Bajo la lluvia monótona, protegido por el paraguas, llegué hasta el quiosco, ubicado en el centro de Ibagué (Tolima), sobre la carrera tercera entre calles once y doce, con el fin de adquirir tres ejemplares del semanario VOZ La verdad del pueblo. La noche era evidente. ¿Hay voz?, pregunté. “Sí, mi voz”, contestó el vendedor sonriente, sentado en un pequeño butaco al fondo de la caseta para protegerse de la lluvia.
Por Nelson Lombana Silva
No hay periódico, pensé. Sin embargo, me acerqué a saludarlo y concretar una entrevista sobre su vida y lucha revolucionaria de un tiempo, ahora convertido en pastor de una iglesia. “Usted la embarró”, me dijo sin dejar de reír. “Me mandó una compradora del periódico, llegando con el cuento que le vendiera la totalidad de los números que yo vendo cada ocho días”.
Antes que me dijera algo le dije: Pero, ¿Luego usted no expone la prensa para la venta? ¿Acaso, la coloca solamente de adorno? Volvió a reír para luego decir: “Yo no puedo dejar la clientela sin el periódico porque corro el peligro que me linchen. Tengo que darles prioridad a mis compradores fieles. Accedí a venderle cinco”. Me miró medio sorprendido y me preguntó: ¿Por qué están restringiendo la venta del periódico en Ibagué? Quedé frío, realmente no supe que contestar, solo me limite a decir: “Al parecer hay dificultades que hay que corregir lo más rápido posible. Terminó diciendo: “Ese artículo que usted escribió de la compañera disparó el entusiasmo por comprar el periódico”.
Decano del periodismo
Como decía el camarada Carlos Arturo Lozano Guillén, el semanario VOZ La verdad del pueblo es el decano del periodismo alternativo y de izquierda en Colombia. Decía, igualmente, es el referente para saber cómo está pensando el Partido Comunista.
Estos dos aspectos son suficientes para dimensionar el papel fundamental del semanario, semanario que se ha sostenido contra viento y manera en un régimen antidemocrático y violento. El periódico se vende como pan caliente, el problema es que no se ofrece, deja traducir el vendedor de la caseta.
Todo indicaría que las brigadas que eran tan dinámicas, han desaparecido sin dejar huella posible. También los bingos, las rifas, las cenas en honor del periódico son cosas del pasado. Cuando el estallido social, realizamos una brigada casi solitaria y qué sorpresa. Los cincuenta ejemplares que sacamos lo distribuimos en menos de una hora, con los comentarios elogiosos más diversos: “Véndame el periódico, pensé que ya no existía”; “Véndamelo, nunca lo he leído, quiero saber qué dice”. Es más: Varias personas lo pagaron doble, con la afirmación que ese periódico sí merece circular en todos los rincones de Colombia.
Portada.-Extraordinaria brigada de VOZ en Doima (Tolima). Foto: Archivo Nelosi