Voz habló con Marcela Rodríguez, exgobernadora del cabildo indígena y militante del Partido Comunista, quien obtuvo 34 mil votos con el Pacto Histórico para la Junta Administradora Local de esta localidad del sur de Bogotá.

Por: Paula Moreno

¿Quién es Marcela Rodríguez?

Marcela Rodríguez es primero que todo una mujer indígena pijao, gobernadora del cabildo indígena pijao Ciprid Calarcá, madre de cuatro hijos, víctima del conflicto armado y una mujer empoderada y defensora de muchos derechos, no solamente de las mujeres, sino también de todos los pueblos indígenas y de las víctimas.

¿Qué la ha llevado a ser lideresa y representar a diferentes voces?

Bueno, mis padres desde muy pequeña me educaron, digamos, en el respeto a la persona. Creo que eso es lo principal, uno a veces al escuchar a otras personas, al escuchar el dolor que tienen, si la solución está de pronto en nuestras manos, pienso que se puede ayudar de cualquier manera. Esto me ha guiado mucho en la posibilidad de ayudar sin importar a quién sea. Creo que en el mundo soy de las personas que creen que todo sería más fácil si todos pudiéramos ayudarnos.

El Partido Comunista y la unidad

¿Qué se siente representar después de mucho tiempo al Partido Comunista en la localidad de Bosa?

Es una gran responsabilidad frente al Partido, pues este tiene una grande historia política y social, ha tenido unos líderes y lideresas magníficos que nos han dado una escuela en nuestra formación. Toda esa herencia, esa lucha y ese aprendizaje que nos han transmitido hace que sea un gran compromiso político, porque no es solamente el hecho de ser edilesa, es representar la historia de una colectividad heroica.

¿Qué piensa sobre la propuesta de que la izquierda se una, ya sea por un partido unitario, un frente amplio o un movimiento?

Debemos esperar cómo se desarrolla esa idea. Desde mi posición, a veces siento que un partido unitario resultaría complicado porque cada partido ha luchado por tener su reconocimiento y la personería jurídica. Lo digo porque el camino no ha sido fácil, esta historia fue, es y será una lucha; ha sido una pervivencia de muchas personas que hoy ya no están, que han dejado su legado.

Entonces, siento que es complejo poder dejar las personerías, pero también es cierto que la propuesta tendría algo bueno porque sería una unidad, por la que siempre hemos hablado y aspirado. Considero importante esperar la orientación política que haya para poder dar los lineamientos en el Pacto Histórico de Bosa.

En su condición de edila, ¿usted ha notado que se le trate diferente en lo político?

No, en la Junta Administradora Local de Bosa hablamos y dijimos que trabajaríamos unidos, independientemente del Partido que sea, esto para mí fue una felicidad. Es decir, vamos a poder conversar en cómo poder ayudar a la comunidad, cómo vamos a trabajar. Creo que una armonía es lo que se requiere en este momento para poder sacar adelante el proyecto del Pacto Histórico. En ese sentido, noto que no hay envidias, no hay uno que quiera más que el otro, sino que todos trabajamos por igual; llegamos para dar pronta respuesta a la comunidad, a sus necesidades, que tanto tiene Bosa.

Mujeres y política

Ser mujer joven, madre, indígena y víctima, ¿le ha causado problemas en el quehacer político? ¿Ha sufrido de Violencia política?

Bueno, lo único que me pasó, no en este momento, sino cuando estaba haciendo la campaña, fue algo que me dolió bastante, pero yo me dije algún día tengo que pasar otra vez por ese sitio, porque discriminaron a las mujeres indígenas. Hablaron en forma despectiva de los pueblos ancestrales. De pronto, si se tiene la información adecuada o se entiende el contexto de las violencias estructurales a las que nos enfrentamos los pueblos indígenas, no nos hubieran discriminado.

¿Cómo distribuye el tiempo para ser mamá, para ser edilesa, para ser lideresa indígena, para ser esposa y también mujer?

Es complicado. Una mujer se enfrenta a muchas responsabilidades. Una no puede dejar de ser mamá, por ejemplo, siempre me doy cuenta de mí misma pensando en mis hijos, en el bienestar de ellos, en el bienestar de la familia. Siento que a veces una se descuida como mujer, ante lo cual tiene que reflexionar, decir, venga que yo necesito un espacio para mí, sin permitir que no se esté pendiente de la comunidad como lideresa.

Así vamos en Bosa

¿Qué retos cree que tiene Bosa que se diferencia de las demás localidades?

En este momento atravesamos por un reto grandísimo en el tema de la seguridad. Es lo que más nos agobia. Es una de las problemáticas en la que estamos pensando en este momento en Bosa. En este asunto, tiene que haber conexión tanto a nivel distrital como nacional porque no podemos trabajar solos desde la capital o la localidad, requerimos de la ayuda y coordinación del Gobierno nacional. El tema va creciendo y la comunidad se va viendo más y más afectada, en todos los sectores, no solamente los comerciantes, sino los líderes y trabajadores.

¿Cree usted que en el barrio Nuevo Chile, los ideales comunistas han influido en el desarrollo barrial?

El barrio Nuevo Chile tiene un legado hermoso. Conocer su historia sobre cómo fue creado me encantó. El barrio tiene un valor de lo más hermoso: es la unidad que todavía conserva. O sea, creo que esta unidad hace que usted llegue allá y se sienta en familia. La comunidad del barrio no ha dejado de lado ese legado comunista que tuvieron cuando construyeron el barrio.

¿Algún mensaje para las mujeres que quieren llegar a ser lideresas?

Que no hay imposibles en la vida, que a veces uno piensa que no puede suceder algo en la vida de nosotras, por más golpes que nos dé la vida, nunca nos debemos rendir. No podemos dejar llevarnos por los malos pensamientos, al contrario, debemos generar otros pensamientos que deben ser un impulso para avanzar.
Marcela Rodríguez. Foto: Stid Vanegas Rodríguez
Con información del Semanario Voz

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