Durante la instalación del Congreso Nacional para la siguiente legislatura, el mandatario propuso un acuerdo nacional para sacar adelante las iniciativas que necesita el país nacional con suma urgencia. Son acuerdos que se han dado y han tenido sus resultados, señaló el presidente Gustavo Petro, durante su amplia exposición, constantemente ovacionada por los asistentes.

Por Agamenón

Tiene relación esta propuesta con el concepto de paz total que expuso allí el estadista del Pacto Histórico: “La paz – dijo – es un acuerdo nacional de toda la sociedad”. La iniciativa abre la perspectiva de aclimatar la convivencia ciudadana, combatir la pobreza y convertir a Colombia en potencia mundial de la vida y de la esperanza.

Es una propuesta para debatir al interior de las comunidades, darle forma y fuerza para que se haga realidad. No es una manguala forjada en las alturas del poder, simple y llanamente para repartirse la burocracia y que el país siga asistiendo a la tragedia que ha venido padeciendo en el modelo neoliberal. De eso no se trata, advirtió el presidente.

Dijo que la confrontación con la insurgencia se acerca a su ocaso, pero no se puede cantar victoria, por cuanto nuevas violencias aparecerán en el siglo XXI, como la violencia por la codicia, por los mercados ilícitos de los estupefacientes y el afán de concentrar cada día más dinero en pocas manos, característica fundamental del capitalismo.

El recuento de su gestión en el primer año de mandato, fue ampliamente aplaudido, lo mismo el carácter para escuchar directamente a la mal llamada “oposición”, quien, sin argumento sólido, no tuvo otra alternativa que acudir a la mentira, el falso testimonio y la descontextualización de cifras. Qué papel mediocre la intervención agresiva y carente de veracidad de María Fernanda Cabal, por ejemplo. Petro, se merece una oposición distinta, no con tanta mediocridad toda junta.

Y, mientras se instalaba las sesiones del congreso, en muchas ciudades y regiones del país, el pueblo se movilizaba con alegría y combatividad, apoyando la gestión del gobierno nacional y exigiendo sindéresis a la mal llamada oposición. En el Tolima no hubo movilización, ni siquiera convocatoria o llamado, lo que refleja el perverso dominio de la sucia derecha y extrema derecha en este departamento. Fue más una fecha para discusiones intestinas que para construir alternativas para sacar al Tolima del estado de postración en el cual se encuentra.

Esta legislatura no será fácil, por cuanto la oposición está al comando de las mesas directivas, algunas disfrazadas de falsas palomas inclusive. Sin embargo, la pelea es peleando. El pueblo está en el deber de hacer más presencia en la calle, exigiendo sus derechos, no quedarse en la casa cómodamente sentado esperando que las reformas se den por obra y gracia del espíritu santo.

De otra parte, resulta de vital importancia participar activamente del debate electoral apoyando candidatos del Pacto Histórico, candidaturas unitarias, desechando aventurerismos que lo único que hacen, es abrirles las alamedas para que sigan gobernando los mismos y con las mismas costumbres mafiosas. El Pacto Histórico no puede ser orientado por una sola persona que posa de sabelotodo, el Pacto Histórico y más allá de él, es una confluencia de fuerzas y pensamientos que se deben cristalizar en consensos amplios y democráticos. Allí, no se debe competir, se debe compartir con grandeza y voluntad política. Que no se repita la historia en el Tolima y en Ibagué, que no seamos los menos en la gran victoria nacional que se avizora.

El presidente Petro, se lució una vez más en el parlamento nacional durante su instalación. La verdad y los cambios se abren camino, ¡Adelante presidente!

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