La entonces ministra del Trabajo en su presentación del documento de reforma laboral, antes de ser radicado en el Congreso de la República. Foto Presidencia
“Con el objetivo claro y bajo la consigna ética y política de recuperar derechos humanos laborales arrebatados por gobiernos neoliberales, emprendí como Ministra del Trabajo la tarea política de construir una reforma laboral que recogiera la voz de los excluidos, de quienes por lo general no son escuchados por las élites políticas”, exministra Ramírez
Por: Zabier Hernández Buelvas
Después de aprobada la reforma, la exministra del Trabajo reflexiona, reconstruye la historia reciente y explica el papel de cada actor, en especial del pueblo y del presidente Gustavo Petro. Además, Ramírez identifica las lecciones aprendidas e invita a no aflojar en la lucha y la movilización.
Venimos de una larga lucha popular por la justicia social en Colombia. Desde su perspectiva, ¿podría contarnos dónde y cómo inicia la historia reciente de esta lucha?
El primer día del gobierno del cambio marcó, sin duda, uno de los momentos más representativo de la historia política reciente de Colombia. No solo por el arraigo en los movimientos populares, sociales y sindicales, sino también por la connotación política de sus líderes: el presidente Gustavo Petro Urrego y la vicepresidenta Francia Márquez. Ambos llegaron con legitimidad democrática, anclada en más de once millones de votos que abrieron las puertas a las transformaciones sociales anheladas por el pueblo.
El propio presidente Petro, en su discurso de posesión, recordó la importancia de los derechos de los trabajadores y trabajadoras y ratificó su compromiso para recuperar todo aquello que la derecha institucional y las clases políticas tradicionales le arrebataron al pueblo:
“Solo si producimos seremos ricos y prósperos como sociedad. La riqueza está en el trabajo y el trabajo es cada vez más de la inteligencia”. Nacía a la luz la idea de una reforma laboral bajo una nueva perspectiva, contra la desigualdad y la pobreza, con soporte en una economía basada en la producción, el trabajo y el conocimiento.
Comenzó el trabajo
¿A qué sectores iba dirigida esta propuesta?
En el centro de la propuesta estaban las mujeres, jóvenes, informales, personas con discapacidad, artistas, transportadores, campesinado y, en general, todos aquellos que viven en relaciones de trabajo sustentadas en la explotación o la precarización. También estaba el movimiento sindical, que exigía ser reconocido colectivamente como sujeto político y como víctima de un exterminio reconocido por la Comisión de la Verdad.
Se comenzaba a hacerse realidad un diálogo tripartito, en el que empresarios y sindicatos pudieran participar en equilibrio en la discusión y construcción de la propuesta de reforma que sería presentada ante el Congreso de la República.
¿Ese diálogo tripartito del que habla se concretó?
El diálogo tripartito en Colombia ─que se había caracterizado por ignorar o estigmatizar al sindicalismo─ tuvo por primera vez una Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, con voces diversas y plurales del mundo laboral y del trabajo.
La diferencia entonces radica en que el Gobierno reconoce el valor a la representatividad sindical, pero, sobre todo, le otorgaba la importancia y la voluntad real a un reto institucional: la modernización de las relaciones laborales desde un enfoque de derechos humanos y de género.
El sindicalismo, representado en las centrales CUT, CGT y CTC, entendió esto e hizo importantes aportes técnicos al gobierno del cambio en la denominada Conferencia Nacional del Trabajo.
El método tripartito
¿Qué metodología se adoptó para llevar el proceso?
El 24 de octubre de 2022, se creó la subcomisión técnica de reforma laboral tripartita (Gobierno, sindicatos y empresarios), para la elaboración del proyecto de ley. Esta trabajó durante cuatro meses en sesiones semanales durante las cuales recibió insumos técnicos territoriales de las mesas de trabajo que servían como antesala a la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo.
También de aquellas mesas que de manera temática ampliaron la discusión a temas relevantes en el derecho del trabajo como la regulación de plataformas digitales de reparto, la protección social y los derechos de trabajo a favor del campesinado, la laboralización de artistas, deportistas o transportadores.
¿Significa esto que es posible lograr acuerdo entre el Gobierno, los empresarios y los trabajadores?
