“Permítame hablar en mi lengua árabe,
Antes que también ocupen mi lenguaje”.
Rafeef Ziadah

Por Luz Marina López Espinosa

Cuanta razón tenía el poeta español Gabriel Celaya cuando afirmaba que “la poesía es un arma cargada de futuro”. Demostración de la verdad de esta sentencia, la poesía de las mujeres palestinas. Que padeciendo la más inhumana de las opresiones y viendo por miles a sus niñas y niños, sus madres, sus jóvenes, sus compañeros, todos los días caer asesinados por la furia sionista, cantan al futuro. Porque éste es el de su triunfo. Y con esta promesa y bandera los combatientes insuflan el corazón en un combate cuya asimetría conmueve al mundo. En los versos de las poetas palestinas está la tortura y sufrimiento que padece su pueblo. Sus gritos y llantos. Que se convierten en clamores de libertad y resistencia.

La ocupación, el apartheid, los check point, el exilio, el retorno, son sus temas recurrentes. La ilusión del regreso a la patria se mantiene viva en el exilio. Expresan La opresión, el muro que las rodea y la represión que viven desde antes de nacer.

Poetas como Fadwa TuqanSulafa Hiyyawi , Hanna Al -Ashawi , Laylá Allus, Rafeef Ziadah, han cantado en sus versos al dolor, la muerte, pero también a la alegría de vivir, resistir y la certeza de lograr una victoria final.

Hoy rescatamos de los escombros de los bombardeos sobre el poblado de Khan Yunis, al suroeste de Gaza, los últimos versos que escribió iluminada por los destellos de los misiles, la poeta Heba Abu Nada. Novelista, profesora y activista feminista, seis años atrás había ocupado el II lugar en el premio Sharjah a la creatividad árabe con su u novela “El oxígeno no es para los muertos”. Fue en la madrugada del 20 de octubre pasado cuando cayó asesinada por el ente sionista en el Genocidio en curso. Este último poema reivindica el carácter profético y heroico de este pueblo que obliga al mundo alelado a preguntarse qué crimen cometió. Y proclama la esperanza que anuncian las poetas.

La noche en la ciudad es oscura, excepto por el brillo de los misiles;
Silenciosa, excepto por el sonido de los bombardeos;
Aterradora, excepto por la promesa tranquilizadora de la oración;
Negra, excepto por la luz de los mártires

Horas antes apenas, la mártir escribía su testamento:
“Si morimos, sepan que estamos contentos y firmes y transmitan en nuestro nombre al mundo, que somos personas justas, de vida, del lado de la verdad…”. Sí. Personas. No animales como reclama la bestia sionista con la ilusión de que su crimen no pueda ser declarado de Lesa Humanidad.

Hace pocos días precisamente, en el marco del Festival de Literatura de Bogotá 2023, que en esta edición fue dedicado a la poesía palestina, se realizó un bello acto consistente en honrar a las y los poetas colombianos y palestinos asesinados. Salía alguien del público y leía un esbozo biográfico del poeta y un texto representativo suyo. La sorpresa de las y los asistentes en un Festival donde se supondría refulgiría la vida y no la muerte, fue que se mencionaron alrededor de 50 poetas asesinados. Allí entre otras, se recordó a la poeta comunista Luz Ángela Velázquez “Violeta Ramos”, ejecutada en Rionegro, Antioquia en el 2007 junto a su hijo después de participar en jornadas de protesta por las tarifas de los servicios públicos. Y que no decir de la avalancha de escritores palestinos igualmente sacrificados. Y magia de la poesía, los versos que allí se leyeron de Luz Ángela y escritos en otro contexto, se corresponden fielmente con las imágenes que, en este último mes de dolores, desde la martirizada Palestina, abrumadas hemos visto:

Se vieron de repente flotar
Brazos, manos, piernas, pies
De troncos que quedaron enterrados
En la tierra de un lugar cualquiera.
Foto: Radio Sonora

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