Mohandas Karamchand Gandhi quien nació en Nueva Delhi, India, el 2 de octubre de 1869 fue figura central del movimiento que logró la Primera Independencia de la India, del imperialismo británico.

Por: Oscar Hernando Avellaneda

Guió a su Pueblo con diversos métodos de lucha como las huelgas y el “activismo no violento”, también conocido como “resistencia pacífica”, dejando un legado que sigue siendo fuente de inspiración para movimientos pacifistas que luchan por el respeto a los Derechos Humanos y el cambio social.

A los trece años, siguiendo la costumbre hindú, lo casaron con una niña un año mayor que él, de quien estaba prometido desde los seis años.

Estudió Derecho en la Universidad de Londres donde vivió entre 1888 y 1891. Las ideas del novelista Ruso León Tolstói, sobre la «no violencia activa» ―expresadas en libros como El Reino de Dios está en vosotros― tuvieron en él un profundo impacto.

En 1893 viajó a Sudáfrica, entonces colonia británica, y cuando estaba a punto de regresar a la India se enteró de la existencia de un proyecto de ley para retirar el derecho de sufragio a los hindúes. Decidió entonces aplazar su partida por un mes para organizar la resistencia de sus compatriotas (unos 150.000), y el mes se convirtió en veintidós años.

Durante esa larga etapa de su vida, su mayor preocupación fue la liberación de la comunidad india, y con ella fue dando forma a las armas de lucha que más tarde utilizaría en su país.

A partir de 1904 la actividad de Gandhi sufrió un cambio notable: después de leer la crítica del capitalismo contenida en “Unto The Last”, de John Ruskin, quien abogaba por el “socialismo cristiano”, modificó su estilo de vida y pasó a llevar una sencilla existencia comunitaria en las afueras de Johannesburgo donde fundó una comuna llamada Tolstói.

Allí bosquejó la teoría del activismo no violento, que puso en marcha por primera vez para oponerse a la “ley de registro” que obligaba a todos los indios a inscribirse en un registro especial con sus huellas dactilares. Pidió a sus compatriotas que no se inscribieran, que comerciaran en las calles sin licencia y, más tarde, que quemaran sus tarjetas de registro frente a la mezquita de Johannesburgo. Al igual que muchos de sus seguidores, fue a parar a la cárcel varias veces, pero el movimiento de resistencia civil obtuvo varios éxitos parciales.

En 1913 la protesta contra un impuesto considerado injusto se tradujo en una marcha a través del Transvaal, hasta Natal (Sudáfrica). Al año siguiente los británicos dieron marcha atrás con dicho impuesto y autorizaron a los asiáticos a residir en Natal como trabajadores libres. La victoria parecía total, y Gandhi, que había abandonado las vestimentas europeas en señal de protesta, partió definitivamente de Sudáfrica. Sin embargo, a largo plazo todos los logros de la comunidad india se perdieron y los imperialistas endurecieron aún más su política racista.

Llegó a la India en 1915 y en la ciudad de Ahmedabad fundó una comunidad en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Sus miembros se dedicaban únicamente a dos trabajos materiales: la agricultura, para obtener el sustento, y el tejido a mano, para procurarse el abrigo. La explotación de los campesinos indios por los industriales británicos había originado una extrema pobreza y Gandhi propuso como solución potenciar el renacimiento de las industrias artesanales, por ello comenzó a usar una rueca como símbolo de la vuelta a la sencilla vida que predicaba.

Aquí dio comienzo a una lucha que habría de sostener durante toda su vida: la batalla contra las lacras del hinduismo y a favor de los “intocables”. El primer paso fue admitirlos como miembros de la comunidad.