El trabajo tripartito de elaboración del texto de reforma laboral hoy es ejemplo en el mundo, valorado por la Organización Internacional del Trabajo, organismos internacionales de derechos humanos como la Comisión Interamericana, u otros gobiernos que acompañaron el proceso técnico como España, México, Chile, Estados Unidos o Canadá, entre otros.
¿Qué dificultades surgieron en el proceso? Porque no todo fue ‘luna de miel’, ¿o me equivoco?
Sin duda el camino trazado no sería fácil cuando, particularmente, las voces conservadoras y hegemónicas del empresariado vieron en la reforma laboral la pérdida de sus comodidades. Por eso, el 16 de marzo de 2023, el presidente de la República Gustavo Petro presentó en un discurso público ─previa radicación del primer texto que le llevó el Gobierno al Congreso─ y ante miles de trabajadores y trabajadoras reunidos en la plaza de armas de la Casa de Nariño:
“Este proyecto (…) debe permitir que el salario real pueda crecer en Colombia para que se industrialice, que la gente sea más feliz en esta sociedad y disfrutar de más tiempo libre. Debe permitir que se pueda organizar el cuerpo de trabajadores y trabajadoras para poder discutir de tú a tú con el mundo empresarial”.
En los meses siguientes, los líderes del empresariado tradicional no cesaron en descalificar la reforma laboral e hicieron uso de centros de pensamiento que se autopresentan como académicos o independientes, pero que en realidad pretendían confundir a la ciudadanía bajo el mensaje negativo de que la reforma laboral afectaría presuntamente la generación de empleo.
¿De qué manera respondió el Gobierno ─y usted en particular─ a esa visión histórica antisindical del gran empresariado?
La visión antisindical representó uno de los grandes obstáculos que tuvimos que enfrentar. Particularmente, cuando la Comisión séptima de la Cámara suprimió alrededor de 20 artículos que constituían la esencia de modernización del derecho colectivo del trabajo y fortalecían los escenarios de negociación colectiva, promovían el sindicalismo fuerte como opción democrática, esto fue eliminado desafortunadamente.
Derrumbando mitos
¿Cuáles fueron los mitos que se difundieron y que hoy ya no se sostienen?
Los excelentes resultados, consecuencia de políticas integrales de empleo promovidas desde el Plan Nacional de Desarrollo, han logrado tumbar el mito de que la ley iba a producir más desempleo. Las cifras son contundentes, según el Dane, para el mes de abril de 2025, la tasa de desocupación del total nacional fue 8,8%, lo que representó una disminución de 1,9 puntos porcentuales respecto al mismo mes de 2024 (10,6%), lo cual indica que la política de desarrollo que defiende el Gobierno es exitosa.
La desocupación sigue bajando, los trabajadores siguen incrementando su poder adquisitivo, enmarcado en una nueva noción de bienestar social donde los incrementos promovidos mediante decretos al salario mínimo y el auxilio de transporte (tres años consecutivos), llenan de esperanza a más de un millón doscientas mil familias que han salido de la pobreza extrema.
¿Qué ocurrió después de haber derrumbado obstáculos y mitos?
Un primer éxito que ocurrió fue la aprobación de la reforma laboral ante la plenaria de la Cámara de Representantes, en octubre de 2024. El presidente Gustavo Petro valoró este avance político: “Estamos un paso más cerca de construir un sistema laboral justo, enfocado en proteger los derechos de los trabajadores”.
La calma duró poco. Con la antesala de apertura al tercer debate, ya en diciembre de 2024, los partidos de oposición al Gobierno comenzaron a imponer obstáculos al punto de dilatar todo hasta marzo de 2025. Fue entonces cuando, de manera arbitraria, ocho senadores decidieron hundir la reforma laboral, ante la mirada de la clase trabajadora. Ante la gravedad de los hechos, amplios sectores se concentraron y se movilizaron activamente como acto de protesta social pacífica.

Venciendo obstáculos y jugaditas
El país recuerda con indignación a los ocho senadores que frustraron la reforma. ¿Qué explicación ofrece usted sobre este hecho?
No podemos olvidar que la estrategia de hundimiento a la reforma laboral en la Comisión Séptima del Senado de la República, liderada por estos ocho senadores, tenía un propósito político claro: eliminar la posibilidad de que el pueblo trabajador contara con nuevos derechos humanos laborales, pero también bajo la premisa que esto afectaría la gobernabilidad del presidente Petro.
