Al grito de “Palestina Libre” y “No seguiré siendo cómplice de un Genocidio”, Aaron Bushnell se inmoló frente a la sede de la organización terrorista autodenominada “Israel” en Washington DC, el 25 de febrero de 2024.

Por: Oscar Hernando Avellaneda

Vestido con su uniforme inició una transmisión en directo y se presentó: “Soy miembro activo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ya no seré cómplice de un Genocidio. Estoy a punto de participar en un acto extremo de protesta, pero en comparación con lo que la gente ha estado experimentando en Palestina a manos de sus colonizadores, no es extremo en absoluto. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que sea normal”.

Luego se roció con un líquido inflamable y se prendió fuego gritando repetidamente: «¡Free Palestine!» «¡Free Palestine!» «¡Free Palestine!» (¡Palestina libre!).

Un agente de la seguridad israelí se acercó, le apuntó con su arma y ridículamente le ordenó varias veces “tirarse al suelo”.

Mientras ardía, el número de civiles asesinados en Gaza superó los treinta mil (30.000) y… ¡Casi la mitad de ellos eran niñas y niños inocentes!

La inmolación es un acto de protesta radical que busca conmocionar y despertar la conciencia de la gente para que actúe, al tiempo que alerta sobre los horrores de la guerra. La protesta tiene una arraigada tradición en el activismo antibélico estadounidense. En 1970, un joven californiano llamado George Winne Jr. murió tras prenderse fuego en San Diego, California, para protestar contra la guerra de Vietnam. Mientras agonizaba, le pidió a su madre que escribiera a Richard Nixon sobre el motivo de su acción. Su carta decía:

“Nuestro hijo George Jr. se prendió fuego el 10 de mayo. Antes de morir, nos dijo que había elegido la forma más dramática que se le había ocurrido para llamar la atención de la gente sobre la situación más deplorable del mundo y de este país”

A principios de 1991, Gregory Levey, manifestante pacifista y profesor de Amherst (Massachusetts), se inmoló para protestar contra la primera guerra imperialista en Irak. Raymond Moules hizo lo mismo tres días después en Springfield, Virginia.

El pasado diciembre, una persona no identificada se inmoló frente al consulado de “Israel” en Atlanta (EEUU) portando una bandera Palestina.

También hay precedentes internacionales: El monje budista Thich Quang Duc, se prendió fuego en Saigón en 1963 para protestar contra la criminal guerra de EEUU contra el Pueblo Vietnamita.

El imperialismo norteamericano ha entregado miles de millones de dólares en armas a “Israel”, garantiza impunidad a sus crímenes de guerra y ha vetado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que piden un alto el fuego.

Además apoya a “Israel” con un crimen de guerra propio, ya que está matando de hambre a niños, mujeres y ancianos al detener la financiación del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente. Un castigo colectivo al Pueblo Palestino por buscar justicia en la Corte Internacional de Justicia.

Aaron Bushnell “dio su vida por el bien de los demás. Que el justo haya muerto es una tragedia, que haya vivido es una señal luminosa y esperanzadora” afirmó el activista Kamil Galeev.

Se inmoló para que el Pueblo Palestino tenga derecho a vivir. Murió por una Palestina libre y para recordarnos que muchos estadounidenses y judios de todo el mundo se oponen a la ocupación y el apartheid del sionismo.

Su sacrificio es una petición urgente para movilizarnos, exigir el fin de la barbarie en Gaza, y garantizar que ningún ser humano tenga que quitarse la vida para pedir justicia y respeto por la Vida..

Ya en varias ciudades norteamericanas se están realizando vigilias para honrar su memoria con el apoyo de Codepink: Women for Peace (Mujeres por la Paz).

Como señala el expresidente Boliviano Evo Morales Ayma: “Su sacrificio no debe ser en vano, no debemos dejar de luchar hasta que ese Genocidio se detenga y los responsables sean llevados a la justicia”

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