Su entrada en la política india se produjo en febrero de 1919, cuando se aprobó la Ley Rowlatt, que establecía la censura y señalaba duras penas para cualquier sospechoso de terrorismo o sedición, lo que le abrió los ojos acerca de las verdaderas intenciones de los imperialistas británicos. Pasó entonces a encabezar la oposición a la ley. Organizó una campaña de propaganda a nivel nacional mediante la no violencia, que comenzó con una huelga general. Esta pronto se extendió a todo el país y las protestas se sucedieron en las principales ciudades, donde se registraron algunos focos de violencia pese a la insistencia del líder en el carácter pacífico de las manifestaciones.

Cuando acudió a Delhi a apaciguar la población fue detenido. Días después, el 13 de abril, el brigadier general Dyer ordenaba disparar sobre una multitud de hombres, mujeres y niños desarmados, reunidos en el Jallianwala Bagh de la ciudad de Amritsar. La dominación británica había mostrado su verdadero rostro sanguinario y brutal: casi cuatrocientas personas fueron asesinadas y otras miles heridas, pero los colonialistas se vieron obligados a reconsiderar sus tácticas y la Ley Rowlatt jamás entró en vigor.

En los años siguientes a la masacre de Amritsar se convirtió en un líder nacionalista indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional Indio ―partido fundado por Alan Octavius Hume en 1885―, que él supo convertir en un instrumento efectivo en pro de la independencia. De una agrupación de las clases medias urbanas, pasó a ser una organización de masas enraizada en los pueblos y el campesinado. Se pusieron en marcha las grandes campañas de desobediencia civil, que iban desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a los imperialistas.

Miles de indios llenaron las cárceles y el mismo Gandhi fue detenido en marzo de 1922. Diez días más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que se declaró culpable y consideró la sentencia a seis años de prisión como un honor, con lo que la sesión terminó con una reverencia mutua entre juez y acusado.

Cuando salió de la cárcel -una apendicitis hizo que las autoridades coloniales lo liberaran en 1924-, encontró que el panorama político se había modificado en su ausencia: el Partido del Congreso se había dividido en dos facciones y la unidad entre hindúes y musulmanes, conseguida con el movimiento de desobediencia civil, había desaparecido. Decidió entonces retirarse para vivir en absoluta pobreza y buscando el silencio como fuerza regenerativa.

Su retiro finalizó en 1927, cuando el imperio británico nombró una comisión encargada de la reforma de la Constitución, en la que no participaba ningún nativo. A la cabeza de la lucha política consiguió que todos los partidos del país hicieran el boicot a dicha comisión.

Poco después, la huelga de Bardoli, en apoyo a la negativa a pagar impuestos, terminaba en un éxito total.

La victoria del movimiento animó al Congreso a declarar la independencia de la India, el 26 de enero de 1930, y se encargó a Gandhi la dirección de la campaña de no violencia para llevar a la práctica la resolución. Entonces eligió como objetivo el monopolio de la sal, que afectaba particularmente a los pobres, y partió de Sabartami el 12 de marzo de 1930 con 79 voluntarios con rumbo a Dandi, población costera distante a 385 kilómetros.

El pequeño movimiento se extendió hasta alcanzar toda la India: los campesinos sembraban de ramas verdes los caminos por donde pasaría ese hombre pequeño y semidesnudo, con un bastón de bambú, camino del mar y al frente de un enorme ejército pacífico.

El día del aniversario de la masacre de Amritsar llegó a orillas del mar y cogió un puñado de sal. Desde ese momento la desobediencia civil fue imparable: diputados y funcionarios locales dimitieron, los prohombres locales abandonaron sus puestos, los soldados del ejército indio se negaron a disparar sobre los manifestantes mientras los seguidores de Gandhi invadieron pacíficamente las fábricas de sal.

La campaña terminó con un pacto entre Gandhi y el virrey británico, en virtud del cual se legalizaba la producción de sal y se liberaban los cerca de 100.000 presos detenidos durante las movilizaciones., y fue enviado a Londres para participar en la conferencia que discutía los pasos a seguir para establecer un gobierno constitucional en la India.

