Noruega, cofundador de la OTAN, se ha hecho célebre como mediador y garante en diversos procesos de paz en el mundo. En esa ruta trabajó en Birmania, Chipre, Filipinas, Israel y Palestina, Haití, Sudán, Guatemala, Colombia, Afganistán, Myanmar, Nepal, Filipinas; Somalia, Sri Lanka. Ese país escandinavo ofreció apoyo financiero y técnico en procesos de paz en Indonesia, Burundi, República Democrática del Congo, Kenia, Siria y Uganda. No hace mucho se ofreció también, enarbolando la raída bandera de la neutralidad, como “mediador de paz” en Venezuela.

Por: Fernando Rendón

Así se hizo a un nombre como país imparcial artífice de la paz. A ello se agregó su autoridad como determinador del Nobel de Paz.

“Noruega ha establecido una reputación internacional como facilitador de paz”, manifestó Javier Fabra Mata, experto de paz de Noruega.

No obstante alguna vez un Embajador de Noruega me describió con sinceridad la moneda con la que su país esperaba ser recompensado por gestar el ambiguo proceso de paz en Colombia: petróleo. En cada país donde Noruega habló de paz hizo un negocio.

El Nobel de Paz se le negó a Gandhi. En un acto nada neutral Noruega otorgó la medalla a Kissinger, que bombardeó a Vietnam. A Obama, que mató a miles en Afganistán, Irak y Siria, posando de “hombre bueno” y “pacifista”. Y a Santos, por el fallido proceso de paz colombiano, al que dió la espalda en el plebiscito.

Agregando mayor tensión a su compleja relación con Rusia, como pilar de la OTAN, Noruega ha liderado el apoyo militar y económico a Ucrania en su guerra contra Rusia.

Hoy el Comité del Nobel de Paz designado por el Parlamento de ese país que decide sobre los asuntos de política exterior Noruega, otorgó este devaluado galardón a María Corina Machado, quien ha mantenido por años al hermano pueblo de Venezuela al borde de la guerra civil. El Comité Noruego de manera provocadora invocó los “valores democráticos” de una política enemiga de la reconciliación, que ha recibido financiación norteamericana para socavar la democracia en Venezuela, mientras barcos de guerra del imperio divisan las costas de Venezuela esperando la orden para asaltar sus recursos naturales.

Reaparece así la relación entre el interés de los noruegos “por la paz” y su inclinación por el petróleo, mientras intentan debilitar la unidad del hermano pueblo bolivariano y su resistencia ante la posible invasión norteamericana. América Latina debe tomar una urgente decisión sobre su camino de mutua solidaridad y emancipación.
Foto:Shutterstock

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