Cuando el Consejo Superior respetó los resultados de la consulta universitaria, también dio la oportunidad de que esta alma mater entrara en un necesario proceso de transformación

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

Helberth Augusto Choachí se define como un educador popular en derechos humanos. Ha sido profesor catedrático, ocasional y de planta, especialmente en la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en Derechos Humanos; vicerrector académico; secretario general; jefe de la Oficina de Relaciones Interinstitucionales de la Universidad Pedagógica Nacional, en Bogotá, y, el 29 de abril, tomará posesión como rector de esta alma mater, luego de haber ganado la consulta universitaria y haber sido ratificado por el Consejo Superior Universitario, el 16 de abril.

VOZ conversó con él para conocer sus proyectos al frente del ente educativo.

¿A diferencia de la Universidad Nacional, el Consejo Superior Universitario de la Pedagógica sí respetó la consulta universitaria?

Hace dos años hubo un proceso similar. También habíamos ganado la consulta, pero era considerada más un sondeo a la comunidad universitaria que un ejercicio democrático que comprometiera las decisiones del Consejo Superior.

Financiación

Rector, usted habla de la necesidad de un proceso de transformación hacia una universidad donde se “reconozca lo humano”, ¿cómo se materializa eso?, ¿qué es reconocer lo humano?

La Universidad Pedagógica Nacional tiene una historia muy importante desde los 97 años del Instituto Pedagógico Nacional, que es la institución que da vida a la Universidad Pedagógica Nacional. Y, hay una trayectoria muy importante de la institución, sin embargo, en el contexto actual, inclusive, con los efectos que ha generado la Ley 30, con la desfinanciación estructural, hay efectos en varias dimensiones en la institución.

Uno, en las condiciones de dignificación de los maestros y maestras de formación, pero también de los docentes que formamos y el acompañamiento al proceso educativo de nuestros estudiantes.

Pasa también por las situaciones con los funcionarios administrativos, pasa por las condiciones de infraestructura, pasa por las condiciones de posibilitar que la Universidad Pedagógica Nacional sea un proyecto de universidad de carácter nacional; y estos son los efectos también de lo que significa una universidad que se financia con el 50 por ciento de los recursos que gira el Ministerio de Educación, y el otro 50 por ciento de los recursos que se logran apalancar por vía de extensión y otras fuentes. Es decir, que también lo financiero influye en la dignificación del estar y habitar la Universidad por parte de la comunidad universitaria.

¿Qué más implica reconocer lo humano?

Hay una particularidad en la Universidad, y es que la composición del estudiantado es estratos uno, dos y tres, y un grupo minoritario, estrato cinco. Es decir, la característica del estudiantado es que es de los sectores populares, es gente que tiene que trabajar, que tiene que vivir del rebusque y parte también de lo que requerimos en la Universidad como escenario de apuesta, es cómo logramos mejores condiciones para la permanencia y dignificación del estudiante.

Esto provoca situaciones de trabajo informal en la Universidad, y unas condiciones de hacinamiento que produce que en las instalaciones haya situaciones que a algunos no les parece acordes con una institución educativa.

Infraestructura

¿Un cambio hacia reconocer lo humano también se expresa en las condiciones de infraestructura?

Sí. Hay una infraestructura deteriorada a pesar de que ahora existe un esfuerzo importante por la adquisición de nuevas edificaciones, que nos va a permitir gradualmente reducir los costos de arrendamiento de instalaciones, pero necesitamos más espacio físico para tener condiciones adecuadas para el ejercicio del aprendizaje.

Entonces, mientras usted va a estar en la Rectoría, ¿qué cambios se podrán ver en infraestructura?

Tenemos que resolver una deuda histórica con el proyecto denominado Valmaría. En ese proyecto tenemos unos recursos de estampilla que se logran hace algunos años y, en este momento, llevamos un recaudo de casi 115 mil millones de pesos. Su tope es 250 mil millones, pero en esencia no hemos podido desarrollar el proyecto. Esto era una promesa desde 2004 y tenemos varias dificultades: un Plan Parcial articulado al gran megaproyecto de Lagos de Torca y unas cargas que nos impone ese Plan Parcial, inclusive, la construcción de la avenida Las Villas.

