Palabras de Luis Alfonso Mena en la instalación de la asamblea popular de Cali contra el golpe que urde la ultraderecha

Nos reunimos hoy en esta gran asamblea popular, a instancias de voluntades congregadas en el Colectivo por la Unidad Popular, la Mesa por la Paz y la Justicia, la Minga Social y Comunitaria del Sur Occidente Colombiano, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), jóvenes de Puerto Resistencia, el Voluntariado C-14 A, Periodismo Libre y muchas otras agrupaciones y personas que se han sumado a esta convocatoria, para, en primer lugar, repudiar la amenaza de golpe que urde la ultraderecha colombiana contra el gobierno constitucional del presidente Gustavo Petro y, en consonancia con este propósito medular, defender el ejercicio de la democracia desde Cali, la capital de la Resistencia.

Esa ha sido la motivación central de este llamamiento hecho sin pedir permisos, pero también sin afanes egoístas o megalomanías, pues lo que buscamos es aportar al caudal de luchas del territorio y de la patria, ejercicio que incluye, indudablemente, la defensa del proceso de transformaciones sociales liderado, con legitimidad y solvencia, por el presidente Petro.

El discurso de odio de la ultraderecha, aupado por las derechas amangualadas y los centrismos oportunistas, sirve de soporte a un establecimiento que se resiste a aceptar que por primera vez en la historia de más de 200 años fue vencido por un gigantesco torrente de once millones 300 mil seres que optaron por el cambio, y por eso, desde el mismo momento de la elección del presidente Petro, han convertido las mentiras, las injurias, las calumnias, los montaje y la maximización desaforada de los errores del campo alternativo en arma de desestabilización para dar al traste con el gobierno popular.

Los medios de comunicación de esas élites son en realidad partidos políticos con micrófonos e imprentas virtuales y metálicas, que, abusando de la libertad de información y expresión que ha respetado en grado sumo el presidente Petro, cumplen, y de qué manera, su rol de aparatos ideológicos del Estado burgués para generar la desesperanza, el caos y ambientar el oscurantismo que propicio el golpe.

En el marco de la manipulación, élites y medios niegan el golpe en marcha, aunque todos le apuestan a materializarlo, sueñan con él, lo llevan a cabo paso a paso. El imputado Álvaro Uribe, sometido a un juicio penal que cada vez más se le sale de las manos, se desenmascaró en los últimos días y, en medio del desespero personal por su proceso judicial, pero reflejando también la desesperación de un núcleo golpista fascista, pro sionista (en el que medran ex militares violadores de derechos humanos, corruptos y aliados del narcoparamilitarismo), esta semana llamó abiertamente al golpe militar, disfrazado de desobediencia al jefe supremo de las Fuerzas Armadas de Colombia, el presidente Petro.

Ese llamamiento complementa la ‘lawfare’, o guerra jurídica, que todos los días tumba decretos del gobierno, abre investigaciones contra sus integrantes o su bancada en el Congreso, busca enlodar la imagen del Presidente y de su familia, tarea en la que andan las altas cortes, la Procuradora, convertida en agente político del golpismo, y los corruptos que torpedean y siguen infiltrados en las instituciones heredadas

De manera simultánea, pues, guerra jurídica y amenaza violenta del uribismo se complementan en procura de ejecutar la estrategia política que Laureano Gómez, el líder de la facción nazi del conservatismo colombiano, implementara en los años cuarenta del Siglo XX, con la que abrió la nefasta época de La Violencia, y se expresó en su consigna de “hacer invivible la República”, que en este caso es hacer invivible el gobierno del cambio, no dejarlo gobernar. Esa consigna, que inspiró luego a los llamados ‘pájaros’, los paras de los años cincuenta, es el preámbulo de la fase siguiente de lo que llaman golpe blando, el paso al golpe duro.

Las élites oligárquicas, que han usurpado el poder con una hegemonía bicentenaria, responden al cumplimiento del programa vencedor en los comicios del 7 de agosto de 2022 por parte del Presidente con un feroz bloqueo a las reformas sociales, no solo a través de sus partidos políticos, sino también del empresariado, sus gremios e infinidad de organismos del régimen jurídico, político y económico heredado y anacrónico.

Pero, precisamente, para evitarlo estamos aquí, para decirle NO al golpe que planifica la ultraderecha uribista y para respaldar las reformas sociales, la reforma agraria, la política de paz total y todas aquellas medidas que ha venido tomando el gobierno del cambio en beneficio de los más humildes. Y de todo el país.

Estamos aquí también, para iniciar un camino de reflexión que conduzca a la unidad del campo alternativo, que no excluye la sana crítica, pero que privilegia la construcción de caminos que nos lleven a consolidar un gran frente unitario para que en 2026, tanto en el Congreso como en la Presidencia, podamos redoblar nuestra presencia y dar continuidad al proceso de cambios estructurales que ha comenzado el presidente Petro.

Estaremos aquí, en esta Asamblea, abiertos a propuestas e iniciativas en tal sentido, la más importante de las cuales es que convoquemos una segunda gran asamblea, que podría ser el 29 de junio, para discutir exclusivamente sobre los pasos de unidad del progresismo y la izquierda en Cali y el Valle del Cauca.

Quienes estamos comprometidos con la convocatoria de esta asamblea consideramos que a los puntos que hemos mencionado, y que concatenan con los definidos para la Asamblea Nacional del 31 de mayo y el 1 de agosto, se deben sumar dos.

El primero, la urgente y necesaria solidaridad con el pueblo palestino, víctima de una brutal agresión del Estado nazi-sionista de Israel, que desarrolla una invasión genocida que pretende destruir de raíz al pueblo palestino y que ha dejado ya 35.700 víctimas fatales, casi la mitad de ellas niñas y niños y miles de mujeres y ancianos. La solidaridad indeclinable con el pueblo palestino de Gaza es un deber internacionalista y del más elemental humanismo.

Aspecto de la Asamblea Popular por las Reformas Sociales y la Unidad, que registró llenó total, en el Concejo de Cali, el sábado 25 de mayo de 2024. (Foto: Ana Susen Cárdenas/Periodismo Libre).

Aspecto de la Asamblea Popular por las Reformas Sociales y la Unidad, que registró llenó total, en el Concejo de Cali, el sábado 25 de mayo de 2024. (Foto: Ana Susen Cárdenas/Periodismo Libre).

El segundo punto es en relación con el referendo que rubrique un acuerdo nacional por las reformas que el establecimiento no quiere dejar pasar en el Congreso. Es importante tener en cuenta que el presidente Petro lo que está haciendo es poner sobre el terreno los tremendos vacíos de las normas del actual andamiaje jurídico y, sobre todo, desenmascarando cómo las clases dirigentes las acomoda según su conveniencia.

El pueblo debe seguir asumiendo su rol de constituyente primario, con las portentosas movilizaciones de respaldo a las reformas que se cumplieron el Primero de Mayo, en el marco de las cuales Cali dio ejemplo inédito con contingentes de más de 70.000 personas desfilando a lo largo de trece kilómetros durante más de tres horas. Esas movilizaciones nacionales, y las otras nueve jornadas nacionales de respaldo al Presidente cumplidas en 20 meses, no son otra cosa que un mandato popular. Y de eso se trata esta asamblea, de contribuir en ese camino constituyente.

Finalmente, además de la idea de volvernos a reunir el 29 de junio, proponemos convertir esta gran convocatoria de hoy en una Asamblea Popular Permanente por los Cambios y la Unidad del campo alternativo y social de Cali y el Valle del Cauca, con vocación de poder local y regional, para las amplias mayorías del territorio.

Pin It on Pinterest