Hace 98 años, el 6 de marzo de 1927, nació en Aracataca, Colombia, Gabriel García Márquez gran amigo de Cuba Socialista, ganador del Premio Nobel de Literatura en el año 1982 y autor de la novela Cien años de soledad, considerada parte de los grandes clásicos de la literatura castellana de todos los tiempos.
Por: Oscar H. Avellaneda (*)
Desde el inicio del triunfo revolucionario de 1959 en Cuba, Gabo estableció una gran amistad con el Pueblo cubano y en especial con su líder histórico Fidel Castro, siendo criticado por los sectores de derecha de Colombia y otras partes del mundo. En Cuba fue fundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, importante centro latinoamericano de altos estudios que se encarga de formar profesionales cinematográficos para los países del área, y primer presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.
Nació de la unión que conformaba el matrimonio del telegrafista conservador Gabriel Eligio García y su esposa Luisa Santiaga Márquez Iguarán, hija de un liberal que no apoyó su matrimonio. Cuando contaba con dos años de edad, sus padres fueron a vivir a Barranquilla, donde don Eligio montó una farmacia y allí recibió el cuidado de sus abuelos paternos y tías.
Los abuelos fueron dos personajes bien particulares y marcaron el periplo literario del futuro Nobel: el coronel liberal Nicolás Márquez, veterano de la Guerra de los Mil Días y fuerte crítico de la Masacre de las bananeras (1928), quien le contó al pequeño Gabo infinidad de historias de su juventud y de las guerras civiles del Siglo XIX, lo llevaba al circo y al cine, y fue su cordón umbilical con la historia y con la realidad. Doña Tranquilina Iguarán, su abuela, se la pasaba contando fábulas y leyendas familiares, mientras organizaba la vida de los miembros de la casa de acuerdo con los mensajes que decía recibir en sueños: ella fue la fuente de la visión mágica y sobrenatural de la realidad.
El propio Gabo expresó:
“Es difícil que haya una línea en algunos de mis libros que no tenga su origen en la infancia… Durante los primeros ocho años de mi vida, tuve las experiencias que luego he elaborado poéticamente, literariamente a través de toda mi vida. Y pocas experiencias posteriores me han sido tan útiles como las de la infancia. En realidad yo podría decir que toda mi obra tiene su cantera en los primeros años de la infancia. No recuerdo esa época, ni la de como un niño feliz, ni la de un niño infeliz, sino como la de alguien que tenía una vida propia, un mundo propio dentro del cual vivía y que es el que ha alimentado todo el resto de mi obra”
El 8 de marzo de 1943, gracias a una beca, ingresó en el internado del Liceo Nacional de Zipaquirá, donde tuvo como profesor de literatura, entre 1944 y 1946, a Carlos Julio Calderón Hermida, a quien en 1955, cuando publicó La hojarasca, le obsequió con la siguiente dedicatoria: “A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera”. Ocho meses antes de la entrega del Nobel, en la columna que publicaba en quince periódicos de todo el mundo, García Márquez declaró que Calderón era “el profesor ideal de Literatura”.
En el Liceo la formación en las letras era prioritaria, iba mucho más allá de la asistencia a clases, tanto que la jornada literaria terminaba solo después de las nueve y media de la noche, cuando tras acostarse, a los estudiantes internos un profesor les leía un capítulo de un libro de literatura colombiana, de América o universal, escogido con la intención de fortalecer su amor por las letras.
En 1946 terminó sus estudios secundarios con magníficas calificaciones, graduándose de Bachiller el 12 de diciembre de ese año.
En 1947 se matriculó en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Bogotá, donde conoció a Camilo Torres Restrepo, con quien trabó una intensa amistad. El estudio de leyes no era propiamente su pasión, pero logró consolidar su vocación de escritor.
El 9 de abril de 1948 la CIA asesinó al líder liberal Jorge Eliécer Gaitán cerca de la pensión en la que Gabo se alojaba, la cual es incendiada, lo que le provocó la pérdida de muchos libros y manuscritos. La universidad es cerrada, por lo cual se trasladó al domicilio familiar en Cartagena.
En marzo de 1958 se casó en Barranquilla con Mercedes Barcha y en mayo del mismo año publicó “El coronel no tiene quien le escriba”
Tras el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 viajó a La Habana invitado por el líder de la naciente revolución Fidel Castro como parte de la campaña denominada Operación Verdad. Allí asistió al juicio público contra Sosa Blanco, colaborador de Fulgencio Batista, y vio de cerca la realidad del proceso revolucionario que se estaba llevando a cabo. Este sería el comienzo de una gran amistad entre Gabo, Cuba y Fidel.