Pero, ¿cuáles son los principales obstáculos en este asunto?

Tenemos un primer problema grave, estructural que no se ha resuelto y estamos comenzando a establecer estrategias jurídicas y el relacionamiento con el Distrito, para hacer la modificación del Plan Parcial y las cargas onerosas que tiene la Universidad, para poder construir una propuesta de planta física, acorde con las necesidades.

Un segundo problema, en términos de infraestructura, es que tenemos espacios y edificios deteriorados, especialmente en las instalaciones de la calle 72. Hay necesidades de reestructuración frente a la sismoresistencia, y tenemos espacios alquilados, estos alquileres nos representan cerca de 1900 millones de pesos al año. Se hizo una inversión importante con el apoyo del Ministerio de Educación para la adquisición de un inmueble, a través de las negociaciones que se hicieron con Central Inversiones.

Necesitamos una modernización de la infraestructura de la Universidad y con la Sociedad de Activos Especiales, SAE, hemos tenido varias conversaciones para priorizar algunas gestiones que se han hecho. No obstante, se requiere una inyección de recursos adicionales.

Gobierno universitario

Movilización de estudiantes de la Pedagógica. Foto UPN

¿Es necesaria alguna reforma de carácter administrativo?

Sí. Tenemos una universidad funcionando como en los años 80. Necesitamos finalizar el tema del software académico, porque en posgrado hacemos registros manuales, con papel y lápiz. Y, necesitamos generar un sistema que facilite el desarrollo administrativo, necesitamos renovar la infraestructura tecnológica, necesitamos finalizar una reorganización de funciones de las dependencias, inclusive, con una idea no de reducir personal, sino para mejorar y equilibrar el trabajo de las dependencias, y necesitamos quitar el trámite excesivo que hay en algunas dependencias y facilitar los procesos y procedimientos internos de la Universidad.

¿Cómo superar la crisis de gobernabilidad y ese déficit democrático que usted ha mencionado en charlas con los estudiantes, y se podría hablar de una reforma en el gobierno universitario?

Estamos planteando darle un contenido al proceso constituyente, hay que pensar en los claustros para volver a la reflexión pedagógica, política y académica sobre el sentido de la Universidad.

Necesitamos tender y reconocer puentes con los distintos, con los que piensan diferente, que es lo que representa la esencia de la democracia y de la Universidad. Creemos que la democracia no solo pasa por el voto en la consulta y reconocerlo, sino también por la manera de reconocer entre profesores, estudiantes, administrativos y trabajadores que somos una comunidad universitaria, y que todas y todos los que estamos presentes en la institución debemos trabajar en lo fundamental, que es sacar adelante un proyecto de universidad. Esto quiere decir que tenemos mucho trabajo por hacer.

Estamos pensando en paralelo a la propuesta que viene haciendo el Gobierno nacional de avanzar en una gran reforma, creemos que podemos dar pasos iniciales, inclusive en fortalecer escenarios de democracia al interior de la universidad.

Ampliación de la planta

¿Qué ha pensado acerca de la formalización laboral de profesores y trabajadores?

Estamos cerca de los 186 profesores de planta en una composición de maestros y maestras de cerca de mil profesores. Es decir, más del 80 por ciento de los profesores ocasionales y catedráticos sostienen el trabajo de la Universidad. Y, lo que ha acordado el Gobierno nacional a través del Ministerio de Educación, y lo que ha acordado la Universidad con el sindicato de maestros, ha establecido construir un plan de formalización laboral, gradual y acorde con las condiciones presupuestales de la Universidad.

También hacemos una invitación muy importante al Gobierno nacional a través del Ministerio de Educación para revisar y comprometer recursos adicionales, y establecer estrategias a corto, mediano y largo plazo, para que este proceso sea gradual.

