Durante la dictadura del narcotraficante número 82, Álvaro Uribe Vélez, el paramilitarismo fue amo y señor del territorio municipal de Natagaima (Tolima). Era la ley. Al parecer quien le entregó las llaves al paramilitarismo en este municipio, fue el alcalde Farid León, según señala el dirigente de izquierda, José María Forero Castro.

Por Agamenón

Según indica, fueron asesinados más de doscientas personas durante este período. Muchas víctimas fueron sacadas del templo y otras asesinadas en presencia de los mismos familiares y público en general. No dudaban en descuartizar las personas parte por parte. Al parecer las masacres eran programadas, dice el compañero Forero Castro. El alcalde Farid León salía con el cuento que tenía alguna actividad fuera del municipio, dejándole todo el espacio a los facinerosos, auspiciados por el mismo Estado, en el marco del terrorismo de estado.

Su relato es el siguiente:

“La violencia se hizo sentir en el municipio durante este gobierno por la presencia paramilitar y el ejército nacional, que a la final era la misma cosa. Cuando llegaron los paramilitares no había ley que se opusiera a ellos, ellos eran la ley con el poder absoluto concedido por el gobierno de Uribe Vélez. Nadie se atrevía a decir ni mu. El que intentaba demandar el derecho a hablar era matado, en presencia de la misma familia. Incluso, sacaban la gente del templo para asesinarla. No había alcalde, no había policía, nadie. Todo el mundo era encerrado”.

“Incluso, el alcalde Farid León, fue el que le entregó la llave a los paramilitares en Natagaima. Cada masacre era estudiada. Don Farid León se iba haciéndose el “loco”, dizque a una reunión programada, para brindarle toda la libertad al paramilitarismo para actuar. Mataron a las de 200 personas, destrozados con la motosierra, en presencia de quien fuera. La víctima era asesinada en presencia de quien hubiera. Lo rajaban, lo destrozaban. Eso fue muy cruel en Natagaima. No hubo autoridad. Ellos eran la autoridad absoluta. El que logró escaparse, un milagro”.

“Una gente se logró salvar, pero fue porque se escaparon, el caprichoso, lo mataron. El paso de la barca, era el sitio clave para echar los destrozos al río Magdalena. El que se dejaba atrapar no le daban plomo, era a punta de motosierra, destrozándole quitándole una mano, luego la otra, un brazo luego el otro, una pierna después la otra y así sucesivamente”.

“Eso fue muy duro, muy triste. Natagaima quedó solo. La juventud marchó para otros lugares, especialmente para Bogotá. Por eso, es que el pueblo está tan arruinado, se acabó la comida, se acabó la carretera, no hay quien siembre comida. Natagaima ha cambiado demasiado. La juventud ha logrado conseguir empleo en las ciudades, empleos medianos, pero están algo tranquilos. Vienen a visitar a la familia en las festividades y ya. No hay garantías, no hay fuentes de trabajos”.

“Desde que entró a funcionar los Tratados de Libre Comercio (TLCs), la importación es una realidad en gran cantidad, más caro, teniendo tierra que produce por cantidades. Aquí, no hay apoyo gubernamental, no hay subsidios. El campesino está abandonado a su suerte. Esos almacenes mantienen llenos de artículos, pero son productos importados, vienen de otras partes. El campesino está totalmente desamparado. La espera está en luchar para que el gobierno del cambio y sus propuestas sean un hecho. Pero, el pueblo tiene que respaldar este gobierno, los planes de gobierno de Gustavo Petro. Es la única esperanza para salir de la miseria y de la violencia. Que los derechos sean una realidad en Colombia”.

“Yo solicité hace poco la presencia del Sena en Natagaima, porque aquí no hay educación para los jóvenes, el quiere estudiar tiene que buscar para Ibagué y el que no tiene plata se queda con la ilusión de estudiar. Radiqué esa solicitud al ministerio de educación en Bogotá, a la presidencia de la república y Petro me contestó a los ocho días, autorizando al regional Tolima del Sena para que hiciera presencia en el municipio. Ya vinieron. Estamos en el proceso de inscribir gente”.

“Pero, no nos quedamos solo ahí. Yo hago parte del Comité Regional de Desarrollo del municipio, nos reunimos en Saldaña, en tres oportunidades y allí me eligieron para que fue al Guamo, a representar a Natagaima con otro compañero, pero me dejó metido. Fui solo. La propuesta del Sena caló entre los asistentes. Apoyaron la gestión mía. También se propuso una sede en la región de la universidad del Tolima. En eso estamos”.

“Desde el 2.007, estoy solicitando el puente de la Barca, para unir el oriente con el occidente en este punto, solicitando una carretera que viene de La Uribe, Meta, pasa por Colombia, Alpujarra, Natagaima, con destino al Pacífico. La iniciativa caló bastante. Yo visité diez embajadas solicitando apoyo, a Ecopetrol, al presidente de la república, fui a Alpujarra, comunidades del nororiente del Huila y suroriente del Tolima. Logré radicarles a los cuatro gobernadores: Cauca, Huila, Meta y Tolima. Tuve un apoyo de más de cinco mil personas con sus firmas pidiendo estas obras”.

“Ahora, en el Plan de Desarrollo, la gente me pedía que el proyecto más deseado era el que había presentado. Me apoyaron para que interviniera. El proyecto está caminando. La esperanza es seguir. Hay que pensar en lo grande”.

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