Tel Aviv.- Con el respaldo de Estados Unidos, Israel impulsa una estrategia de máxima presión contra el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) para obligarlo a intercambiar prisioneros pero sin comprometerse a finalizar la guerra, como insiste la milicia palestina.

Como parte del plan, el ministro israelí de Energía, Eli Cohen, anunció el corte inmediato del suministro de electricidad a la Franja de Gaza, donde viven más de dos millones de personas.

Hamas denunció la medida, aunque aclaró que la vecina nación paralizó casi de forma total el suministro tras el inicio del conflicto, en octubre de 2023.

La Oficina de Medios de Prensa del gobierno de Gaza explicó que como consecuencia del corte está amenazada la única planta desalinizadora operativa en el enclave costero.

La estructura, ubicada en la ciudad de Deir el-Balah, brinda servicios a medio millón de personas.

Al Jazeera explicó que la planta continúa en funcionamiento debido a las reservas de combustible, pero que estas se pueden acabar en cualquier momento debido al cierre de los cruces fronterizos, que impiden su abastecimiento.

Precisamente, el medio noticioso destacó que los palestinos en el enclave hacen colas durante horas en las panaderías ante la falta de alimentos, tras la decisión de Israel de cortar, el 2 de marzo último, la entrada de toda la ayuda.

Solo podemos conseguir una bolsa de pan. ¿Qué podemos hacer? Para cada persona solo hay medio plan, lamentó Abu Essam Abu Sahloul, de 75 años.

Antes teníamos electricidad para cocinar, pero ahora ni leña, señaló Samah Salhoul, una residente de Khan Yunis.

El ministro israelí de Finanzas, Bezalel Smotrich, alabó la decisión del Gobierno de detener la entrada de ayuda humanitaria a ese territorio.

El siguiente paso es cortar los suministros de agua y electricidad, y reanudar los combates, afirmó hace unos días.

Asimismo, el político de extrema derecha y líder del partido Sionismo Religioso pidió “abrir las puertas del infierno” en Gaza.

Por su parte, el dirigente de la formación radical Poder Judío, Itamar Ben Gvir, llamó al primer ministro Benjamin Netanyahu a bombardear los depósitos de agua en ese territorio.

Para presionar a Hamas, Gaza debe sufrir un infierno, afirmó el hasta hace poco titular de Seguridad Nacional.

Esos ataques provocarán “una inanición masiva” y nos “permitirán volver a la guerra con una fuerza tremenda” expresó.

Israel defiende la extensión de la tregua si hay un intercambio de prisioneros, pero Hamas reclama un acuerdo más general que incluya el fin de la guerra y para ello está dispuesto a dejar el Gobierno en el territorio, aunque no desarmarse.

La milicia teme entregar a los prisioneros israelíes, tanto vivos como muertos que mantiene en su poder, sin un compromiso de Netanyahu a finalizar las hostilidades.
Con información de Prensa Latina

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