movilización es una opinión colectiva, democrática y con legitimidad social, es una convocatoria a la sociedad, es el llamado a la construcción de un bloque popular de poder que por fin le dé a Colombia una nueva patria para todos y todas

En el marco de las reformas y los cambios en Colombia, la movilización popular juega un papel fundamental como expresión de la participación ciudadana y como motor de transformaciones sociales.

Los procesos sociales, las organizaciones étnico territoriales, la izquierda y el progresismo, que hoy hacen parte de un bloque plural democrático coincidente con el gobierno actual, se encuentran en la movilización callejera, se articulan para defender los cambios y actúan conjuntamente en el debate abierto con gran parte del Establecimiento que no quiere el cambio y se empecina en defender privilegios corruptos y guerreristas.

La movilización popular social y política por el cambio potencia otras formas de lucha y acción política como las huelgas, los plantones, las jornadas, las velatones, el cacerolazo, los actos culturales, los comunicados y manifiestos de llamado a la lucha. Tomarse la calle supera el formalismo del voto electoral, supera los escenarios del Congreso, incluso, interpela a las Cortes y a los organismos de control como la Procuraduría y la Contraloría en la exigencia de derechos, justicia social, democracia y paz.

El acuerdo de paz de 2016 y los estallidos sociales y populares de 2019 y 2021 han sido unas de las experiencias más contundentes y expresivas del poder y el valor político de la movilización del pueblo. Abrieron las compuertas del cambio y produjeron condiciones para elegir por primera vez en Colombia a un gobierno progresista y de izquierda, han ralentizado las políticas neoliberales y desde una perspectiva comunista y leninista (de atender la realidad concreta), han dado un nuevo aire en el proceso de lucha revolucionaria por la liberación nacional y contra el imperialismo.

La movilización popular en Colombia y en América Latina en este Primero de Mayo, la asumimos como una fuerza democratizadora y expresión del poder popular para el cambio y el logro de las reformas.
Foto presidencia de la República
Con información del Semanario Voz

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