Sin embargo, esos senadores no consideraron que la voluntad popular sería receptiva a la nueva acción política de un presidente comprometido con la clase trabajadora. El anuncio realizado el 12 de marzo de 2025, que convocó a una consulta popular, reactivó una movilización social de las más importante de los últimos años y evidenció el anclaje popular de un gobierno social.
¿Cuál era el objetivo del presidente al hacer esta convocatoria?
El propósito del mandatario fue derribar el bloqueo institucional. Él dijo: “La consulta popular empieza ya con la movilización callejera. El pueblo es la base de la soberanía, el pueblo es la base de la institucionalidad, el pueblo es la base de la democracia, dice la Constitución Política de Colombia, y estamos obedeciendo la Constitución”. El resultado es que, al final junto al pueblo, logramos superar ese bloqueo institucional y avanzar a tener la ley laboral que tenemos.
Pero la respuesta del Senado de la República fue reaccionaria y antiderechos. ¿Cómo se afrontó este nuevo reto?
El 14 de mayo de 2025, la plenaria del Senado realizó una votación que negaba la consulta popular como opción democrática de un pueblo que perfectamente conforme a la Constitución Política puede decidir de forma directa sus destinos democráticos.
Las preguntas de la consulta eran, en sentido general, una vía para la validación política y jurídica de la importancia de que el Congreso cumpliera sus funciones y legislara a favor de los y las trabajadoras, lo que se negaba era la opción de avanzar en derechos laborales.
Consulta, luchas y logros
Pero el poder tradicional persistía en su negación de derechos. ¿Cómo se movió el Gobierno en este tablero de ajedrez?
El presidente lo caracterizó así: “No se hundió la consulta popular. La hundieron con fraude”. Esa nueva jugadita de la derecha motivó al movimiento popular y sindical a analizar el nuevo escenario y proponer la huelga general que llevaría al Congreso a comprender que la exigencia de la reforma laboral no cesaría.
En medio de este debate, surge la iniciativa de resucitar la reforma laboral por medio de un recurso de apelación que permitió remitir a una nueva Comisión del Senado el texto que los ocho senadores de la Comisión Séptima jamás discutieron.
La decisión favorable del Senado ahora depositaba el juego político en su Comisión Cuarta donde la representatividad del Pacto Histórico, aunque minoritaria, jugaría un papel clave para que la reforma encontrara un equilibrio en una ponencia alternativa, que defendía nuevamente aspectos tan importantes como la jornada diurna desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, o revivir artículos sobre el derecho colectivo del trabajo.
Si bien la plenaria del Senado derrotaría la ponencia alternativa, esto no impidió que el Pacto Histórico impulsara una defensa férrea de la esencia de la reforma, por ello, el triunfo político de aprobar un texto garantista es significativo para la democracia colombiana.
Cuéntenos ahora de cómo quedó la ley y cuáles son sus aspectos más relevantes
El país recibe nuevas reglas a favor de la estabilidad laboral, con contratos a término indefinido como regla general, garantías para procesos disciplinarios y factores de evaluación objetiva, una nueva jornada diurna que va de 6 a.m. a 7 p.m., el reconocimiento de pagos al 100 % de los recargos por trabajar en días de descanso obligatorio o días de fiesta (con gradualidad).
Además, se refuerzan medidas protectoras a favor de trabajadores en temas relevantes como licencias o acciones afirmativas para mujeres, protección contra la discriminación, mecanismos para las nuevas realidades como la automatización, la descarbonización o el trabajo en plataformas digitales de reparto.
También se ganaron derechos importantes para temas y sectores sociales a los cuales el gobierno del cambio le cumple como a las trabajadoras domésticas, trabajadores de plataformas digitales, campesinado, mujeres, artistas, deportistas, personas con discapacidad, o micro, pequeñas y medianas empresas.
Los y las jóvenes estudiantes aprendices y trabajadores del Sindicato del Sena lucharon mucho, ¿qué ganaron finalmente?
La lucha del Sena fue muy importante. Por fin, recuperan un contrato de trabajo que les reconocerá sus derechos en etapa de aprendizaje; pero junto con ellos, nuevas políticas a favor de la protección del trabajo femenino, rural y campesino.
