Fortalecer el folclor nacional, es fortalecer la identidad y la soberanía nacional. Todo esfuerzo en esa dirección resulta fundamental en la dinámica de hacer de Colombia un país autónomo y orgulloso de sus propios rasgos.

Por Nelson Lombana Silva

Bien o mal, la Corporación Folclórica del Tolima, entidad cultural sin ánimo de lucro, tiene por finalidad investigar, rescatar y fomentar las expresiones autóctonas. Fue fundada en 1984, por personalidades, entre otras: Blanca Álvarez de Parra, Darío Garzón, Pedro J. Ramos. La iniciativa se cristaliza al calor de largas y discutidas tertulias alrededor del folclor y su importancia en la identidad de nuestra nacionalidad.

Durante cuarenta años, la labor si bien no ha sido la ideal, según opinión de artistas y personas versadas en la materia, sí ha sido importante. En 1996, la Corporación publicó un documento sobre uno de los aires más folclóricos del Tolima y del Huila: El Sanjuanero. Dicho folleto titula: “El Sanjuanero Tolimense, estudio compilativo de la más representativa expresión folclórica”, de la Corporación Folclórica del Tolima, siendo presidenta de ésta, Ruth Salas de Rico.

El sanjuanero tolimense

Al llegar el invasor y depredador español al territorio, la danza en el Tolima y, prácticamente, en toda la región Andina, sufre una brusca transformación, dicen los connotados folclórogos, Guillermo Abadía y Octavio Marulanda. Bien es sabido que el departamento de Tolima fue invadido a sangre y fuego, produciéndose en grado sumo la aculturación y la imposición en consecuencia de la cultura imperial del régimen español, europeo.

La historia señala que la resistencia heroica del aborigen Pijao originó que esta cultura extranjera e impuesta a la fuerza bruta, fuera la última en imponerse, conservando de alguna manera las manifestaciones dancísticas del Tolima Grande, o sea, Tolima y Huila. El desalmado español no pudo borrar totalmente los rasgos culturales del aborigen mal llamado indio en este departamento.

Relata Misael Devia que el Sanjuanero “era el bambuco antiguo de la fiesta campesina, pero con antecedentes de la danza indígena del Tolima y el Huila y tan antiguo como las mismas festividades del San Juan de donde derivó su nombre”.

Conserva la fisonomía coreográfica del Raja Leña y del Bambuco Antiguo conjugando así los pasos básicos de la danza mestiza del Tolima. Danza catalogada de amorosa, es la conquista que hace la pareja conservando sus raíces indígenas en su paso, el contenido y la pulcritud de su ejecución. Él apoya el pie al bailar y ella no le permite mostrar más arriba del tobillo.

El Sanjuanero fue un baile en todo el Tolima Grande, aunque ha tenido gran acogida en el ámbito nacional por su elegancia, vistosidad y alegría. El lenguaje folclórico llega a todos los rincones del país, especialmente con la obra de Cantalicio Rojas, el Contrabandista que en los festivales folclóricos resulta básico para clasificar.

Existen particularidades entre el Sanjuanero huilense y el tolimense. El huilense es un baile influenciado por el joropo llanero. Es una danza estilizada. El Sanjuanero tolimense, es más propio, más alegre, más original.

Coreografía Sanjuanero Tolimense

En 1955, un grupo folclórico liderado por Inés Rojas Luna, educadora y, a su vez, directora de las danzas de Armero (Tolima) en asocio con Misael Devia, se dedica a investigar, especialmente en los pueblos del sur del Tolima: Natagaima, Coyaima, Purificación, Chaparral, Guamo, Espinal, entre otros, acerca del ritmo y la coreografía del Sanjuanero, especialmente lo concerniente a la danza con el fin de crear una auténtica coreografía de este baile derivado del bambuco, práctica que identifica las costumbres campesinas e indígenas en esta parte del departamento.

Busca el grupo hallar las raíces y con base en eso ir montando la coreografía que conocemos en la actualidad, y que de alguna manera recoge en su ritmo plastia el bambuco antiguo muy bailado en el norte y el Raja Leña bailado con gran propiedad en el centro y sur del Tolima.

En 1959, en la primera edición del festival folclórico colombiano, Inés Rojas, por primera vez muestra dicho ritmo con su grupo de danzas de Armero con éxito total. En 1971, se lleva esta coreografía a Medellín al concurso: “Polímeros colombianos”, recibiendo la aprobación de los máximos folclorólogos colombianos, que formaban el jurado de esta festividad, siendo ellos: Guillermo Abadía Morales, coautor de varias obras del folclor colombiano; Jacinto Jaramillo, director de varias danzas colombianas y máximo cultor del folclor colombiano; Octavio Morales, autor de varias obras del folclor colombiano y amante de la música terrígena, que fue el ganador del primer del primer galardón en Polímeros. El grupo de danza de Armero se dedicó a difundir esta coreografía con mucho éxito por todo el país y fuera de éste.

En los archivos de Colcultura y del Patronato Colombiano de Artes y Ciencias, se encuentra registrada esta coreografía y el Tolima la reconoce como su expresión folclórica más significativa.

Finalmente, el Sanjuanero se caracteriza por la conquista que hace el hombre a la mujer. Es el lenguaje que se interpreta en su desarrollo coreográfico cuando al realizar una figura, se muestra algo relacionado con el idilio que antecede a la conquista; era una de las formas que nuestro campesino tenía para formalizar su noviazgo que posteriormente podía convertirse en matrimonio.

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