Marsela Santos, candidata por el Partido Comunista Colombiano para la JAL de Santa Fe, habló con VOZ sobre el derecho a decidir, la habitabilidad en la calle, la prostitución y cómo desde su candidatura empodera a todas las personas para cambiar el statu quo

Redacción política

Marsela Santos Amaya fue una niña que asumió un embarazo no deseado en medio de un contexto con diferentes problemas sociales. Sin embargo, hace 25 años empezó a encontrar personas que pasaron por la misma situación y comenzó a entender a Amparo Amaya, su madre, como una mujer que fue un alma de la calle, una niña desprotegida estatalmente y que no conoció a su papá ni a su mamá.

Por tal razón, se convirtió en lideresa social en defensa de los derechos de las mujeres para que tengan la seguridad y el proceso de elegir libremente sobre su reproducción.

Hace unos años entró al Partido Comunista Colombiano por medio de mujeres que la apoyaron y la guiaron en la lucha contra la desigualdad social. VOZ habló con ella sobre el derecho a decidir, la habitabilidad en la calle, la prostitución y cómo desde su candidatura empodera a todas las personas para cambiar el statu quo.

El desprecio social

¿Cómo fue su entorno familiar?

-Yo soy la segunda hija, no nací en la calle como mi mamá y mi hermana, ellas sufrieron mucho más que yo, porque cuando uno es pobre, siente el desprecio de las personas; y es doble moral, porque las personas se llenan la boca diciendo que quieren ayudar a los pobres, pero es falso, porque nunca serán capaces de adoptar un hijo de un habitante de calle.

Amparo Amaya, mi madre, le pasó lo mismo. Sé que no fui un embarazo deseado porque yo era su debilidad, siempre fui una niña cansona, fastidiosa y sin principios, sin embargo, comienzo a ver que debo empoderarme de los procesos para poder defender mis derechos, pero en ese momento no sabía que eran derechos, sino que lo hacía desde la falencia de mi vida.

¿Cómo es la maternidad desde su perspectiva?

-Hace unos 25 años atrás tuve un hijo de un embarazo no deseado, pero David, mi hijo, fue aceptado, y comienzo a encontrar similitudes con los espacios donde vivía, los barrios vulnerables de la capital, que son lugares hermosos pero que la pobreza apaga la cultura y lo bonito del lugar.

Donde hay diferentes problemas de venta y consumo de drogas, de marginalidad, prostitución, en conclusión, un descuido estatal.

Las garantías para las personas

El descuido estatal, ¿cómo explicarlo?

-El pobre no es pobre porque quiere, nadie nace queriendo tener ninguna garantía educativa, laboral o de salud. Los anteriores gobiernos nunca se interesaron en ayudar verdaderamente a las personas en estados vulnerables socialmente. Así que tuvimos que hacerlo nosotros, desde la falta de garantías, nos empezamos a empoderar de todos los procesos sociales que tienen que ver con nosotros.

¿Cómo comienza a ser lideresa social?

-Es exactamente en ese momento que empiezo a ser una líder barrial, me vuelvo voluntaria en la fundación Oriéntame, porque me identificaba con el tema del embarazo no deseado y no quería que alguna otra mujer pasara por eso.

Y ahí empecé a tener relaciones con otras mujeres. Oriéntame me capacita, me regala pruebas de embarazo y me pone un consultorio de planificación familiar. Así es como me vuelvo una promotora y defensora de los derechos sexuales y reproductivos.

Cuando escuchaba sobre las historias de las mujeres que estaban embarazadas y no querían estarlo, las abrazaba, porque sabía lo difícil que es decidir en una sociedad doble moral, la eclesiástica y la social, donde quieren ayudar a la mujer a vivir y desarrollarse en la comunidad de la que es parte, pero juzgan cuando ella es la que decide que hace con sus derechos sexuales.

¿Cómo sigue el liderazgo social?

-Empiezo a hablar y a defender los derechos de más personas, como los habitantes de calle, los prisioneros políticos, las personas que tienen que ejercer la prostitución, porque no han tenido garantías en sus derechos.

¿Qué opina de las reformas sociales que impulsa el Gobierno nacional?

-Ningún gobierno se había interesado en el pueblo, hasta el actual del compañero Gustavo Petro y Francia Márquez, que han empezado a impulsar las reformas a la salud, el trabajo y demás en pro del pueblo. Estoy completamente de acuerdo, porque no podemos seguir con la desigualdad.

El pueblo no está pidiendo misericordia, está pidiendo igualdad social, porque nos han vulnerado siempre nuestros derechos y nunca nos han querido garantizar lo consignado en la Constitución Política. Eso es lo que yo entiendo en este momento sin ser abogada o ingeniera, sino desde la calle.

Santa Fe

Cuéntenos sobre la localidad en la que usted es candidata…

-Yo llego a Santa Fe desde el liderazgo social de los derechos reproductivos, pero me topo con problemas de drogas, de prostitución y de indiferencia social. Escucho y me doy cuenta de todo el problema de la prostitución. Muchas mujeres que practican esta labor quieren que se legalice, así que el Gobierno se debe sentar con ellas y mirar cómo se resuelve. Asimismo, para las mujeres que se sienten vulneradas se deben abrir espacios para la articulación y la solución a estos problemas.

¿Qué se debe hacer con la prostitución en la localidad?

-Escuchar todas las partes y saber qué es lo que quieren las mujeres. Hay algunas que sienten que es un trabajo y con ellas hay que sentarte y mirar cómo se garantizan desde su labor sus garantías de derechos laborales; mientras que las mujeres que no quieren, el Estado debe buscar y garantizar que ellas salgan de las calles.

¿Cómo ha sido el proceso de la candidatura?

-Es un momento que paulatinamente se ha hecho muy grande, ya que trabajo con diversas poblaciones vulnerables. Por ejemplo, tenemos un proceso de planificación con 500 mujeres en habitabilidad de calle y con problemática de consumo de bazuco.

Y eso se hace porque empecé en la política cuando ya estaba grande, tenía 43 años. Hace algunos años fui a un taller de unas mujeres que hablaban de política, ahí me encuentro con Adriana Vanegas y Magnolia, unas verdaderas lideresas y me enamoré de la política, porque sentí que allí estaban los derechos que yo había buscado por tanto tiempo, que había una red de apoyo.

¿Qué problemas se enfrentan desde la candidatura?

-La desigualdad social agudiza diferentes problemas que ya he mencionado, porque aparentemente todos quieren ayudar a los vulnerados, pero nadie hace nada, la habitabilidad en la calle, las drogas, las faltas de oportunidades para los niños que crecen en ese contexto, pero seguiremos luchando hasta que se garanticen todos los derechos al pueblo bogotano.

Y para esto debemos producir el interés de estas personas para que estén en los procesos sociales, porque yo no puedo sola, quiero que todos estén presentes, desde el habitante de calle hasta el político.
Marsela Santos. Foto Fabián Sora
Con información del Semanario Voz

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