Saludamos a las trabajadoras petroleras

Cada 8 de marzo fecha elegida para conmemorar los derechos de la mujer trabajadora, que año tras año le recuerda a la sociedad colombiana que, gracias a las luchas de las mujeres, se han logrado avances en el reconocimiento del papel que juega la mujer en el mercado laboral, sin embargo, aún falta mucho; tenemos la necesidad de que exista un compromiso amplio del gobierno, los empresarios y la sociedad colombiana para garantizar cambios más estructurales de carácter social, económico, político y cultural.

El desarrollo de las sociedades clasistas desde la antigüedad, el cual, impuso el patriarcado y, con él, la apropiación y monopolización del poder político, económico y social para los hombres, lo cual relegó a las mujeres a condiciones de inferioridad; ampliando las formas de discriminación y explotación, ya no solo contra todos los gobernados (otros hombres, niños, adolescentes, los esclavos y los considerados diferentes étnica o culturalmente), sino también de manera más degradante contra un poco más de la mitad de la población: las mujeres. No es casual que la declaración de independencia de los Estados Unidos, de 1776, y la revolución francesa, hubiese proclamado la “Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano” en 1789, y que ambas ignoraran los derechos femeninos y solo hiciesen referencia a los “ciudadanos y a los hombres”.

Y no es para menos que en la historia de la lucha por la liberación de los pueblos en todas sus épocas cuenten con numerosos aportes de destacadas mujeres, quienes a su vez tenían la doble tarea de reivindicar la igualdad de derechos y oportunidades del género femenino con mayor ferocidad para no ser silenciadas. Durante la revolución francesa sobresalió, en el movimiento por los derechos humanos, Olympia de Gauges, Una mujer francesa fue decapitada en 1793 por haber promovido dos años antes, en medio de la revolución francesa, la “Declaración de Derechos de la Mujer y de la Ciudadana” esta lucha por los derechos humanos de la mujer puso de presente que con el poder de la naciente burguesía se reproducían formas de dominación propias del anciano régimen feudal derrotado.

En Colombia las luchas de las mujeres indígenas, trabajadoras y campesinas también ha tenido una larga trayectoria, las reivindicaciones más claras han sido el derecho a la tierra, al empleo en condiciones dignas, a un salario justo, el respeto a la vida, y además el derecho a la igualdad ante sus compañeros, jefes y demás miembros de su comunidad; contra la violencia y el acoso laboral y sexual, y la no discriminación racial, además de la justa lucha por los derechos políticos como el voto y la libertad patrimonial.

Grandes mujeres como: Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Manuela Beltrán y cientos más, recorrieron los caminos de Colombia levantando las banderas contra la opresión y la independencia del coloniaje español, mujeres como Betsabé Espinosa, en el municipio de Bello Antioquia, que organizó en 1920 una huelga con 300 mujeres; donde lograron un incremento salarial del 40%, trabajar con zapatos y el despido de los capataces que agredieron sexualmente a varias trabajadoras. María Cano, presente en la memoria de las luchas obreras y campesinas a principios del siglo XX; agitó y organizó colectivos de resistencia y solidaridad con las huelgas de los trabajadores Bananeros y Petroleros.

Actualmente en Colombia, más de 5 millones de mujeres son cabezas de hogar, pero solo el 60% de estas mujeres cuenta con una ocupación formal. Mayoritariamente son las mujeres quienes se encuentran trabajando en condiciones de informalidad; además están sujetas al rol de la reproducción y las labores del cuidado en el hogar el cual hoy en día no se reconoce como trabajo.

En el sector industrial propiamente en la petrolera se ha avanzado en el aumento de la vinculación de mujeres en las distintas fases de la operación, Sin embargo, estas vinculaciones en su gran mayoría son a través de la tercerización laboral, una suerte de trabajo esclavo que lleva a que sean contratadas sin estabilidad laboral, con salario precario, maltrato y sin garantías para acceder a la salud, educación y pensión.

La preocupación por el acceso a un empleo formal, con estabilidad laboral y una remuneración justa es una constante y, en el marco de la conmemoración del 8 de marzo, constituye una bandera de lucha por la igualdad; el cese de la violencia y la discriminación de la mujer una deuda histórica que como sociedad no podemos postergar más.

Los comunistas invitamos a las compañeras trabajadoras de la industria petrolera a sindicalizarse, a capacitarse para jugar un rol protagónico de la mano con la USO; La lucha de las mujeres contra la precariedad laboral y por la igualdad de salarios tendrá mayor éxito si se adelanta junto con los trabajadores contra la opresión sistemática del capitalismo y el patriarcado

El país vive un nuevo momento, con un gobierno democrático elegido popularmente ahondando esfuerzos de cambio, para poner fin extensa historia de violencia, corrupción y pobreza que vivido el país y dar así un país del tamaño de nuestros sueños. Con la unidad, organización y movilización eso será posible.

Bogotá, marzo 8 de 2023

Compañera comunícate con nosotros a: taladro.rojopcc@gmail.com

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