Nos encontramos en un momento histórico que exige la participación activa y decidida de las y los trabajadores. Durante el gobierno del cambio, se construyó de manera colectiva una reforma laboral orientada a devolver los derechos arrebatados a la clase trabajadora. Sin embargo, los sectores oligárquicos, neoliberales y de extrema derecha que promueven la flexibilización y la precarización laboral lograron hundirla en la comisión séptima sin permitir el debate. Este hecho no solo representa un revés legislativo, sino un golpe directo a los derechos de quienes viven de su trabajo, significando un estancamiento —e incluso un retroceso— en la lucha por un trabajo digno y por la recuperación de derechos históricamente conquistados.
Este bloqueo institucional perpetúa un modelo laboral que sigue priorizando la rentabilidad empresarial nacional y transnacional por encima del bienestar humano. Permanecen intactos elementos profundamente regresivos: la facilidad para despedir, la temporalidad abusiva, la subcontratación sin regulación adecuada y la debilidad estructural de los sindicatos frente al poder del capital. En la práctica, esto se traduce en salarios bajos, jornadas extenuantes, inseguridad laboral y una juventud sin horizonte de estabilidad.
No podemos permitir que la voz de las y los trabajadores continúe siendo ignorada. Nuestras demandas no pueden seguir siendo desplazadas por los intereses de los grandes grupos económicos ni sometidas a las presiones del mercado. Hoy más que nunca, reafirmamos nuestra lucha por la justicia laboral, la dignidad y los derechos de todas y todos.
La lección que deja esta experiencia es clara: sin organización ni movilización, los avances laborales serán siempre frágiles, reversibles y sujetos al vaivén de las élites políticas y económicas. La defensa de una reforma laboral verdaderamente transformadora requiere no solo voluntad institucional, sino también un sujeto colectivo capaz de ejercer presión, disputar el sentido común y construir poder desde abajo.
El siguiente paso es claro: impulsar y respaldar la consulta popular convocada por el Presidente de la República, Gustavo Petro. Solo mediante la movilización en las calles y el voto consciente podremos exigir y aprobar estos derechos que nos corresponden. Porque si algo nos enseña nuestra historia, es que ninguna conquista ha sido un regalo: todos los derechos que hoy tenemos son fruto de la lucha, de la huelga y de la unidad del pueblo en las calles.
El Partido Comunista Colombiano hace un llamado firme a movilizarnos este Primero de Mayo y a VOTAR SÍ por cada una de las 12 preguntas de la CONSULTA POPULAR.
Porque nuestros derechos no se mendigan, ¡se conquistan!
PARTIDO COMUNISTA COLOMBIANO
COMITÉ EJECUTIVO CENTRAL
30 de abril de 2024