Varias veces en su vida recurrió a la huelga de hambre como medio de presión, como forma de lucha para detener la violencia o llamar la atención de las masas. La falta de humanidad del sistema de castas, que condenaba a los parias a la absoluta indigencia y ostracismo, hizo que convirtiera la abolición de la intocabilidad en una meta fundamental de sus esfuerzos. Y desde la prisión de Yervada, donde había sido confinado nuevamente, realizó un «ayuno hasta la muerte» en contra de la celebración de elecciones separadas de hindúes y parias.

Ello obligó a todos los líderes políticos a acudir junto a su lecho de prisionero para firmar un pacto con el consentimiento británico. Distanciado del Congreso ante la decepción que le provocaban las maniobras de los politiqueros, se dedicó a visitar pueblos lejanos, insistiendo en la educación popular, la prohibición del alcohol y la liberación espiritual.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial por el reparto del dominio imperialista en 1939 declaró que la India no podría ser partidaria de una guerra que, aparentemente, era una lucha para la libertad democrática, mientras que esa misma libertad le era negada al Pueblo de la India.

Mientras avanzaba la guerra intensificó su reclamación de independencia, bosquejando un llamamiento para que los Británicos abandonaran India. Tras la toma de Rangún (Birmania) por los japoneses, exigió la completa independencia, para que el país pudiera escoger libremente sus decisiones. Al día siguiente, el 9 de agosto de 1942, era arrestado junto a otros miembros del Congreso, lo que produjo una sublevación en masa, seguida por una serie de revueltas violentas en todo el territorio indio.

Los británicos detuvieron a Gandhi durante dos años en el Palacio de Aga Khan, en Pune. Lo liberaron antes de finalizar la guerra, el 6 de mayo de 1944, debido a su débil estado de salud para evitar que muriera en prisión.

Su figura está asociada a la resistencia pacífica y la no violencia porque demostró que el pacifismo es un instrumento viable para alcanzar objetivos políticos y que la independencia de la India fue posible sin un enfrentamiento armado.

Abogó por la Paz y la resistencia pacífica en un siglo convulsionado por dos guerras mundiales imperialistas. Es particularmente célebre el filme “Gandhi” (1982), de Richard Attenborough, en el que Ben Kingsley interpretó a Gandhi.

Como defensor de la igualdad y la justicia luchó con gran ímpetu tanto para lograr la independencia de la India como para acabar con las desigualdades de clase que padecía la sociedad de su país. En una sociedad tan estratificada como la india, se puso del lado de los intocables -casta privada de todo derecho- y predicó la admisión de todos los individuos como miembros de la sociedad.

Durante su vida conoció éxitos y fracasos. Vio cómo su estrategia de la no violencia posibilitó la independencia de su nación. Sin embargo, pudo constatar que su país estaba radicalmente dividido entre hindúes y musulmanes, y fue testigo de la separación de Pakistán de la India.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial (1945) desempeñó un rol fundamental en las negociaciones que llevaron a la salida del imperialismo británico, sin embargo, su postura opuesta a la partición del subcontinente nada pudo contra la determinación del líder de la Liga Musulmana, Jinnah, defensor de la separación de Pakistán y en 1946 vio con horror cómo luego del nombramiento de Nehru como primer jefe de gobierno de la India, se iniciaron violentos disturbios motivados por las contradicciones entre hindúes y musulmanes, que llevaron, entre 1946 y 1947, al asesinato de más de 5.000 personas.

Los hindúes atentaron contra su vida en Calcuta y los musulmanes hicieron lo propio en Noakhali. Finalmente el plan de división de la India fue aprobado por el Congreso como una forma de evitar una guerra civil hindú-musulmana a mayor escala.

La noche del 30 de enero de 1948, cuando se dirigía a una reunión para orar, fue asesinado en Birla Bhavan (Nueva Delhi), a los 78 años de edad por Nathuram Godse, un fanático relacionado con grupos ultraderechistas de la India.

Pin It on Pinterest