No hay clase social más criminal que la oligarquía colombiana, es capaz de todo, sin sonrojarse y fruncir un solo músculo de su rostro. Pero, llegar a pagar para que se abucheara a una niña de quince años, por el simple hecho de ser hija del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, antier en el estadio metropolitano de Barranquilla, supera todo tipo de crueldad y cobardía. Antonella, se vio precisada a abandonar el estadio, privándosele el derecho de ver el partido de fútbol: Colombia vs. Brasil. No hay razón que justifique semejante infamia.


Por Nelson Lombana Silva

Si es capaz la oligarquía mafiosa y marrullera, gastar dinero, para hacer una bajeza de esta naturaleza con una inocente niña, ¿qué más no se puede esperar de esta clase tan repugnante y agresiva que no duda de posar de “culta y civilizada”?

Estamos ante una oligarquía no solamente criminal, sino salvaje e inhumana, carente de sensibilidad y humanismo, que es capaz de ensañarse contra una niña, simplemente porque es la hija del mejor presidente que ha tenido Colombia en algo más de doscientos años.

No tiene ideas, no tiene argumentos, solo acude a la implementación de la fuerza bruta de la sinrazón de hechos de este talante.

Es una verdadera escoria que solo respira odio, muerte, destrucción y violencia, el uribismo en pasta, el centro democrático, el clan Char y compañía de la hermosa costa Atlántica. ¡Qué bajeza!

La burguesía se fundamenta en los antivalores. Así es que a punta de mentiras dice que las Reformas que ha puesto el gobierno a consideración del parlamento atenta contra el pueblo. Que la reforma a la salud – por ejemplo – es un peligro para el pueblo colombiano. ¿Hacer que la salud en Colombia deje de ser un negocio y se convierta en un derecho de la masa amorfa es un peligro? Tiene que ser uno demasiado analfabeta político para creer semejante embuste. Semejante embuste lo desarrolla criminalmente los medios masivos de incomunicación, como Caracol, RCN, El Tiempo, El Espectador, la revista Semana, etc.

Todo ese cúmulo de mentiras e infamias lo viene haciendo la oligarquía huérfana de la presidencia de la república y mucho pueblo desinformado y alienado, repite maquinalmente el tétrico discurso. Pero, llegar a intimidar y colocar en ridículo a una niña por el simple hecho de ser la hija del presidente, si es el colmo del colmo.

Una actitud de esta naturaleza hay que rechazar. Los niños merecen especial atención, respeto y admiración. No se puede cohonestar con comportamientos tan bajos como éste. No son los costeños, es una partecita ínfima, comprada y domada por esta escoria burguesía para actuar de esta manera tan grotesca y salvaje. ¡Sí, los niños merecen respeto y admiración!

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