Ya hemos venido realizando acciones y tenido reuniones con algunos congresistas, estamos pendientes de tener una reunión con la ministra de Trabajo porque nos parece que con un ejercicio que podamos articular con el Ministerio de Educación Nacional y con el Departamento de Planeación, podemos pensar en cuáles pueden ser las estrategias y un pilotaje que haga la Universidad Pedagógica, que nos sirva de modelo para algunas otras universidades que se encuentran en situaciones similares de precarización laboral.

Alfabetización

¿La Universidad Pedagógica podría pensarse un plan de alfabetización en el ámbito regional y nacional?

Hay escenarios que se vienen desarrollando. Tenemos un espacio de educación y alfabetización de adultos y hay estrategias localizadas en Bogotá. Pero con algunos ejercicios que se vienen conversando con el Gobierno nacional y la Universidad, incluso, con la posibilidad real de la modificación del Decreto 1330 se nos va a facilitar la oferta de programas con registros únicos, que implica la facilidad de estrategias de regionalización.

Hay propuestas que nos permiten llegar a los territorios, adonde otros no han llegado, y creemos que la Pedagógica, no solo en términos de la educación superior, sino en procesos de educación y alfabetización de adultos tiene que comenzar a hacerlo.

Además, a través de la Vicerrectoría de Gestión Universitaria, vamos a vincular varias iniciativas que se vienen desarrollando por parte de egresados, egresadas y organizaciones en los territorios, con los preicfes populares y con los procesos de alfabetización, que va a hacer parte de nuestra apuesta académica y pedagógica para que la Universidad también reconozca y haga presencia en los territorios.

Hemos venido avanzando y retomando relaciones en varias gobernaciones para pensar no solo de cara a eso, sino en una propuesta en la Universidad Pedagógica Nacional para todo el país, en la actualización de los maestros y maestras.

Academia y sociedad

¿Cómo ve a la Universidad en términos académicos?

La institución tiene como objetivo llegar a todos los territorios del país. Foto UPN

En la parte académica tenemos una universidad que es la única en el país por su carácter uniprofesional, con 50 mil egresados que tienen presencia en todo el territorio nacional y en algunos lugares del sur global, trabajando desde el lugar pedagógico. Pero necesitamos resignificar la condición de ser maestro y maestra en este país, y eso pasa por dar asesoramientos al Ministerio de Educación en política educativa.

También pasa porque la Universidad tenga las condiciones para hacer presencia en estrategias de regionalización, con posgrados y pregrados acordes a las necesidades de los territorios.

¿Es necesario un cambio en el proyecto académico para estar sintonizados con los cambios políticos que experimenta el país?

No. Más que un cambio en el proyecto académico, la Universidad tiene un lugar muy valioso y es que hay una diversidad de maestros y maestras en las facultades, hay unos saberes acumulados, hay un campo en la pedagogía, la didáctica, el currículo, inclusive en el campo de la educación en y para los derechos humanos en escenarios de construcción de paz, en los ejercicios de memoria que más que cambiarlos hay que generarles mejores condiciones para potenciarlos, y que tengamos un lugar más visible en el escenario nacional e internacional.

Eso pasa por hechos concretos: estamos acompañando la creación de la Universidad del Catatumbo. Entonces, esas son estrategias que nos permiten estar en los territorios fortaleciéndonos en nuestro proyecto académico, pedagógico y político de universidad.

Ya estamos conversando sobre la renovación de nuevas propuestas de posgrados, acordes con las necesidades de los territorios. Es decir, estamos pensando no en programas de mucha duración en el tiempo, sino que puedan incidir en estos momentos de la coyuntura, especialmente en espacios de posgrados, que nos permita abrir a las facultades a lugares donde nosotros no hemos llegado, y creo que eso es una manera, no de cambiar, sino de potenciar lo que ha venido construyendo la Universidad en todos estos años.
Con información del Semanario Voz

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