En una entrevista con Claudia Dreifus en 1982 Gabo dijo que su relación con Fidel se basaba fundamentalmente en la literatura: “La nuestra es una amistad intelectual. Puede que no sea ampliamente conocido que Fidel es un hombre culto. Cuando estamos juntos, hablamos mucho sobre la literatura”
Luego de su visita a Cuba regresa a Bogotá como corresponsal de la agencia de noticias Prensa Latina, creada por la Revolución Cubana y dirigida por el argentino Jorge Masetti. Entre julio y octubre aparecen en la revista Cromos de Bogotá sus “90 días en la Cortina de Hierro”. Nace el día 24 de agosto su primer hijo, Rodrigo, que es bautizado por su amigo Camilo Torres. En 1960 regresó nuevamente a La Habana y continuó trabajando en Prensa Latina.
En 1961 viaja a Nueva York como corresponsal de Prensa Latina, aunque renuncia en mayo por presiones políticas de agentes de los Estados Unidos, y amenazas de criminales exiliados cubanos que incluso llegaron a apuntarle con un arma cuando se dirigía en automóvil a su domicilio.
Debido a su fama y a sus puntos de vista sobre el imperialismo norteamericano, fue etiquetado como “subversivo” y por muchos años le fue negada la visa estadounidense. Sin embargo, después que Bill Clinton fuera elegido presidente de EE. UU., este finalmente levantó la prohibición de viajar a su país y afirmó que Cien años de soledad era «su novela favorita»
De Cien años de Soledad Pablo Neruda, el gran poeta chileno, opinó: “Es la mejor novela que se ha escrito en castellano después del Quijote”.
En la década de 1970 Gabo expresó su solidaridad con el proceso Socialista en Chile bajo la guía de Salvador Allende, la Guerra de liberación de Vietnam, el proceso revolucionario en Angola, el Movimiento sandinista en Nicaragua y especialmente, con la defensa de la Revolución Cubana.
En 1972 obtiene el Premio Rómulo Gallegos, cuyo valor monetario dona al grupo revolucionario venezolano Movimiento al Socialismo y al Comité de Solidaridad con los presos políticos.
Gabo fue fundador de la revista Alternativa. Nombrado vicepresidente de la organización defensora de los Derechos Humanos, Tribunal Bertrand Russell apoyó el reclamo del presidente panameño Omar Torrijos por el reintegro del Canal de Panamá a sus verdaderos dueños.
En 1977 publica en Lima “Operación Carlota”, sobre la solidaridad combativa de Cuba en Angola.
En 1979 se entrevistó con el papa Juan Pablo II. Forma parte de la Comisión Internacional sobre los Medios de Información y de Comunicación organizada por la UNESCO, que condenó a los gobiernos de Reagan y la británica Thatcher lo cual provocó la retirada de EE. UU. y el Reino Unido de dicha organización.
En 1980 la revista Alternativa es clausurada por el gobierno colombiano y en marzo de 1981 se le acusó falsamente de estar vinculado al grupo guerrillero M-19, y debido a la persecución de las fuerzas militares se vio forzado a pedir asilo político en la embajada mexicana en Bogotá.
En octubre de 1982 se le concedió el Premio Nobel de Literatura, que recogió en Estocolmo el mes de diciembre vestido de liquilique, a la usanza del Caribe oriental.
El escritor Juan Rulfo opinó: “Por primera vez después de muchos años se ha dado un premio de literatura justo”.
Con el discurso “La soledad de América Latina” (que leyó el miércoles 8 de diciembre de 1982 ante la Academia Sueca en pleno y ante cuatrocientos invitados y que fue traducido simultáneamente a ocho idiomas), intentó romper los moldes o frases gastadas con que tradicionalmente Europa se ha referido a Latinoamérica, y denunció la falta de atención de las superpotencias por el continente. Dio a entender cómo los europeos se han equivocado en su posición frente a las Américas, y se han quedado tan solo con la carga de maravilla y magia que se ha asociado siempre a esta parte del mundo. Sugirió cambiar ese punto de vista mediante la creación de una nueva y gran utopía: LA VIDA, que es a su vez la respuesta de Latinoamérica a su propia trayectoria de muerte.
El discurso es una auténtica pieza literaria de gran estilo y de hondo contenido americanista, una hermosa manifestación de personalidad nacionalista, de fe en los destinos del continente y de nuestros Pueblos. Confirmó asimismo su compromiso con Latinoamérica, convencido de que el subdesarrollo total, integral, afecta todos los elementos de la vida latinoamericana. Por lo tanto, los escritores de esta parte del mundo deben estar comprometidos con la realidad social.
En 1986 colaboró con el cineasta chileno Miguel Littin, quien estaba exiliado de su país por órdenes de Pinochet, en una serie televisiva sobre la represión en Chile y escribe “La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile”
Con gran expectativa, los millones de seguidores del realismo mágico han recibido la obra audiovisual de Netflix, que cuenta con dieciséis capítulos que narran la historia de los Buendía y Macondo. En vida Gabo no aceptó su adaptación, pues pensaba que era imposible adaptar la vertiginosa historia en tan solo dos horas de película. Por tal razón, el argentino Alex García López, director de la serie, decidió que debía ser contada en dieciséis horas para precisar los detalles de la obra maestra de Gabo.
(*) Miembro del Movimiento Colombiano de Solidaridad con Cuba