Asimismo medidas a favor de las trabajadoras domésticas en sintonía con el convenio 189 de la OIT; también medidas de fortalecimiento al aparato productivo que en su mayoría se encuentra en microempresas, las cuales podrán realizar cotizaciones de seguridad social a tiempos parciales en correspondencia con la reforma pensional.
En cuanto al enfoque de género, ¿qué se puede destacar?
Las madres comunitarias serán reconocidas como trabajadoras oficiales ante el ICBF, se establecen medidas para que el sindicalismo promueva en su interior la representación paritaria de las mujeres trabajadoras. Estas, entre otras muchas medidas, forman parte de la nueva reforma laboral.
Lo que faltó
Es claro que no todo se ganó. Hablemos de eso
No todo lo propuesto quedó en la reforma aprobada. El Congreso de la República queda en deuda con los transportadores de carga y pasajeros, a los cuales el Gobierno les cumplió el acuerdo de radicar una propuesta a favor de sus derechos en la reforma laboral, lo que poco importó a los partidos tradicionales.
¿Y el campesinado?
En similar situación quedó el campesinado a quien nuevamente le envían un mensaje de que sus relaciones laborales continuarán en la informalidad por cuenta de negar el contrato agropecuario y el jornal como opción legítima para la formalización y protección social. El Gobierno pondrá en marcha un programa para la promoción de la formalización laboral y comienza a construir una política pública a favor de los trabajadores rurales y agropecuarios que permita eliminar las brechas de desigualdad en el sector.
¿Qué derechos de las mujeres quedaron fuera de la reforma?
El Senado les dice a las mujeres que no es posible aprobar una licencia por endometriosis, ni qué hablar de la eliminación de la licencia de paternidad como medio para la contribución a los derechos de las mujeres y su aporte en el trabajo de los cuidados. Resulta increíble que algo tan natural y evidente como una licencia menstrual haya sido negada.
Ganamos, avanzamos y la lucha sigue
¿Considera usted que como país hemos avanzado, aunque con sacrificios en el proceso?
A pesar de los aspectos faltantes, Colombia en un hecho histórico contará con nuevas reglas laborales que mejorarán la vida de millones de ciudadanas y ciudadanos. Un gobierno como el del Pacto Histórico, con un programa de cambios hacia la justicia social, en cabeza del presidente Gustavo Petro, abrazado con el movimiento social, sindical y étnico popular, ha logrado la aprobación de la reforma laboral más garantista de derechos, que profundiza y avanza en la justicia social.
Quedó claro que sin movilización no hay derechos y que, aunque en algunos sectores del poder primó la sensatez, la resistencia de las élites empresariales con sus negocios y sus argumentos no es más que un mito del neoliberalismo que puede ser vencido.
¿Qué viene ahora?
Esperamos la sanción y aprobación del presidente Gustavo Petro, que la hará como debe ser ante el pueblo que se la jugó en la calle. Por fin, el trabajo digno y decente será el elemento cohesionador de la clase trabajadora y del sindicalismo.
Una nueva visión del derecho del trabajo llega a los hogares, a las empresas y al relacionamiento institucional. Además, queda la satisfacción de que un enfoque de derechos y de género instala una nueva narrativa de exigibilidad que de manera complementaria se fortalecerá con la recientemente aprobada ley que permitió ratificar el Convenio 190 de la OIT sobre violencia y acoso en el lugar de trabajo.
Finalmente, un mensaje al pueblo, al Gobierno y los y las lectoras de VOZ
Nos quedan muchos aprendizajes sobre el quehacer político en el corto plazo. También una nueva ruta para hacer efectivo lo que hoy el gobierno del cambio le entrega al país. Nuestro compromiso está intacto: hacer realidad el bienestar social, con trabajo digno y decente en Colombia, otro de los grandes legados que le entregamos a la clase trabajadora.
Colombia avanza hacia los derechos laborales y sociales en medio de la lucha, la movilización y la más pugnaz oposición contra el presidente Gustavo Petro, el Gobierno y el sindicalismo.
Al Semanario VOZ, mi reconocimiento por el papel educador y orientador que sigue teniendo en las luchas del pueblo colombiano, latinoamericano y del mundo.
No podemos bajar la guardia porque apenas comenzamos a florecer. Ahora viene la tarea de reglamentar una de las más importantes reformas que un presidente ha entregado al país y a la clase trabajadora.
Con información del Semanario Voz