Unos de los caricaturistas que se solidarizó con el pueblo palestino, marchando y dibujando en Calarcá (Quindío), durante el evento realizado del 23 al 27 de julio y liderado por el Maestro Calarcá, fue, precisamente, el caricaturista de VOZ La verdad del pueblo: Tayrona.

Por Nelson Lombana Silva

A pesar de sus múltiples ocupaciones en el marco de la exigente agenda de trabajo que lideró el Maestro Calarcá, accedió a conversar sobre su vida, su actividad profesional y el papel político que juega la caricatura. Durante un corto y ameno diálogo, el joven artista y comunicador narró los pasos que tuvo que dar para acercarse al mundo mágico de la caricatura.

–         Inicialmente, ¿Quién es el caricaturista Tayrona?

El caricaturista Tayrona que trabaja con el semanario VOZ La Verdad del pueblo. Foto Nelosi

Tayrona es un caricaturista que se forma en el municipio de Calarcá (Quindío), en el taller II. Desde muy temprana edad recibo el privilegio de estar cerca de los caricaturistas que en ese momento estaban publicando en los principales medios del país, cuando la caricatura tenía un lugar destacado, fuerte en la opinión política en distintos medios. Tuve la oportunidad de recibir del Maestro Calarcá, una formación de manera muy cercana y de otros autores. Estuve viajando por diferentes lugares del país y actualmente me encuentro radicado en Medellín.

– ¿Cómo nació en usted la vocación por este bello arte de la caricatura?

Creo que hay tres momentos piensa uno es como una cercanía a ver la realidad un poco tergiversada, cambiada, como cuestionarla y en ese primer momento, es una caricatura de fisonomía, una caricatura con humor, una caricatura cercana a mi adolescencia.

Ya después, empieza a aparecer ciertos textos y unas lecturas que me invita a abordar la caricatura desde otra aproximación, una caricatura más de opinión, una caricatura ya no solo revisando con humor las imágenes que se ve, sino también como reflexionando sobre lo que sucede. Empieza una formación en Taller II, después y últimamente es otro momento la caricatura, que es una caricatura de reflexión política.

– ¿Ha evolucionado la caricatura que se hace en Colombia?

Hay más caricaturistas, hay menos caricaturistas de opinión y hay muy pocos caricaturistas de opinión política. También hay una crisis de caricaturistas que publican porque los medios cada vez han venido desapareciendo la caricatura como caricatura política, principalmente, como un dispositivo o un lugar en la opinión del periodismo nacional y lo han reemplazado básicamente con ilustración, fotografías. Los medios tradicionales, los medios corporativos, han encontrado en el humor y en la sátira una suerte de tipo amenaza, restringiendo cada vez más. Cada vez son más medios que van sacando la caricatura como parte fundamental de sus publicaciones.

– Maestro Tayrona: ¿Para qué sirve la caricatura?

La caricatura, Fontanarrosa dice una frase muy linda: “La caricatura no es risa, sino sonrisa y en lo posible llanto amargo”.

– ¿Cuáles son los primeros pasos para incursionar en el mundo mágico de la caricatura?

Los caricaturistas que nos hemos dedicado a esto toda la vida, empezamos de manera muy empírica. No hay reglas, no hay métodos, no hay formas más allá que el oficio de sentarse a dibujar, a leer prensa, a contrastar las fuentes, empezar a construir un pensamiento crítico o concepto propio. Después, a ponerlo todo en duda, ponerlo todo en tela de juicio, revisar dónde están los puntos absurdos de lo que se presenta como una verdad, dónde están los puntos frágiles de lo que se muestra como realidad, ver las grietas. Y así, uno comienza a crear humor. Se empieza dibujando, se empieza leyendo, se empieza también desautorizando, se empieza revisando y poniendo en duda siempre los sistemas de poder.

– En el caso suyo ¿Cómo se inspira para hacer una caricatura? ¿cuál es su proceso particular, maestro Tayrona?

Todas llegan de maneras muy distintas, pero, creo que es justo decir que quienes hacemos este oficio, hay como una suerte de disciplina, hay unas rutinas que uno va tomando. En mi caso, es que yo trato de leer primero la prensa diariamente y voy eligiendo como los temas que siento que puedo construir una opinión o siento que es importante decir algo. Después empiezo a buscar imágenes a pensar en qué imágenes pueden representar esas situaciones más como símbolo. En mi caso, yo trato de pensar en cómo ilustrar la frase, el chiste o lo que proyecto decir. En mi caso no trato de ilustrar lo que ya está diciendo la frase, sino como encontrar en la situación donde hay un símbolo que no sea tan evidente y que pueda tener a la imagen y que haga referencia a lo que estás diciendo.

Hay una caricatura que hice y son tres buitres volando, visto desde abajo, como si estuvieran revoleteando sobre un cadáver. Y el texto que dice: “Los testigos del acusado”. Ya ahí, hay un asunto como evidente y ha sido evidente, muchas de las situaciones que hemos vivido últimamente, pero no cómo no lo mencionamos si, incluso de manera directa, también es un acto de quitarles poder.

– ¿Cómo llegó usted al semanario VOZ La verdad del pueblo, a reemplazar al maestro Arles Herrera, el Maestro Calarcá?

No hay cómo reemplazar al Maestro Calarcá. Eso es impensado. Lo que hacemos es tomar de él la gran enseñanza y seguir el legado de un oficio que está desapareciendo en medios, en un momento que es importante la construcción de pensamiento crítico en esta sociedad.

Yo llego por una recomendación del Maestro Calarcá. Hay una propuesta. Él recomienda varios caricaturistas, hoy estamos dos: Está Nani, gran caricaturista y en estos momentos colaboración de otros colegas que eventualmente hacen publicaciones. Siento que el semanario abrió la conversación a un diálogo más diverso como a recibir y revisar distintas miradas de algunos temas que son de lo fundamental, y eso ha hecho que muchos de nosotros nos interesemos también en poder publicar, considerar un espacio para las voces jóvenes, para otras miradas, para la otredad, para las diversidades, para diferentes perspectivas.

Para responder a tu pregunta, yo llego al semanario VOZ por una invitación, paso unas propuestas y después el comité las revisa y me extiende una invitación de la cual me siento muy orgulloso de seguir con un oficio supremamente valioso.

– ¿Es peligroso hacer caricatura política en Colombia?

Es peligroso opinar en Colombia. No creo que hacer caricatura sea peligroso, los peligros lo tienen las poblaciones, en los territorios hay situaciones reales, en donde se está viendo los peligros y las consecuencias. Hacer caricatura es, antes que nada, un privilegio, privilegio que tenemos muy pocos de tener la oportunidad de opinar, de tener un medio que además, sienta que aporta a la conversación y que lo amplifica y tener un público que lo lee o que lo escucha. Hacer caricatura es un privilegio.

– ¿Posicionarse como caricaturista es una tarea relativamente fácil?

Depende de las búsquedas de cada caricaturista, hay quienes están buscando tener muchas audiencias y llegar a un montón de gente, tener miles de light, de clics; y esa persecución por ser más. Sabemos que nos interesa eso, operar sobre ciertos temas que en algunos medios consideramos relevantes. Uno se posesiona en la medida que tenga eco de lo que dice con quien quiera escuchar.

– ¿Qué le diría usted en estos momentos a los niños y a los jóvenes que sueñan con incursionar en el mundo mágico de la caricatura?

Que hagan caricaturas, que dibujen y que lean mucho…

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