Sea la oportunidad para saludar con el mayor respeto, admiración y consideración a todos los docentes y maestros del planeta, muy especialmente de Colombia, del Tolima, de Ibagué y del Cañón del Combeima, en su merecido día.
Por Nelson Lombana Silva
La docencia es sin lugar a dudas una de las profesiones más hermosas e importantes que muy poco los gobiernos y más concretamente el sistema capitalista, han destacado en la práctica. ¿Qué alto funcionario no pasó por una escuela, un colegio o una universidad?
Detrás de esas altas personalidades, algunas salvajes e inhumanas, siempre hubo un pedagogo o una pedagoga con toda la paciencia del mundo y casi siempre mal remunerada, haciendo el milagro mágico de enseñar a leer y a escribir, pero también a mirar el mundo desde una perspectiva crítica y analítica. No menos importante a vivir en comunidad y en encontrar la forma más expedita de conseguir el sustento diario.
No hay duda, esta profesión es noble y fundamental al momento de entender la dinámica del mundo y de la sociedad, en el momento de interpretar la realidad antropológica del ser humano y el horizonte de construir una nueva sociedad basada en valores de amor, equidad y justicia.
En esa realidad pedagoga, se encuentran maestros por ocasión y también por vocación. Unos y otros merecen la más profunda admiración por cuanto el esfuerzo resulta enorme y el desafío latente para cumplir de la mejor manera su histórica misión.
Es el momento para recordar a los docentes mártires que han ofrendado sus vidas en cumplimiento de su tarea o compromiso, sobre todos los que cayeron asesinados durante la mal llamada “seguridad democrática”, un período de terror que cobró la vida de decenas de docentes, hombres y mujeres en toda Colombia.
También es el momento para luchar todos unidos por un salario digno para el magisterio, una salud que satisfaga la necesidad oportunamente, un magisterio crítico y analítico consecuente con el momento histórico que estamos viviendo, con los cambios que a diario se suscitan en todas las ramas del conocimiento. Necesitamos un magisterio empoderado generando su propia pedagogía, no más pedagogías importadas, no más educación para domesticar. Por el contrario. Necesitamos una pedagogía propia, crítica y humana, donde el educando forje tempranamente un pensamiento crítico, humano y pacífico en comunión con el liderazgo del docente.
Un saludo muy especial a los docentes que laboran en los colegios y las escuelas del Cañón del Combeima, en Ibagué (Tolima). El talante y el compromiso de cada uno de ellos, es digno de destacar y admirar. A todos ellos y a todas ellas, en nuestra condición de bibliotecario, reiteramos nuestra profunda admiración en su día. ¡Muchas felicidades hoy y siempre!