En el informe Final de la Verdad realizado por la Comisión de la Verdad, al referirse al departamento de Sucre, en uno de sus apartes, tituló, “El paramilitarismo y sus impactos en los trabajadores y las trabajadoras de la salud de la ESE Hospital de San Onofre”.

Relata el documento que en el 2001 los paramilitares lograron quedar al mando del centro de salud. Ese año, el entonces alcalde Sabas Balseiro Gutiérrez designó como gerente del hospital a Kendy Ketty Ayala Gómez, sobrina de Mery Ayala Bertel, quien era esposa de Rodrigo Mercado Peluffo ‘Cadena’, comandante de los Héroes de los Montes de María, de las extintas AUC.

“La violación de los derechos humanos de la que fueron víctimas los trabajadores de la salud de la ESE San Onofre (el hospital) mantuvo una línea constante entre las amenazas, los tratos degradantes, la violación del derecho a un trabajo decente y digno, la desaparición y el desplazamiento forzado”, reza el informe.

Es así como para hacer cumplir las órdenes de ‘Cadena’, médicos y enfermeras del hospital eran forzados a priorizar para el servicio sanitario a los paramilitares, y lo que es peor, debían hacer falsas brigadas de salud que sirvieran como fachada para la atención y vacunación de los ‘paracos’ y se asignaban arbitrariamente jornadas de limpieza a las instalaciones para todo el personal, teniendo como regla que el que incumpliera debía pagar una multa que ayudaba a financiar proyectos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

La gerencia de Ayala Gómez fue ratificada por el alcalde Jorge Blanco Fuentes, hasta agosto de 2004, cuando es reemplazada por el médico Roger Padilla Paternina.

“Es durante estas dos gerencias, la de Ayala Gómez y la de Padilla, que ser trabajador de la ESE Hospital Local de San Onofre se convirtió en un dolor de cabeza para hombres y mujeres, personal sanitario de la cabecera municipal y los corregimientos”, dice el informe.

Es fácil interpretar entonces que el hospital de San Onofre fue para los paramilitares un laboratorio del terror, en el que “mostraron sus mayores capacidades de deshumanizar a quienes consideraban como sus enemigos”.

De acuerdo a los testimonios que la Comisión de la Verdad recogió en el territorio sanonofrino a finales de 2019 con el fin de recopilar la mayor información posible y armar el informe, es una historia que aún marca mucho dolor entre los pobladores de esta localidad del Golfo de Morrosquillo.

“Queda como una lección de algo que no se puede volver a repetir, de no volver nunca más a un periodo en el que los trabajadores de ese lugar se vieron expuestos a no contar con un mínimo de garantías para el ejercicio de su trabajo y que trajeron consecuencias en sus vidas, que aún afectan la salud mental de esas personas”, indica el informe.

Pero allí no para todo porque entre las paredes de ese centro asistencial también se perpetraron formas de violencia sexual y obstétrica.

No es difícil deducir que hubo violaciones y fue, lo cual suena espantoso, el recinto donde le practicaban los abortos a las víctimas de violación de Marco Tulio Pérez Guzmán, alias el Oso, con el fin de tapar, según ordenaba Cadena, “las cagadas” que hacía su amigo y ayudador en la comandancia del bloque.

Impedimentos

La presencia paramilitar en el hospital impidió que los trabajadores expresaran sus posturas frente a lo que ocurría en su entorno laboral, a la calidad en la prestación de los servicios, a sus derechos como trabajadores. Se reprimió la capacidad deliberativa y de participación en un proyecto laboral colectivo.

“El jefe de personal, la secretaria, toda esa gente era amiga de ellos, los paramilitares”, le dijeron los afectados a la Comisión.

Las mujeres y hombres que padecieron estos vejámenes y le dieron la información a la Comisión de la Verdad hacen parte de una organización llamada Asociación de Víctimas de Trabajadores y Extrabajadores de la ESE Hospital Local de San Onofre (Candelaria Blanco), nombrada así en honor a la memoria de su compañera desaparecida. Están en la lucha para lograr la reparación a la que tienen derecho, pero eso, como tantos procesos han quedo en gavetas llenas de polvo.
Fuente: La Regional

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